•La niñera•
—Oh, muy graciosa, muy graciosa—Murmuró sarcástico—. Deja de reírte, dios.
Yo me sigo riendo así que él abre la puerta de nuevo y grita:
—¡Hey mundo! ¡Ya no es necesario, _________(TN) se ha ofrecido como voluntaria!-Y cierra de un portazo, yo ya no me estoy riendo y me pongo a regañarlo, ahora él se está riendo.
|*|
-Sí, unos gritos de ustedes nos llamaron la atención-Murmuró la señora Stella y mis mejillas se incendiaron.
-Solo estábamos jugando, lamento si la importunamos.
-No te preocupes querida-Dijo sonriendo-¿Así que estás cuidando a los hijos de Thomas y Grace, verdad?
-Sí, se fueron de viaje y no confían demasiado en Tristan como para dejarlo a cargo.
—Esos niños son unos amores—Dijo con tono cantarín—. El otro día fui a verlos y me quedé viendo una película con ellos y con Grace, ¿Puedes creerlo? Yo, una vieja de 60 años entreteniéndome con una película de niños de hasta 5 años.
—Me lo imagino—Dije riendo.
—Y bueno, linda, ¿Tú y Tristan…?
Me puse pálida en cuanto entendí lo que quería decir.
—¿Qué? ¿Tristan y yo? ¡Claro que no! ¡Ni aunque fuera el último hombre en el mundo!
—Lo niegas demasiado—Dijo con tono burlón la señora—. Cuando niegas demasiado algo, es porque quieres convencerte más a ti misma que a los demás.
—Tristan y yo no tenemos nada—Dije intentando que mi tono sonara calmado—. Ayer solo estábamos jugando.
—Pero te gusta…
—¡No me gusta!-La señora Stella se rio y yo tenía unas ganas inmensas de salir corriendo de allí
—Hace años, ustedes eran los mejores amigos—Sonrió melancólica y yo solo tuve ganas de vomitar—. Hacían todo juntos, era como si una especie de fuerza no los dejara separase. Recuerdo una vez que estaba mirando por la ventana a mi nieto, estaba jugando con ustedes a las escondidas. Tristan y tú se escondieron detrás de un auto ¿Y sabes qué vi? ¡Se besaron!
Mis mejillas estaba ardiendo y Stella me sonreía con gesto burlón.
—Teníamos ocho años, quizás menos.
—Donde hubo fuego, cenizas quedan—Dijo con aire misterioso.
—Realmente, señora Stella, el día en que yo y Tristan tengamos algo, será el día en que el mundo se acabe—Dije, controlando el rubor de mis mejillas y el tartamudeo de mi voz.
—Oh, cariño—Ella se rio—. No tomes las cosas tan textuales, solo estoy bromeando, creo yo
—¿Cree usted?
Ella solo me respondió con una sonrisa que no estaba muy segura de qué significaba y se entró a su casa. Suspiré resignada y me acerqué a la entrada de la casa de Tristan. Rub y Oliver estaban obligando a Tristan a jugar a las escondidas y Tristan tenía que fingir que no sabía dónde estaban para así esta tranquilo unos cuantos minutos antes de encontrarlos y que ellos comenzaran a decirle que era un tramposo por alguna razón.
—Eh, ________(TN)—Dijo Tristan notoriamente fastidiado—. Te toca jugar con ellos.
—¡No Tristan!-Alegó Rub mientras tiraba del pantalón de Tristan—¡Te toca a ti!
—Pero si ya jugué demasiado—Le dijo Tristan con tono de reproche.
Oliver estaba prácticamente amarrado a la pierna de Tristan y Rub le estaba tirando el pantalón de la otra así que era imposible no reírse.