Frente al motel se abren dos caminos, uno hacia la recepción y otro hacia la piscina. Sin dudarlo ni un segundo me pongo a caminar y pasando bajo parpadeantes farolas, rodeo el motel hasta llegar a la verja que me impide el paso a la piscina. Doy gracias que esta es mucho más baja que la de la mansión y no me cuesta saltar al otro lado. Las terrazas empiezan a aparecer y las luces de las habitaciones me dan una pista de hacia dónde ir. Parada al borde de la piscina, miro de nuevo la nota de Ava. Habitación 206. Con la mirada busco la puerta correspondiente. Recorro puerta por puerta con la mirada, primero la planta baja y seguidamente la de arriba, pero ninguna coincide, por lo que me dirijo al bloque que hay a mis espaldas.
Realizo la misma inspección empezando por la esquina y terminando en las puertas que ahora tengo frente a mí. Alzo la mirada llegando incluso a ponerme de puntillas para asegurarme de que no me confundo al leer los números que se ocultan debido a la oscuridad. Ninguno coincide. Gruño frustrada y los repaso una vez más. Entonces lo veo, 206. Me quedo inmóvil durante un par de segundos, supongo que en el fondo creía que no lo encontraría. Recojo la mochila del suelo y me dirijo a las escaleras mientras por mi cabeza pasan miles de pensamientos que hacen que me sienta avergonzada e insegura. Camino hasta la mitad del pasillo y me detengo antes de llegar a su ventana.
Las dudas se apoderan de mi, como si intentaran convencerme de que no va a estar ahí. Cojo aire intentando ganar fuerza y me asomo ligeramente a la ventana. La luz está encendida pero no hay nadie. Avanzo un poco más hasta estar justo de frente y entonces lo veo. Saliendo del baño, con un paño en una mano y la otra removiendo su pelo. Lo retira de su cara, coge un vaso de whisky de la mesita de noche y lo deja vacío de un solo trago. Mi cuerpo está paralizado, aunque quiero hacerlo, no soy capaz de reaccionar. No sé como hacerlo. Harry empieza a abrir el cajón de la mesita cuando mis nudillos chocan contra el cristal. Su mirada se fija en mi en el momento en el que su mano saca un cuaderno de cuero negro del cajón. Se queda quieto, observándome como si acabara de ver a un fantasma. Mis ojos se empiezan a llenar de agua, algo que intento desesperadamente evitar y él tira su cuaderno y se acerca apurado a la puerta.
Sigo sus movimientos y me sitúo frente a la puerta, en cuanto esta se abre, mis ojos se chocan contra su intimidante cuerpo. Doliéndome más que nunca, alzo la mirada para encontrarme con sus ojos, oscurecidos ante la mezcla de la noche y el alcohol. Se me escapan un par de lagrimas y mi labio empieza a temblar, pero rápidamente seco mis mejillas intentando mantener la calma. Él permanece quieto, casi sin respirar. Bajo la mirada hasta sus manos, las cuales están llenas de heridas. Veo sangre recorrer sus nudillos de lo mucho que los aprieta, es entonces cuando intento alcanzarlo. Agarro su mano,intentando deshacer su puño, pero se niega. De nuevo alzo la mirada para verlo, pero esta vez está con los ojos cerrados intentando controlarse. Llevo mi mano hasta su pecho, observando cada centímetro de su piel, sus tatuajes, sus cicatrices. Puedo sentir cómo me observa mientras lo hago. Con la yema de mis dedos acaricio la cicatriz de su clavícula y entonces, cómo un animal hambriento, me empuja contra su pecho y me envuelve en un fuerte abrazo.
Mi corazón da un vuelco al ser envuelta por esa esencia tan abrumadora en la que tantas veces que he refugiado. No importa el tiempo que lleve sin verlo, la reacción siempre es la misma. Podría haberme olvidado completamente de él que seguiría sintiéndome de la misma manera, incluso si no lo hubiera conocido. Mis uñas se clavan en su espalda mientras lo abrazo con los ojos cerrados, mi frente apoyada en su cuello. Me siento pequeña y protegida, intocable, inalcanzable entre sus brazos. Pero Harry se derrumba y de repente me siento yo la protectora, la única persona que puede consolarlo. Lo sujeto con fuerza, cómo si esperara que se fuera a caer en cualquier momento. Dejo pasar unos segundos más y me alejo lo suficiente, sin dejar de tocarlo, para mirarlo a la cara. Mis manos recorren el camino de vuelta desde su espalda y se posan sobre sus mejillas. Él intenta negarme la mirada pero apenas mi dedo pulgar acaricia su mejilla, se da por vencido y me mira a los ojos.

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Hold On To Me
FanfictionSegunda parte de "Hold On" // Yo pertenecía a una alta clase social, aparentaba ser feliz y perfecta. Él era un chico solitario que aparentaba no tener sentimientos. Pero nada es lo que parece. Eso es algo que ambos aprendimos desde el momento en qu...