El corazón de Tony latió con fuerza mientras esperaba a orillas del lago a que trajeran esa barca. Lo sabía, que encontrarían allí, sin embargo, una parte suya se negaba aceptarlo. El muchacho había dado tantas señales y él no había podido entreverlas. Se suponía que era un jodido genio, pero aquello no hacía más que evidenciar que no era más que un estúpido. Todo hubiese estado mejor, si hubiese prestado atención.
La barca llegó a la orilla, remolcada por una de las motos acuáticas de los policías. Trataron de alejarlo de allí, para que no viese la escena, pero no lo permitió. Todo aquello era un caos, gracias a los demás internos que se acercaban curiosos, no obstante, para él había silencio, un silencio frio y aterrador.
Los rubios cabellos se asomaban por el borde de madera de aquella barca y tocaban suavemente la superficie del agua. No se necesitaba más confirmación, Grigori se había rendido. La lucha en contra de todos sus vicios y en contra del dolor que lo había sacudido en su vida, ya no había tenido valor para él. Demasiada soledad para un niño de 17 años rodeado de tanta gente que no daba una mierda por él.
Había tenido que encontrar una salida.
Al igual que él, Tony muchas veces lo había pensado, sin embargo, nunca había encontrado el valor. Siempre había sido un muchacho solitario rodeándose de extraños, buscando el amor, comportándose desdeñoso al no conseguirlo. Hundiéndose en la miseria que generaba en él la consciencia de que nunca nadie iba quererlo... Sus padres no lo habían hecho, siempre tratando de cubrir las carencias con dinero, creyendo que porque tenía las mejores cosas no echaría en falta lo demás...
¿Por qué alguien más habría de amarlo? Si lo tenía todo, fama, fortuna, carisma... ¿Por qué alguien se voltearía a verlo? ¿Para ver qué? Si bajo toda esa parafernalia no era más que un cascaron vacío.
Alzando los ojos, se encontró con la espalda de Steve y, al verle, se sintió un poco mejor.
-.-
Debió imaginarse, que nada de eso funcionaría. Que decirle a Steve que lo amaba, solo empeoraría las cosas, pero no podía seguir callándose, no después de lo sucedido.
Ver a esa muchacha, llorando por Grigori, le había hecho cuestionarse acerca de lo que hubiese ocurrido si el adolescente se hubiese atrevido a hablar. Si el miedo al rechazo no hubiese estado acechándole desde lo más profundo. Por eso, se había armado de valor, porque había comprendido que la vida no era un bien que podías comprar en el mercado... porque había estado tan cerca de morir tantas veces y ni siquiera había reparado en ello, por arrogante y estúpido.
No había funcionado, por supuesto. Se había permitido imaginar que sus sentimientos serían correspondidos y olvidó que él nunca había sido suficiente para nadie. Lo único que había hecho toda su vida, había sido decepcionar a quienes lo rodeaban y fingir que eso era algo que desconocía.
¿Por qué esa vez sería diferente?... Estaba tan cansado del dolor.
—Quiero salir de aquí, Peps. Habla con los médicos para que me den el alta.
Ambos se encontraban sentados uno junto al otro en uno de los sillones de la sala de recreación, en donde curiosamente, no había nadie.
La mujer le miró sorprendida, pero él no prestó atención, distraído como estaba, en observar el brillo que le brindaba a su cabello el sol que ingresaba por el enorme ventanal que había tras ella. Los mechones rojizos que se escapaban de su perfecto peinado, parecían un halo alrededor de su cabeza.
—Sabes que no es tan fácil, Tony-
—Vamos, Peps. Tu y yo sabemos que estoy recuperado. Me retienen aquí para poder seguir cobrando las cuantiosas sumas de mi dinero... Nada más.
—No estoy segura de que sea una buena idea, Tony...
—No puedo quedarme aquí, cariño... Mi compañero de habitación murió y yo...- Sus ojos se empañaron en ese momento, haciendo que ella le devolviera una expresión apenada.
—¡Oh, Tony!- habló en el momento que lo abrazaba.
Aprovechando ese gesto, el aludido metió la mano en la cartera de su amiga, la cual estaba detrás de ella, y sacó de allí su celular, escondiéndolo en una de las mangas de la remera que llevaba puesta. Pepper lo mataría cuando se diera cuenta, pero es que en ese maldito sitio lo habían privado de todo lo que tenía que ver con la tecnología.
Esa noche, Tony se colaría a través de la red Wifi a los equipos de seguridad que había en el hospital, para encontrar a aquel que le había dado a Grigori el acceso a las drogas que acabaron con su vida. Luego de ello, cedería el asunto a la policía. No quería más problemas, solo deseaba que el niño descansara en paz.
-.-
Regresar a la Torre fue complicado. Seguía sintiéndose fuera de lugar y ni siquiera quería rodearse de los demás. A pesar de que Grigori se había encargado con su rápido tratamiento de "rehabilitación" al tirar sus prótesis al lago, aun le costaba caminar del todo bien y no quería que lo vieran así, pero más que ello, no quería que supieran que todavía estaba confundido. Por suerte, podía justificar todo con el duelo por el muchacho. ¿Cómo podría decirles, que había noches en las que soñaba que volvía a ser Ed?
La torre se sentía como si no fuera su propia casa y la peor parte, era la añoranza. Las ganas de despertar e ir a la cocina para ver a Steve preparando el desayuno y saber que se pertenecían el uno al otro. Pero no era así, cada vez estaban más lejanos y las pocas veces en que coincidían en un espacio común, todo se volvía extraño e incómodo.
Quizás, lo mejor era que se diera por vencido con él.
N/A:
Espero que la cuarentena no les esté haciendo muy mal XD
Por ahora, estaba viendo que nos queda poco hilo en el carrete (??? Es decir, un par de capítulos y ya... No hice la cuenta, entre 5 o 6 o por ahí.
Espero que este les haya gustado ♥ 💕
Muchas gracias por leer y por sus comentarios... Me alegra mucho que estén tan emocionados por la historia ♥❤Hasta la próxima actua ♥❤
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La identidad del tiempo
Ciencia FicciónPerdido. Así se encontraba Tony Stark en el año 1936, al cual había viajado culpa de una máquina del tiempo. Allí se encontrará con un joven Steve Rogers antes de que este se convierta en el Capitán América. Su carácter tierno y dulce será como un b...