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-¿Vamos? -Preguntó levantándose lentamente de la silla.
-Por favor -dije, levantándome costosamente- no soporto estar estancada en un mismo lugar dentro del hospital. -rió
-Te entiendo. -estaba de pie a pata coja, así que me giré a recoger la muleta de su apoyo y la puse bajo mi brazo. Cuando volví la vista hacia adelante, había desaparecido. Él, y las dos bandejas. Pero su muleta seguía ahí. ¿Pero qu..é?
-¡Clifford! -le llamé cuando le vi cojeando hacia el carrito de las bandejas. Él no se giró ni contestó. Siguió hacia el carrito y dejó allí lo que cargaba. Se frotó el muslo de la pierna cojeante antes de girarse hacia mí con una expresión de cansancio. Se había forzado demasiado, así que me apresuré a coger su muleta y a andar hacia él y tendérsela. 
-No te aficiones a llamarme por mi apellido -dijo dejando escapar el aire por su nariz en forma de risa, mientras recuperaba su apoyo en la muleta.
-No quiero que me vean por ahí llamando a un dibujo animado. -reaccionó bastante mejor de lo que creía, se rió y finjió enfado.- Me voy a ganar tu odio, ¿Verdad? -asintió
-Aunque lo creo poco probable, si es lo que quieres, vas por buen camino
-Bueno es saberlo -empezamos a andar, yo mirando hacia el suelo.
-¿Que vas por buen camino? -dijo con un matizjuguetón
-Eso no -la timidez me atacó repentinamente
-Ah. -lo entendió- Eso no quiere decir que no pueda pasar -rió
-Claro, estaré preparada -el sarcasmo asomó en mi voz
-¡Cuidado! -agarró mi brazo justo cuando mi muleta resbaló hacia atrás sin previo aviso. El equilibrio se había prácticamente esfumado de mi cuerpo y agradecí que hubiera estado atento para aguantarme. Me estabilicé y miré su mano, alrededor de mi codo, era un agarre suave, pero firme.
-Gracias... -dije con los ojos posados en su mano. Notaba el ardor en mis mejillas.

Una imagen cruzó mi mente en ese momento. Estaba muy cerca de mí, y su mano estaba posada en mi brazo. No tenía heridas en la cara, y me sonreía. Yo le devolví la sonrisa. Entonces al parpadear, esa escena desapareció, y volví a la realidad. Mi camisa gris estaba algo arrugada bajo su agarre. Estaba empezando a ser molesto, y el cardenal que tenía ahí se resentía. Breves segundos pasaron antes de que soltara mi brazo junto a una disculpa.
-Lo siento yo... -Cuando subí mis ojos hacia él, desvió su vista hacia otro lado. 
-No es nada. -sonreí tímida, volviendo a mirar hacia el suelo, puse recta la muleta bajo mi brazo y retiré un mechón de pelo que caía sobre mi ojo derecho. 
-¿Te he hecho daño? -preguntó mirando mi brazo y después su mano, que colgaba al lado de su muslo.
-No... -le sonreí intentando que me creyera. No me había dolido. Su agarre había sido fuerte al final. Pero sentir su mano en mi brazo fue más agradable de lo que creía. Eso era lo que llevaba esperando todo el día. 
-Lo siento. -se disculpó de nuevo.
-Deja de disculparte, no me has hecho daño. Has evitado que me lo haga. -dije refiriéndome a mi casi-caída. Reímos.
-Es verdad. -no hablamos mucho mientras caminamos hacia la biblioteca. La sala estaba vacía, y nos sentamos en uno de los sofás. Miré la mesita que teníamos delante, en la que estaban las revistas que siempre cotilleaban las mujeres mayores. Dirigí la mirada hacia él, y vi que también había reparado en ellas. Prácticamente al mismo tiempo, alargamos el brazo a coger algunas de las revistas. No había nada fuera de lo normal, cotilleos, famosos, papparazzi que se habían metido en líos etcétera. Pero no tardamos en empezar a hacer burla de algunas fotos, los artículos y lo ridículas que eran algunas noticias. Ahora mismo, éramos como dos niños, riéndonos de cosas que no entendíamos. 

PDV de Michael

Ya hacía un buen rato que estábamos haciendo el tonto en la biblioteca, pero de momento no había entrado nadie. Reíamos hasta no poder más, y aún así, yo quería hacerla reír más, sólo para poder oírla. Oir su risa, cómo luchaba con la risa por conseguir aire, la sonrisa que se le quedaba en los labios cuando paraba. Mierda. Era preciosa. Aún en pijama y con ojeras, no podía parar de pensar que lo era. Evitaba hacer coincidir nuestros ojos cuando me miraba, en cambio yo la veía cuando desviaba los ojos. Quería acercarme más a ella.

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Cada vez que le miraba entre las risas, desviaba los ojos. Quería mirarle directamente, reír con él, pero esperaba a que yo cambiase el rumbo de mi mirada para hacerlo él. Cuando supe que hacía eso, me preparé para hacer coincidir nuestros ojos. No sé por qué, pero quería que esa connexión existiese. Y lo conseguí, fue al dejar las revistas cuando entraron dos señoras. Reímos en silencio para no molestarlas, pues ya nos habían mirado mal al entrar. Me giré hacia él cuando estuvimos calmados, aún con rastros de diversión en los labios. Pero mi sonrisa se avivó cuando vi sus ojos en los míos. Se mantuvo varios segundos mirándome, antes de parpadear sonriendo y bajar la vista. Quería acercarme más a él.

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Bueeeeno, aquí está <3 
Siento mucho no haber podido subirlo ayer, fui a dormir fuera y asdfkjg no pude escribir. Mi inspiración hoy está algo chof, pero espero que podáis perdonarme :( Como siempre quiero daros las gracias a todas mis lectoras, las de siempre, y las nuevas, que hacéis que todo esto siga adelante. ¡Gracias, de verdad!
Hasta el siguiente. xx

Amnesia. (Michael Clifford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora