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— Jules, vamos, abre la puerta. — es la décima vez que viene a intentar convencerme, y es la décima vez que lo ignoro. — Por favor. — su voz es baja y suave, con cierto tono de cariño. He de decir que le sale bien eso de fingir que le importo. — Sólo quiero que hablemos, arreglar las cosas. — puedo sentir cómo apoya su mano contra la puerta, casi puedo sentir la forma en que suspira. — Al menos deja que te lleve a tu habitación. — un pequeño golpe resuena en la puerta seguido de movimiento en el pasillo, no puedo verlo, pero estoy segura de que está caminando de un lado a otro sin saber que hacer. — Está bien, cómo quieras.

Lo escucho alejarse y parece que esta vez no tiene intención de volver. Echo la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y dejo salir un pesado suspiro, estoy agotada. Me levanto del suelo y por primera vez observo la habitación. No es muy grande, pero sí lo suficiente. El suelo es de madera y en el centro se encuentra una alfombra de pelo blanca, simple. Frente a ella, una amplia cama de matrimonio con una mesita de noche a cada lado, un tocador junto a la ventana y un armario que apenas ocupa espacio. Estanterías medio vacías, varios cuadros de arte moderno y un espejo de cuerpo entero. Doy un par de vueltas por el dormitorio, observo el exterior a través de la ventana y finalmente me dejo caer sobre la cama.

Un brusco golpe en la puerta de mi habitación me despierta, adormilada observo la hora en mi teléfono, son más de las cuatro de la mañana, apenas he dormido cuarenta y cinco minutos. Escucho movimiento al otro lado, voces susurrando. Me susto cuando siento forcejeo y diferencio una de las voces, se trata de Ava. Me levanto con intención de ayudarla, pero apenas tengo un pie fuera de la cama cuando la puerta se abre de golpe y un cuerpo cae desplomado al suelo. Todo está oscuro y tardo varios segundos en acostumbrarme a la luz del pasillo por lo que no soy capaz de reconocer a esa persona hasta que la escucho reír y levantarse torpemente, tropezando con sus propios pies hasta caer de nuevo frente a mí, con medio cuerpo apoyado en mi regazo.

— Harry. — susurro con lágrimas en los ojos. Mi corazón va tan rápido como la luz y con late con tanta intensidad que duele.

— Lo siento, Jules... — alzo mi mirada para encontrarme con la de Ava, quien permanece inmóvil al otro lado de la puerta. Me mira con la cabeza gacha como si se sintiera culpable. — Volveré antes de que Louis se despierte. — y sin más, cierra la puerta y se va.

Me quedo observando la puerta sin saber cómo reaccionar cuándo siento los brazos de Harry aferrarse más a mi cuerpo. Está de rodillas y su cabeza descansa en mis piernas, huele a alcohol y apenas puede moverse. Lo miro y lentamente llevo mi mano a su cabeza, a su pelo. Él intenta esconderse, ocultar su rostro, y es entonces cuando lo escucho, cuando rompe a llorar. Nunca había visto a un hombre romperse tanto, no creí que fuera capaz. Es desgarrador, puedo sentirlo en mi piel, en mi pecho. Y duele, duele mucho, tanto que me falta el aire. Tengo miedo, pues tengo el presentimiento, casi la certeza de que algo no va bien, y me da miedo saber de que se trata. Escucho cómo su cuerpo se agota, la angustia, la pesadez, la rendición. Pide clemencia a gritos y no parece que se la vayan a conceder.

— Perdóname. Perdóname. Perdóname. — lo repite una y otra vez con la voz tan rota que casi se queda sin ella. — Perdóname. — hace un puño en su sudadera con tanta fuerza que siento sus dedos clavarse en mi espalda.

Acaricio su pelo retirándoselo de la cara e intento hacer que me mire, pero se niega, siente tanta culpabilidad que es incapaz de levantar cabeza. Mis lágrimas se unen a las suyas al verlo así, agarro sus brazos y los retiro de mi cintura, Harry se sienta rendido en el suelo, escondiendo su rostro entre sus manos. Yo me agacho a su lado, de rodillas, y lo abrazo por la espalda. Siento como se rompe entre mis brazos, como huye de mí cada vez que intento acercarme y mirarle a la cara. Forcejeo con él hasta retirar sus manos de su cara, él intenta volver a taparse, pero me muevo colocándome frente a él y tiro de él hacia mí, quedando así abrazados y con su rostro en mi cuello.

Hold On To MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora