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Todo a mi alrededor se había desvanecido. Sin embargo, sabía que me encontraba en el mismo lugar. Unos brazos estaban siendo apartados de mí, voces, muchas, y ruedas repiqueteando en el suelo, todo ello clavándose en mi cabeza, haciéndome sentir el dolor. Me sentía como si me estuvieran llevando hacia el fondo del mar, las voces se volvían distantes, distorsionadas, y sentía el ahogo inminente. Él ya no estaba conmigo, no eran sus manos las que me sujetaban, y entonces fue cuando la presión de ese mar consiguió su objetivo. Aislarme. Apartarme de él. De la realidad. Pero me sentía tan cansada que ni quería, ni podía luchar contra ello. 

El ahogo había desaparecido, aún así, en mi pecho habitaba una presión que no iba a desaparecer con facilidad. Nunca he estado asustada de la oscuridad, pero me sentía recluída, atada, y dejada a mi suerte en una habitación sin ventanas ni barrotes por donde pudiese colarse la luz. Ahí no había nada, ni oía mi propio pulso, pero notaba cómo fluía la sangre a través de mis orejas, algo que siempre había odiado.

Noté de nuevo esa sensación de familiaridad, el tacto suave de Michael. Me rodeaba con sus brazos, alegres, dando tumbos por la calle. Vaho salía de mi boca mientras reía, y le pedía que parase. Al girarme para encararlo, casi chocamos con un señor mayor, que aceptó las disculpas sonriendo sin dejar de andar. Le dirigí una mirada helada, acorde con el tiempo, al causante del casi accidente, a la vez que frotaba mis brazos para aliviar el frío.
-Por eso te dije que pararas. -me esforcé por esconder el humor tras esa frase.
-Oh, vamos -exclamó chasqueando la lengua- Si ni siquiera se ha enfadado. -me conocía demasiado bien como para no identificar mi falso enfado. Extendió los brazos para atraerme a ellos, pero me hice la remolona. Pocos segundos tardó en abalanzarse él y rodearme con ellos, cubiertos por un grueso jersey negro.- A quién se le ocurre salir en camisa con este frío. -inquirió retóricamente. Acto seguido, dejó escapar algo de aire en forma de risa a través de sus dientes. Chasqueó la lengua de nuevo. 
-¡Cuando salí no hacía tanto frío! -repliqué molesta. Él se limitó a juntar nuestras frentes, y unir nuestras bocas segundos después. Su nariz, rosa y helada, punzaba contra mi mejilla, pero sus cálidos labios contrarrestaban esa desagradable sensación.- Tienes la nariz fría. -le dije nada más separarnos.
-Y tú toda la cara, y no me quejo. -apretó más sus brazos, casi fundiéndome con su ropa.- Anda, vamos.
-¿A dónde? -Pensaba que sólo íbamos a pasear.
-A dónde sea. Estás temblando. -Dijo, apartándose el suficiente tiempo como para que pudiese darme la vuelta, y ya. Volvió a rodearme con los brazos, protegiéndome del frío.
-No estoy temblando. -el castañeteo de mis muelas me delató. Apoyaba la cara en mi cabeza, usándola de soporte mientras andábamos. Ya podría no estar mirando porque agarrarse a mí así, me convertía en su lazarillo.
-No, qué va. -contestó sarcástico.- ¿Quieres ir al cine?
-Aham. -asentí.
-Pues vamos. -Caminamos por la calle durante 15 minutos, antes de encontrar el cine que estábamos buscando. Compramos las entradas para una película de ciencia ficción,y pasamos a la oscura sala. A diferencia de las otras parejas, nosotros cogimos unos asientos en las filas medias, ni muy lejos ni muy cerca. Tras cinco minutos con las luces apagadas, la sala cerró sus puertas y la película empezó. No había mucha gente a nuestro alrededor, así que podríamos comentar la película sin molestar mucho. Y eso hicimos. Éramos incapaces de sumergirnos en una película tan mala.

Estuve todo este tiempo añorándole, añorándonos, que no me di cuenta que era eso lo que me provocaba la angustia. Por culpa de mi olvido. Por culpa de esa maldita amnesia. Michael... Quiero volver a dónde tú estás. Sálvame.

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Los ultimos capítulos van a ser algo más cortos de lo normal, como este, porque son fragmentos. Así que bueno, quiero repetir lo que digo siempre, que sois las mejores, gracias por las lecturas, las visitas a la fic, los comentarios, los votos. Ronda las 30,000 lecturas y estoy que no quepo en mí. Gracias chicas, de verdad. Habéis cumplido una de mis metas, tener lectoras, como vosotras. Nunca imaginé que tendría tantas, ni tantos votos, ni comentarios, pero en serio os lo digo, tenéis un lugarcito en mi corazón ya <3 Hasta la próxima. xx

Amnesia. (Michael Clifford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora