Capítulo 13

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•La niñera• 

—El caso es que…—Comenzó de nuevo Tristan—… el caso es que me gustabas mucho y tú pues… sólo me querías como amigo, y me sentía tan, tan fuera de lugar e incómodo cuando te acercabas. Llámame estúpido porque se podría decir que esa fue la primera vez que estuve enamorado, y no porque tuviera 9 años significa que eso sea imposible, de verdad te quería mucho, Sabía que nuestra amistad era demasiado hermosa como para perderla, así que decidí alejarme de ti por un tiempo, para olvidarme de ti. El problema fue que el tiempo pasó, tú no te acercaste a mí y yo pensé que ya no… querías ser mi amiga… entonces me alejé y… bueno, sin ti a mi lado…ya viste, me convertí en el estúpido sátiro y narcisista que tanto odias.

Exactamente, esa no era la respuesta que esperaba recibir, era incluso improbable.

—¿Cómo?—Pregunté, queriéndome cerciorar de lo que había dicho Tristan. Si esa confesión, suponiendo que fuera verdad, entonces significaba que yo no tenía motivos para odiarlo o no perdonarlo por lo que me había hecho.

—Oh, no me hagas repetirlo de nuevo—Bufó.

Podría haberlo perdonado, haberle dicho que entendía completamente sus razones o incluso podría haberle dicho que a mí también me gustaba, pero eso de “No me hagas repetirlo de nuevo” sólo me daba a entender lo arrogante que era y lo mucho que odiaba perder la dignidad ante una chica, seguía siendo un bastardo.

—Oh, perdón, olvidaba que eran las chicas las que te declaraban su amor eterno solamente—Murmuré sarcástica.

—Uhm, ¿Y ahora se puede saber porque se enojó Señorita Sensible? 

—No estoy enojada, sólo que tu actitud me exaspera considerablemente. 

—Entonces… Emm… no sé si pueda hacer algo para que dejes de odiarme.

—No creo, pero gracias por participar.

El entorno se volvió frío de repente, y no necesariamente por el frío ambiental. Nos volvimos fríos. Nuestro entorno ya no era nuestro, lo que fuimos entonces, ya no lo somos. Ya no lo seremos.

Ese no es Tristan, mi amigo de dientes chuecos. Ese era Tristan, el apuesto galán de cine que hace delirar a toda chica que se le cruza en el camino, y eso era odioso.

Bueno, no era que fuera muy fácil evitar ser apuesto, pero sí podía haber evitado ser un maldito mujeriego y…

¡Ah! ¡Quería estrangularlo hasta que volviera a ser como antes!

—Mmm… _______(TN)—Me llamó.

—¿Qué?—Pregunté seca.

—Lo lamento—Casi susurró, y sabía que lo decía en serio; desde pequeño, cada vez que tenía que disculparse de algo, su voz se reducía a un susurro: su orgullo era bastante elevado.

No lo somos. Podemos serlo.

<<¿Amigos otra vez?>>

Casi creí que esa había sido la voz de mi conciencia preguntándome si podría darle una nueva oportunidad a Tristan, pero cinco segundos más tarde me di cuenta de que él era quien me había preguntado aquello.

Lo miré con cuidado a sus ojos. ¿Debería creerle? Y más importante aún ¿Podría creerle?

—¿_________(TN)?—Me llamó, esperando por una respuesta.

Sí… no… si… no.

—Supongo que si dejaras de flirtear conmigo podría aceptar eso—Murmuré.

—Bien, como quieras—Rodó los ojos y luego me sonrío—. ¿Amigos?—Tendió su mano a mí en forma de trato. La analicé 10 segundos antes de tomarla; todo parecía ser perfecto, pero había algo allí, algo que yo estaba dejando pasar pero no sabía qué.

Rub gritó el nombre de Tristan para que fuera a darle vuelo en el columpio. Él fue enseguida mientras yo lo seguía por detrás; me senté en el columpio que estaba justo al lado del de Rub, mientras me mecía suavemente. Oliver jugaba con la tierra justo al frente de nosotros, y tendría que bañarlo cuando llegáramos a casa.

—¡Más fuerte, Tristan!—Alegó la pequeña rubia haciendo un mueca desconforme. Tristan suspiró y siguió dándole vuelo. Cuando Rub estuvo conforme con la velocidad, Tristan se apartó y se apoyó en las cadenas de mi columpio.

—No se cansan, jamás—Murmuró negando con la cabeza, pero su tono era divertido. Yo solté una pequeña risita.

—Ya ves, la estás pagando. Tú le hacías lo mismo a tus padres, sólo que peor—Reí yo al recordar que cuando pequeño, Tristan tenía un pequeño problema de hiperactividad.

—Lo sé—Dijo y hubieron unos segundos de silencio—. ¿Recuerdas la vez que yo te estaba dando vuelo en este mismo columpio?

Yo me reí fuertemente.

—Sí, te golpeaste la cabeza con él al darme vuelo—Dije, apenas respirando al recordar el momento; había sido un oso fascinante, Tristan los tenía seguido.

—Sí, no fue tan gracioso—Dijo haciendo una mueca y se puso detrás de mí—¿Quieres que te dé vuelo?

—¿Para que te golpees de nuevo? ¡Claro!Tristan rio y empujó el columpio de las cadenas; no iba a poder pegarse en la cara con el columpio porque ya no tenía ocho años y el columpio no alcanzaba su cara, además que según mi perspectiva, Tristan Evans eran tan perfecto que dudaba que recordara cómo hacer el ridículo, lo cual era bastante decepcionante.

—Eso no va a pasar de nuevo.

Cuando tuve suficiente impulso, Tristan cambió de lugar apoyado en los barrotes que sostenían los columpios.

—Habría sido divertido—Dije riendo. 10 segundos después salté del columpio y me puse al lado de Tristan—. ¿Qué hora es?

—Las diez por lo menos—Se encogió de hombros—. No tengo reloj.

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Voten!

La niñera (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora