Capítulo 28

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•La niñera• 

Sinceramente aún no me creía que la ilusión que tenía a tan solo un metro de mí fuera real. No fui capaz de articular ninguna palabra ni ningún movimiento hasta que fui consciente de que él me estaba abrazando.

—________(TN), dulce, te extrañé mucho.

Le devolví el abrazo solo por acto reflejo, porque aún no estaba muy segura de qué estaba pasando. Los brazos cálidos y fuertes de Alex me envolvieron y me trajeron de vuelta al mundo real. Esto era real y Alex James de verdad estaba abrazándome.

—Alex pero… ¿Cómo…?—Pregunté totalmente sorprendida cuando él se separó de mí y me miró con una brillante sonrisa.

—Volvieron a trasladar a mi padre. Nos dimos cuenta de que la vida en Inglaterra no era para nosotros. No podía acostumbrarse, y yo simplemente te extrañaba demasiado.

—Pero dejaste de escribir.

—Fue porque quería darte una sorpresa. No estaba tan seguro de si podría volver a California, los tramites tardaron unas cuantas semanas.

—________(TN) si es Tristan puedes decirle que voy a desfigurar todo su rostro de niño bonito—Dijo Vanessa. Se detuvo en seco al ver a Alex. Lo analizó unos 10 segundos antes de correr a abrazarlos: yo había conocido a Alex gracias a Vanessa, siempre habían sido amigos, y siempre me daba celos verlos juntos, pero ahora… ni siquiera me importaba. Por alguna razón quería desaparecer de ahí—. ¿Qué haces aquí?

—Volví.

—¿Permanentemente?—Preguntó emocionada sin dejar de abrazarlo.

—Espero que sí.

—¡Oh Alex! No sé de ti hace como… 3 o 4 meses.

—Quería darles una sorpresa—Dijo y me sonrió.

—Disculpa a ésta maleducada—Dijo mi hermosa amiga refiriéndose a mí—. Pasa, no vas a quedarte ahí fuera.

Alex entró y Vanessa cerró la puerta. Yo no me habría movido si no hubiera sido porque Vanessa me agarró del brazo y me tironeó hasta que quedé sentada en el sillón. Hablamos unas cuantas cosas de las que ni me enteré. Solo me limitaba a asentir y a responder “sí, claro, perfecto” cada vez queme preguntaban algo.

—Van, me gustaría pedirte un favor—Le dijo Alex a Vanessa.

—Lo que sea.

—¿Me darías un tiempo a solas con ________(TN)?

—Claro que sí—Sonrió y se fue rápidamente a las escaleras que daban al segundo piso—. Estaré arriba un rato—Y desapareció. Alex me miró con esos ojos azules tan perfectos, que extrañamente ya no me parecían tan perfectos como antes ni me hacían sentir especial bajo su mirada. Tampoco me ponía nerviosa al mirarlo, todo era tan diferente ahora…

—________(TN), sé que te he dejado en claro que solo vuelvo por ti y Vanessa—Dijo y me tomó las manos—. Te quiero, y también lo sabes. También sé que quizás tuvimos que forzar una ruptura, pero necesito saber si aún… sientes algo por mí… ¿me darías una segunda oportunidad?

“Lo siento, Alex… es que… ya no me gustas, porque resulta que me enamoré de un estúpido mujeriego que me acaba de partir el corazón”

Pero todo lo que salió de mis labios fue…

—Por supuesto—Mi sonrisa tiritó, pero él no se dio cuenta y solo me besó. Le seguí el beso, esperanzada de que fuera de nuevo como antes. Pero ya no había chispas, ni mariposas…

Ya no había amor.

¿Por qué le había dicho que sí? ¿Por miedo a lastimarlo? ¿Por lástima? ¿Por rutina? No, solo porque quería refregárselo a la cara a Tristan, recordarle que a pesar de su maldita apuesta, la chica lo había desechado, para él yo había ganado, a pesar de que en realidad yo había perdido.

La niñera (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora