•La niñera•
Estoy segura de que esto no está pasando realmente, porque yo no lo estoy golpeando como una loca desquiciada para que se aleje de mí, y ni si quiera estoy en una especie de estado de shock, solo estoy allí, con mis brazos alrededor de su cuello y obligando a mi lengua a hacer acto de presencia en el beso. No estoy segura de lo que está pasando en ese momento, solo sé que los labios de Tristan saben a menta fresca y sus brazos alrededor de mi cintura se sienten muy, pero muy bien, en este momento yo debería estarlo maldiciéndolo, golpeándolo por tener el descaro de besarme, pero sinceramente a la única persona que quiero golpear era a mí misma porque ¡Lo estoy besando! Lo estoy besando, él me está besando, nos estamos besando, y no puedo pensar en nada más que no sea en lo estúpida que soy y en lo habilidoso que es este chico con la lengua y con las manos.
Bien, debería estar furiosa, pero por más que me obligo a estarlo no lo estoy, me había besado varias veces, todas sin permiso, pero ahora, después de unos cuantos días de tregua, que me lo había quitado de encima y habíamos intentado ser amigos de nuevo, sentía mi estómago revolviéndose fuertemente y mi cerebro susurrando que quiere más, y yo como estúpida no se lo estoy negando para nada.
Finalmente nos separamos a falta de aire y aunque no pueda verme, sé que tengo una cara de espanto en mi rostro, Tristan tiene una enorme sonrisa pero tiene la boca entreabierta porque está jadeando.
—Eso ha estado bien—Dice más para sí mismo que para mí. Se inclina y vuelve a tomar mis labios en una lenta y suave caricia que se vuelve incluso más adictiva que la anterior. Estoy apunto de apartarlo de un golpe pero mi reacción es otra: poner mi mano izquierda en su hombro y agarrarle la camisa con la derecha para acercarlo más a mí.
Y nos separamos al fin.
Lamentablemente…
—¿Ves cómo no era tan difícil no hacerse la difícil?—Es lo primero que dice y yo no estoy muy segura de qué responder, así que solo me quedo callada—. ¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua nuestro beso?
—Sinceramente no sé por qué hice eso—Digo con la dignidad que me queda y me levanto de la arena, y comienzo a caminar, no sé a donde, pero lejos de Tristan, cosa que sé que va a ser inútil porque va a seguirme, y es exactamente lo que hace;
—¿No sabes?—Pregunta en tono burlón— Oh, preciosa, de todas las excusas que has inventado ésta es la peor. Me besaste porque querías, no porque “No sabías que estabas haciendo”
Estoy intentando procesar la información porque ni yo misma sé qué acabo de hacer, ¿Lo he besado? ¿No ha sido producto de mi imaginación o algún sueño? Es complicado intentar entender el asunto, porque hace apenas unos días lo odiaba con todas mis fuerzas, y ahora lo he besado como si no hubiera un mañana, ¿Entonces? ¿Qué era lo que sentía por Tristan?
“Donde hubo fuego cenizas quedan”
Se me viene a la cabeza lo que la Señora Stella dijo, entonces, ¿Eran estas las supuestas cenizas? ¿A caso yo estaba comenzando a sentir algo por…? ¡No! ¡Claro que no! ¡Eso era imposible! Era imposible porque Tristan ya me había lastimado una vez y no dejaría que volviera a hacerlo.
—Oh, lo que sea—Digo de mala gana y sigo caminando.
—¿Por qué estás enojada? ¿Por ceder o por el hecho de que te encantó?
—Besas asqueroso—Esa podía catalogarse como la mentira más grande que he dicho en mi vida.
—Beso asqueroso—Repitió, burlón—. Claro, porque beso tan asquerosamente mal que me has seguido el beso sin problema alguno.
—¿Qué pasó con lo de ser amigos?—Pregunto en un gruñido. Él me mira con gesto divertido—. Oh, lo olvidaba, eres tan hijo.de.pu.ta que no sabes cómo tener a una chica solo como amiga.
—Menos si es tan ardiente…
—¡Eres incorregible!-Bufo y sigo caminando ya que me había detenido para hablarle
—Oh, ________(TN) basta—Dice y me agarra del brazo para que me detenga, me acerca a él hasta que nuestros cuerpos quedas pegados y nuestros rostros a tres centímetros de distancia, lo más divertido del asunto es que yo no hago nada para impedirlo—. ¿Por qué no aceptas que te mueres por mí?
—¡Claro que no!-Chillo y me zafo de su agarre—. Eres tú el que se muere por mí.
—Yo no tengo problema con aceptar eso—Dice con su sonrisa socarrona y tengo ganas de golpearlo.
—Uhm, bien por ti—Murmuro sarcástica y vuelvo a emprender la marcha. Tristan viene detrás de mí porque puedo sentir sus pasos, no dice nada, pero conociéndolo está aguantándose la risa.
—Entonces, ¿Vas a estar sin hablar todo el día o qué?—me pregunta de repente.
—No tengo comentarios que hacer—Digo y el curva una sonrisa. Comienzo a caminar de nuevo pero él me agarra del brazo y me pone contra la pared.
—¿Vamos a comer? Tengo hambre… aún.
—Te comiste una hamburguesa gigante—Digo frustrada.
—¿Por qué eres tan irritable, eh?—Pregunta mientras pone sus manos a mis costados para evitar que yo escape.
—Tú me irritas.
—Yo no te irrito, te irritas sola—Dice y vuelve a besarme; le ordeno a mi cerebro que le ordene a mis brazos que lo golpeen con fuerza en el pecho, pero no parece funcionar porque mis manos de nuevo están rodeando su cuello mientras le correspondo el beso sin problema alguno.
—¿Ves? Es mucho mejor cuando no te irritas—Me guiña el ojo y me fijo que la pared en la que estoy apoyada es la de un local de comida rápida porque Tristan entra ahí. Tardo un poco en reaccionar y preguntarme qué demonios estoy haciendo. Como no sé la respuesta ahora estoy debatiéndome entre si entrar o no entrar porque… ¿Qué iba a hacer? ¿Me iba a sentar frente a él y comer como si nada o teniendo que aguantar sus comentarios lanzados y sus sonrisas jodidamente perfectas y burlonas? No parecía buena idea, por otra parte, la parte más rebelde y escondida de mí, quería seguirlo besando.
Al final me decido por entrar al estúpido local, pero antes de pasar por la puerta veo que una chica se le acerca, parece sorprendida de verlo y él igual, se sienta al frente de él y me doy cuenta de que entrar ahí será mala idea.
<<¿Qué esperabas? Es Tristan Evansr, no puedes esperar otra cosa de él, besarte y luego irse con otra>>
Aunque hablando en serio, no se había ido con otra, quizás solo se había encontrado con un amiga y… ¡Oh vamos! Tristan Evans no tiene “solo” amigas.
Y yo no entiendo porque estoy molesta, así que me doy media vuelta y me voy caminando con las manos metidas en los bolsillos de mi jeans.
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Voten!