Amnesia. (Michael Clifford)

8

Carter entró animado, y atravesó la habitación con cuatro grandes zancadas y me abrazó, frotando  mi espalda. 

-¿Cómo estás? -Se sentó a mi lado en la cama. Era la primera vez desde mi ingreso que estaba tan cariñoso.
-Bien... Bien. ¿Y tú? - le dije, aún absorta en mis pensamientos.
-Todo lo bien que puedo estar con mi hermana en el hospital. -intercambiamos una sonrisa triste.- La enfermera nos comentó fuera que dentro de unos días ya podrás andar por el pasillo, y bajar a la cafetería y la biblioteca acompañada.
-¿Tienen biblioteca? -lo miré extrañada.
-Sí, pero no creo que haya mucha cosa. Libros como "Pinta y colorea con Míster Bigotes" y "Humanos Poderosos: Telepatía y conexión mental de los mellizos" -imitó diferentes voces para los dos títulos, lo que me hizo reprimir una risa. Me encorvé e hice como que recogía algo del suelo. Le pasé el objeto no existente a Carter.
-Gracias -reímos- por devolverme la dignidad. -carcajadas brotaron de nosotros.
-Empiezo a recordar algunas cosas. Nos recuerdo corriendo por el pasillo a las seis de la mañana, empujándonos mutuamente, compitiendo por quién llegaba antes a la cocina. -le miré y él parecía estar recordándolo también, sonriendo, mirando detenidamente los pequeños dibujos en hilo blanco de las sábanas.
-Sí. Cada mañana competíamos por algo distinto. -sus ojos aguaron, pero no dejó escapar las lágrimas.- Eres la mejor hermana que se puede tener.
-Estoy deseando recordarlo todo. Me siento tan.. impotente. Sé que están ahí mis recuerdos. Pero no quieren mostrarse. Es como si estuviese jugando a las escondidas. Están detrás de la cortina, y yo estoy paseando por el salón. Cuando me giro, veo la mano de uno de ellos asomando un poco por detrás, me acerco a ellos, agarro la cortina y tiro con fuerza, triunfante. Pero ya no están allí. -resopleé tirando mi pelo hacia atrás. Me había duchado el día anterior, pero dos horas estirada en ese lecho de impoluto blanco bastaban para agobiarme y hacerme sentir sucia. Hubo un silencio largo, en el que sólo intercambiábamos miradas y sonrisas, el momento comenzó a ser incómodo, y para romper esa tensión, fui a intentar averiguar el porqué de mi ingreso, si ese Michael compartía también la misma causa.
-¿Por qué estoy aquí, Carter? ¿Qué me pasó? -entrelacé mis manos insegura, haciendo bailar mi pulgar derecho sobre la palma de mi mano izquierda.
-Yo no estaba allí, pero te encontraron desmayada entre árboles, al lado de un peñasco. Debiste caer por las rocas.
-¿Por qué estaba allí sola? -pregunté inocentemente. Un destello de culpabilidad asomó en su rostro.
-No lo sé. -era torpe hablando. Tartamudeó y abusó de interjecciones- Saliste con la bicicleta, insististe en que te acompañara, pero no tenía ganas. Yo no... No podía imaginar que algo así podría pasarte. Si lo hubiera sabido, no hubiese dudado. Estoy tan arrepentido. -su ceño fruncido, cómo me cogía la mano, y las punzadas en mi corazón. No sabía interpretar lo que sentía, y esto aún me dejaba más confundida. Entonces ¿Michael era algo que yo misma había creado?
-No, no fue tu culpa Carter. En todo caso fue mía por acercarme demasiado al peligro. Seguro que me saldría de los caminos, o no me fijé bien por donde circulaba. De verdad, no es tu culpa. -Pero no podía evitar sentir un milímetro de rencor. Si fue eso lo que pasó, si me hubiese acompañado, yo estaría bien ¿Verdad?- Siento todo lo que os estoy haciendo pasar. Soy una despistada. -levantó una mano y la posó en mi mejilla, y frotaba su pulgar contra mi pómulo. Era lo más agradable que sentí en todo el día.  Una enfermera entró, anunciando que era la hora de la comida, y que debían dejarme sola para que después pudiese dormir. Me despedí de Carter, más bien él se despidió de mí, rodeándome el cuello con un brazo y besando mi frente, acto seguido acarició mi cabeza y se fue sin volver la vista atrás. 
Fue la comida más larga de toda mi vida, y cuando la enfermera retiró la bandeja, no sin antes obligarme a que me comiera el pescado, me sentí aliviada. 
-Señorita debería intentar dormir para recuperarse lo antes posible -repetí haciendo burla a las últimas palabras que había proferido la enfermera hacia mí.- Maldita sea. Cuando salga del hospital habré dormido lo suficiente como para no volver a hacerlo nunca más. -me quejé, y en pocos minutos, caí rendida.

Hoy era mi primer día fuera de la habitación. Mi primo había venido a visitarme, y por fin, pude darle color a mi cabello desteñido. Hubiese preferido algo con más vida, pero un tinte negro ya me servía para mi estada en el hospital. Me ayudó a teñir la mayoría de los mechones, menos algunos del flequillo, que restaron en el color que el derivado de la lejía dejó.  Sin discutir por el ascensor o las escaleras, o eso me hubiese gustado, mi primo me ayudó a bajar a la pata coja por las escaleras, sujetando yo una muleta y él otra. Cuando tuve en frente la cafetería, quise gritar, darme media vuelta y huir de allí tan rápido como mis muletas me lo permitiesen. 
-Aquí sólo hay viejos. Llévame lejos de este sitio, antes de que me arrastren y me pongan a jugar al póker con ellos, por favor. -supliqué desesperado.
-Estarás bien. Si te arrastran a jugar al póker, aprovecha y aprende bien, a ver si puedes sacarles algo. -dijo divertido.
-¿El qué? ¿Pegamento para la dentadura? -resopleé. y me dirigí hacia una mesa vacía, apartada de toda la junta de carcamales de la cafetería- Este sitio es horrible.

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Lo siento. Digo mucho y después no hago nada. Tuve unos problemas y bueno. Pero aquí estoy. Espero poder cumplirl o que dije, con lo que me gusta escribir y que me leáis no puedo desaprovecharlo :_D Gracias a las nuevas lectoras y a las lectoras de siempre. <3

Me pasó algo gracioso. Busqué el verbo "resopleé" en google para ver si la tilde iba en la última "e" y al buscarlo, el primer enlace que salió fue uno de wattpad, que dirigía al capítulo 5 de esta fanfic. (?) ESTAMOS EXPUESTAS A GRAMATICÓLOGOS.

Las aprecio mucho, lectoras mías :_D