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Los caminos de una hora son los indicados para recordarte ya que siempre te pensaba en ese lapso de tiempo. No hacía más que perder la mirada hacia un lugar infinito, imaginarte en frente mío con tu pelo chino y recalcar que solo éramos amigos.

¿Me has visto de lejos después de tanto tiempo? Ojalá dijeras que si, porque cada que paso por los lugares en donde te conocí quisiera que aparecieras de repente como aquella vez que no te llamé y ahí estabas tú, llegando justo adelante de mi, justo en mi cara.

Ojalá recuerdes los viejos tiempos justo en el final de la aventura de dos años que yo viví y que tú lo hiciste pero en tres, cuéntame la versión de tu historia y cómo fue la primera vez que me viste, en que lugar y que sentías en esos momentos por mi.

¿Aún recuerdas mi voz cuando te saludaba y decía tu nombre abreviado? Yo siempre recordaré la tuya, entre delgada, gruesa y rasposa. Que de pronto olvidarás mi voz si no es que ya la olvidaste.

Tómame con tus brazos delgados y abrázame fuerte, llevame a la superficie y hazme sentir bien. Sé que estarás siempre para mí en la torre más alta y yo te miraré desde lejos viendo como intentas caer.

Explícame cómo es que sigue de pie ese semáforo en dónde cada vez que cambiaba al rojo corría para cruzar y estar contigo. Sería mentirá si digo que lo que hacía no era por tí.

Recuerdo el último día cómo lo hacía cuando te perseguía y corría para verte y después te perdías. Recuerdo justo ese espacio donde mis pies pisaron esa tierra y cada que lo piso de nuevo me pregunto ¿Cuántos años seguiré viendo ese lugar sin imaginarte? Lo digo en voz alta hasta que las palabras atraviesan mi oído.

Hay tantos lugares que me recuerdan a tí en dónde las cosas sucedieron, las palabras surgieron, nuestras huellas quedaron y los únicos recuerdos yo los resguardo.

MELANCOLÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora