Capítulo 35

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•La niñera• Ultimo <3

Mi mamá estaba hablando algo con Grace. Yo prefería evitar la mirada de desaprobación de mi padre sobre mí. No había aceptado muy bien la idea de que me iba a vivir con Tristan incluso luego de que lleváramos cinco meses juntos, siempre había sido muy sobreprotector con respecto a los chicos, ni siquiera a Alex lo había aceptado y eso que aparentaba ser el chico perfecto. Mi mamá se lo había tomado mal al principio, pero luego se había entusiasmado tanto con la idea de que me fuera a vivir con el hijo de su mejor amiga de siempre que hasta me ayudó con las maletas.

Me despedí de mis padres y de los de Tristan. Ignorando la fría despedida de mi padre. Ya no me importaba qué pasara o qué los demás pensaran de nosotros, solo sabía que lo amaba y él me amaba a mí. Eso era suficiente.

—Siento que tu padre me odia—Murmuró Tristan cuando ya nadie podía oírnos dentro del auto en marcha.

—No eres el único que siente eso. Es que es algo sobreprotector, pero he preferido no intentar persuadir su opinión sobre irme a vivir contigo porque no tiene ningún derecho sobre mí. No puede simplemente ausentarse la mitad de mi vida y luego creerse en el derecho de molestarse porque me quiero independizar de él.

Tristan me sonrió. Agarró mi mano y la llevó a la palanca de cambios y puso la suya sobre la mía. ¡Así cualquiera amaría viajar en auto! Siempre lo hacíamos, porque parecía que estar un segundo separados nos volvía loco a ambos, incluso si era a solo centímetros de distancia.

El apartamento ya estaba amueblado. Tristan me dejó encargarme de la decoración nueva porque uno no podía dejar eso en manos de los hombres. Era bastante espacioso, quizás demasiado para tan solo dos personas. ¿Pero qué importaba? Íbamos a estar juntos sin padres ni niños alrededor, aunque de todos modos no podría no extrañar a mis padres y a Ruby y Oliver.

Saludamos al guardia del edificio quien nos abrió con una sonrisa el portón eléctrico. Tristan estacionó el auto en el 1501. El edificio tenía 36 pisos y nosotros vivíamos en el 15, el cual tenía una vista perfecta de una parte favorecedora de la ciudad de California.

Tristan se bajó y me abrió la puerta. Le agradecí con una sonrisa y abrazados nos fuimos al ascensor. Marqué el piso 15 y las puertas se cerraron.

Tristan me besó de improviso, fervientemente, sin que si quiera me lo esperara. A pesar de que me sorprendió, ni siquiera dudé en enredar mis manos en su cabello y apretarme contra él. Seguimos besándonos sin que nos importara si alguien entrara hasta que las puertas se abrieron en nuestro piso. Seguíamos besándonos cuando llegamos a la puerta del apartamento.

—Extrañé hacer esto. Con tu padre mirándome mal cada dos segundos no me parecía algo muy apropiado—Dijo. Yo sonreí sobre sus labios. A ciegas Tristan rebuscó en su bolsillo las llaves y abrió la puerta. Me tomó en brazos y yo rodeé su cintura con mis piernas justo antes de que él cerrara la puerta con mi espalda y me afirmara contra ella. Seguimos besándonos como si no existiera nada más que nosotros en el mundo. Era perfecto.

Nos besamos así solo unos minutos más, hasta que nos dimos cuenta de la hora y de que en 20 minutos teníamos una reservación en un lujoso y caro restaurant que no valía la pena desperdiciar. Así que yo salí corriendo a nuestra habitación y rebusqué lo que me pondría en mis maletas aún no desechas. 

Me puse un hermoso vestido azul que mis padres me habían regalado para mi cumpleaños número 17 y unos tacones color blanco. Me maquillé solo un poco, me puse unos pendientes a juego con los zapatos, una pulsera a juego con el vestido y un anillo de plata.

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Había estado lista en un tiempo record de diez minutos. Creí que había sido rápida pero él ya estaba vestido con un esmoquin azul marino que lo hacía combinar con mi vestido. Yo me mordí el labio.

La niñera (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora