Capítulo 3. "No Me Mires, Solo Es Sangre".

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Dios, acababa de hacer el peor oso de mi existencia.

-¿Qué dijiste? -Mi voz se ahogaba.

-Soy Caleb. - Su voz se endureció. -El tipo al que tu hermano Tom, envío por ti, y que esta perdiendo su valioso tiempo por tu estúpido berrinche, así que si no es mucha molestia, puedes traer tu trasero aquí, y subirte al puto coche. -What? ¿En dónde quedo el chico lindo que la había defendido hace un instante, si demasiado bueno para ser verdad.

Camine hacia el a regaña dientes, cuando quede justo frente a él buscaba donde meter la cabeza, pero para mi mala suerte él había decidido mirarme fijamente, pero no me iba a quebrantar, yo iba a ser segura de mí, así que también lo mire, sus ojos azules me hipnotizaban por completo, joder... Si su forma de ser fuera como sus ojos, ese chico sería muy lindo. Para tu tren Emily, recuerda que tu bienes aquí para olvidarte de los idiotas que te rompieron el corazón.

Yo no creía poder amar de nuevo, tal vez si lo haría, pero en este momento ni, mi corazón estaba muy lastimado, y roto, venia aquí solo para intentar pegarlo no para que lo hicieran sufrir más, no simplemente no lo resistiría.

-¿Y bien? Nos vamos. - Dije con un tono de indiferencia.

Él no dijo ni una palabra, solo abrió la puerta del copiloto para que me metiera, y después rodeo el coche para subirse.

En todo el viaje no me dirigió la palabra, ni siquiera nos mirábamos, o bueno yo no lo miraba, pero, podía sentir que su mirada debes en cuando me atravesaba.

De pronto aparcamos en una casa no muy grande, pero muy linda, su fachada era como la de las típicas y maravillosas casas de Extreme Over, era de dos pisos, muy grande para una solo persona, pero simplemente hermosa.

El jardín era hermoso, solo tenía rosas rojas, y un lindo árbol la adornaba, mi hermano vivía como rey, debía hacer chicos fiestononones ahí.

-Esta es la casa. - Me dijo él, con tono frío.

Mi papá se la había comprado, desde que se separó de mi mamá, papá solo vio por él, ya que se puso de su lado, pero como yo quise ser neutral, bueno, a mí me mando a freír espárragos.

Entonces una chica salió de la casa muy aprisa, y con una expresión de enojo, era rubia, a simple vista se veía que era bonita, y por los tacones que llevaba se le veía más la pinta de zorra. Claro por eso no había ido por mí, Tom apareció debajo del pórtico, estaba totalmente cambiado, alto, musculoso, su cabello castaño despeinado como siempre y sus ojos miel, con un brillo intenso, dios no era por presumir, pero mi hermano estaba bueno.

-Hola Ems... ¿Cómo has estado enana?... -Se acercó para abrazarme, pero lo pare y le metí un bueno puñetazo en el brazo. -Auch, pero que salvaje eres, y lo peor es que lo hiciste sin motivo.

-Sin motivo cabron. -El me miro con los ojos como platos, jamás me había escuchado decir groserías. -No fuiste por mí por tirarte a una vieja.

-No me la tire... Me cortaste la inspiración. -Dijo apenado. -Así que me la debes una comida.

-Ah. -Por primera vez hablo Caleb. -Por eso salió furica.

-Si, por eso. -Contesto mi hermano avergonzado. Luego su cara se ilumino con una sonrisa. -Pero bueno que tal ha estado el viaje, ningún problema en el aeropuerto.

-Yo. -Que era acaso que mi hermano leía la mente. -Buen...

-No. -Me corto de pronto Caleb, por lo que volví hacia él, se veía relajado, como si mentir se le diera natural. -Todo estuvo en orden, no es cierto, Emily.

-Sí, todo en orden. -Dios en estas horas me había vuelto una experta para hablar con indiferencia.

-Bueno, que te parece si vamos a dentro y te muestro tu cuarto, Caleb y... -Se giró a él. - Y los chicos me ayudaron a decorarlo, espero que no te hayas vuelto una princesa en estos últimos años, porque si no la decoración no te va a gustar.

-No descuida Tom, no soy ninguna princesita. -Le sonreí, la verdad jamás había sido muy femenina que digamos, cuando tienes 1 hermano mayor, tienes que seguir el lema de Bob Esponja, "Comer o ser comido", así que yo, cambie las muñecas por las luchas, el shopping por el futbol, y la ropa ajustada por ropa holgada, además de que me valía un reverendo cacahuate mi figura, por lo que yo no era precisamente una modelo, mi cabello siempre estaba despeinado y uso muy poco maquillaje, así y yo tengo un estricta regla llamada, "Sin tacones = a vida", sip, yo preferiría mil veces mis Vans que unos tacones. Ósea, que a mí no me vengan con que cenicienta pudo escapar a las 12:00, sin matarse.

-Entonces, vamos.

Tomo mi muñeca y yo de inmediato respingue, me miro atónito, pero cuando éramos pequeños no solíamos tocarnos por lo que entendió y mejor tomo mi maleta, y camino en dirección a la puerta; las cortadas que me había hecho eran algo profundas, por lo que aún no estaban cicatrizadas, y unas gotas de sangre comenzaron a resbalarse por mi muñeca.

Tom ya había entrado, por lo que me levante un poco la manga y conté; 5, eran las heridas que sangraban, algo me distrajo.

Unos ojos azules la miraban, no, no me miraban me comían.

-No mires, solo es sangre. -Le espete.

Caleb lo había visto todo.

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Nota de la Autora:

Emily en multimedia

Sin DefensasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora