Epílogo

91 12 1
                                    

Después de unos segundos quizás minutos reaccionamos al mismo tiempo.

—Te ves, preciosa... Hermosa... Guapa... Te ves espectacular Daniela.

—Gracias. Tú te ves muy guapo Seb —conteste aun con mi sonrisa.

Él tenía el típico traje de baile. Chaqueta negra, corbata amarilla, pantalones de vestir negros y una camisa manga larga debajo de la chaqueta junto a sus zapatos negros. Pero aun así se ve más que guapo.

El me tiende una caja negra con una rosa amarilla encima de ella. La agarro sin ningún problema y al abrirla me encuentro con una rosa igualmente amarilla pero más grande al sacarla veo que tiene una tirita para que me la amarre en la muñeca.

Sin duda alguna le pido ayuda y el con gusto me la da.

—Chicos. Vamos quiero tomarles unas fotos —mi madre dijo en medio de unas cuantas lágrimas.

Asentimos y posamos para la primera foto. El agarrando mi cadera con ambas manos de medio lado yo al frente de él poniendo mis manos encima de las de él. Nos seguimos tomando varias fotos más y unas muy graciosas hasta que ya era hora de irse.

—Te espero en la camioneta ¿Si?

—Claro...

Me quedé a solas con mi madre.

—Cariño pásala genial. Recuerda que tú siempre has querido que pasara esto —se secó las lágrimas—Recuerdo cuanto te gustaba Cenicienta y por ello te compre su vestido azul... —me tomo una mano—Desde ese momento no te lo querías quitar, te decía que lo tenía que lavar y tú te negabas decías «Este vestido es mío madre, no es necesario lavarlo. No tiene mal olor...» y cuando pasaban la película nadie te podía quitar del televisor y cada vez que podías me decías «Madre, pronto me veré así en mi fiesta de graduación junto a mi príncipe azul y después viviremos felices para siempre...» —No aguante y me reí con ella.

—Sí, también recuerdo que los padres de Sebastián le compraron un traje de príncipe y nos disfrazaron en carnaval con ellos.

Nos seguimos riendo.

—Bueno, amor disfruta. Disfruta todo lo que puedas —me dio un fuerte abrazo—Pásala genial.

—Así será madre.

Tomo aire y lo soltó en un suspiro—Ya mi hija está grande. Dios.

Se me salió otra sonrisa.

—Bueno, adiós.

—Adiós. Te amo.

— ¡Yo más! —grito cuando ya me montaba en la camioneta.

Dentro de ella note que Sebastián está tenso.

— ¿Que tienes? —decidí preguntar.

—Nada —Que seco respondió.

—Mmm...

Opte por no decir más nada y esperar llegar a la fiesta.

Estacionamos la camioneta y nos encaminamos dentro de la escuela. Es extraño ver a personas entrando con vestidos y más aun de noche. Noto que varias miradas se dirigen a nosotros.

Me agarró más fuerte del brazo de Seb. El noto mi incomodidad y deslizó su brazo por mi cintura.

Seguimos nuestro camino hasta llegar a la puerta del salón de básquet.

En la entrada nos esperaban unos globos blanco, negro y amarillo más una alfombra roja por donde teníamos que caminar, unos adornos de estrellas más al lado de los globos además de dos hombres a quienes le dimos nuestras respectivas entradas para poder pasar.

Only Kiss Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora