Capitulo 8 Susto

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(Hay por Dios que hace Daniel aquí) me paré del banco y comencé a caminar en dirección a Daniel, pero él retrocedió y me miro con cara de desepción y se fue caminando, lo llame y me siguió ignorando.

-Daniel por favor- le dije suplicante pero siquiera se digno a mirarme.

Corrí detrás de él para ver si me hacía caso, pero mi pié se dobló sin querer y caí al suelo, intente pararme pero no podía, Anthonio se dio cuenta y me llamó, Daniel igual pero no les preste atención, el pinche tobillo me duele mucho.

-¡Sabrina! ¿Estas bien?- llegaron donde mí y me dijeron eso al mismo tiempo con cara de preocupación, intentaron ayudarme, pero me estaba retorciendo de dolor en el suelo.

-Sabrina debemos llevarte al hospital- dijo Daniel rápido.

Me ayudaron a montarme en la parte de atrás del auto de Daniel y fuimos los tres al hospital.









~DANIEL~

Llegamos al hospital, entramos por sala de emergencia y de inmediato unos doctores se llevaron a Sabrina para enderesarle el tobillo, pues se lo había doblado.

Anthonio y yo nos quedamos en la sala de espera (ahh no puedo creer que me hayan hecho eso, mi mejor amigo y mi prometida besándose, eso me duele muchísimo).

-Daniel ¿podemos hablar?- dijo Anthonio acercándose.

-No- dije frío.

-Pues entonces escucha, ese besó no fue a propósito solo paso si, tranquilo-

-Solo paso, ¡solo paso eh! ¡Y como carajo quieres que me sienta!, vi a mi prometida que estoy intentando amar porque en cuatro putas semanas me cansaré con ella y a mi mejor mejor amigo de toda la vida besándose, además Anthonio ¡tú ya tienes novia!-

-Lo se Daniel lo se, pero yo ya conocía a Sabrina, hasta tuvimos una cita-

-¡Pero si tú tienes novia Anthonio!- ya no puedo más, no puedo evitar gritarle.

-Ya olvida eso- me dijo el muy descarado, y ya no aguanté más.

-No vuelvas a hablarme en tu vida ya no quiero saber más de ti, olvida que fuimos mejores amigos, ya para mi no existes- Me miro con cara de enojo pero no me importo.

-Esta bien como quieras, no me importa- me gritó muy alto, los dos estábamos muy enojados como para bajar la guardia.

-Ahhh y escucha Anthonio, le diré a Mary lo que pasó-. Le dije con una sonrisa macabra.

-Ni se te ocurra estúpido, por que lo pagaras solo al intentarlo-. Me dijo enojado.

-Ya veremos-. lo mire he ignore y me di la vuelta para ver si me decían algo de Sabrina.

Al parecer se fue Anthonio porque no lo volví a ver, pasó una hora y no me habían dicho nada de Sabrina, a pesar de que le había preguntado a los enfermeros, y lo único que me decían era que esperara.

Un rato después Sabrina sale en una silla de ruedas con una enfermera detrás de ella trayendola, al parecer le colocaron una venda en su tobillo. La enfermera me acompañó a la salida con Sabrina y yo fui en busca del auto, cuando volví la cargue y la entre en el asiento del copiloto y luego entre yo.

Comencé a manejar en dirección a la casa pues ya este día esta lo suficientemente arruinado como para no querer hacer nada más.

-¿Estas enojado?-. me preguntó ella, con la cara un poco contraída por la vergüenza, ¿como podría estar enojado con ella? Con esa carita que me puso se me fue todo enojo que tenía, Dios esta mujer es tan hermosa que con solo mirarme ya me calma.

-No, ya no-. le dije y me miro un poco apenada y se le formó una sonrisa en la cara.

-Gracias-.

-No digas gracias, solo dime algo...-. Me miró confusa, y yo con todo planeado parqué el carro en la entrada de la casa porque ya habíamos llegado.

-¿El que?-. Me le acerqué, la tome de la nuca entrelazando mi mano en su cabello y la besé, ella inmediatamente me correspondió el besó, sus labios son tan ricos como imaginé que serían. Me separé de ella.

-Ahora dime una cosa Sabrina ¿quien besa mejor?-.






~SABRINA~

Me quedé paralizada ante esa pregunta, pero ya sabia la respuesta pues él me besó de una manera tan hermosa y deliciosa que sentí como se me estremeció totalmente el cuerpo, me beso primero lento, ¡Dios tiene los labios mas suaves que he besado en mi vida!, y lo peor de todo es que mi corazón no deja de latir súper rapido.

En mi vida nadie me había besado tan bien, literalmente es el mejor beso de mi vida.

-Heee tu-. le dije muerta de la vergüenza.

Santo Jesús me había besado y yo toda pendeja sin poder reaccionar.

-Respondeme bien Sabrina-. me dijo esperando otra respuesta.

-Tú, tu besas mucho mejor Daniel, me encantó- Vi como su sonrisa se amplió y bajo del auto y fue hasta mi para ayudarme a bajar y entrar a la casa.

No se que nos depare el destino a partir de ahora, solo se que lo voy a disfrutar.

El Novio PrometidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora