Diario

544 38 8
                                    

15 de marzo de 1920

Fue cuando te conocí, yo apenas era una niña, o eso es lo que solías decir tú, pues a mí parecer, tener 19 años ya me hacía una señorita, pero tú al tener 27 eres ya toda una persona responsable.

19 de agosto de 1920

Solía verte muy seguido por mi casa ahora, al principio pensé que era por los negocios que tenías con mi padre, pero cuando esa tarde en el jardín de la casa me robaste mi primer beso, comprendí que iba a verme a mí, esa misma tarde me confesaste que desde el primer día que me viste te guste y que visitabas mi casa seguido para verme, yo me sentía en la gloria.

23 de diciembre de 1920

Esa noche fría de invierno azotaba una tormenta, pero no fue impedimento para que tú y yo nos encontraramos, a escondidas como lo veníamos haciendo, pues mi padre no aprobó que tu me cortejaras, decía que la diferencia de edad no le parecía buena, y menos que su hija saliera con uno de sus empleados.

Esa noche me entregué a ti te cuerpo y alma, gimiendo tu nombre y repitiendo una y otra vez “Te amo Adam” y recordar tu voz correspondiendo a mi amor.

3 de febrero de 1921

Nos escapariamos, lejos de las reglas de mi padre, solo tú, nuestro futuro hijo y yo, serías la familia que siempre quisimos, en un lugar en donde nadie nos conociera o supiera de nosotros

Pero alguien supo de nuestro plan, y todo se desmoronó, mientras mi padre me jalaba a casa, tú me gritabas que me amabas y no me dejarías ir.

10 de abril de 1921

Después de muchas súplicas y rogarle de rodillas a mi padre, saber dónde estabas me dijo que te obligo a ir a la guerra, eso me rompió aún más el corazón, días después de su confesión me envió a un colegio solo para mujeres, cada día me dolía, no sabía nada de ti, de mi amado Adam.

26 de septiembre de 1921

Di a luz a un pequeño y hermoso bebé que era tu viva imagen, seguía sin saber de ti, pero estaba feliz de ser madre de poder tener a mi bebé, pero jamás puede predecir que ni siquiera me dejaron tomarlo entre mis brazos, mi padre me obligó a darlo en adopción, en cuanto nació fue alejado de mí, también ese mismo día supe que habías muerto en batalla, llore como nunca y le grité que jamás se lo perdonaría, que no quería volver a verlo.

19 de enero de 1922

Luego de una gran depresión en la que me sumergió, fui liberada de aquel lugar, pues según las monjas yo ya no tenía edad para seguir ahí, al salir mi padre me esperaba para ir a casa, pero yo lo ignore caminé en dirección opuesta a él, él me gritó “si te vas no verás ni un peso de la herencia” yo sonreí amargamente, ¿en verdad él creía que eso me importaba?, Fue la última vez que lo ví.

16 de julio de 1970

Pasé toda mi vida buscando a mi hijo, yendo a orfanatos y buscando en los registros de adopción pero jamás pudo encontrar nada, ni de mi hijo, ni de mi gran amor, jamás supe donde le sepultaron, porque estoy segura que si no hubiera muerto me habría buscado como yo a él y a nuestro hijo.

Diario de Daisy Ridley

ONESHOT REYLO/DAIVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora