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Carlos:

Lo gracioso de pasar tu rato con chicas tan aniñadas y extrañas como Julia es que aún cuando era un libro abierto para mi en cuanto a leer sus gestos y expresiones, nunca sabía con qué mierda de comentario o idea me iba a salir en cualquier momento, lo cual me desconcertaba un poco y a la vez me atraía, lo confesaba, a pesar de lo mucho que detestaba a la gran mayoría de las mujeres estaba acostumbrado a tratar con ellas, al menos con cierto tipo de ellas, ya saben, las precoses, audaces y que usan la boca para algo más que para hablar... pero con Julia todo era distinto porque ella era...

- ¿Por qué no me dijiste que Andrea había vuelto a Barcelona? – la miré alzando una ceja al verla llegar toda agitada y gritándome prácticamente la pregunta, esa era una de las cosas molestas de Julia, era increíblemente gritona, ¿qué acaso era sorda o qué?

La observé unos segundos, tenía el cabello disparado hacia todos lados, la camisa afuera de la falda, las mejillas rojas y los ojos brillantes, parecía que se había corrido una maratón, aunque no dejaba de verse... bonita... ya saben, desde el estúpido baile había descubierto ese lado "femenino" de Júlia y reconozco que más de una vez me pillé recordando esos hombros y espalda descubierta, y ... sí, como bien decía Joan, tenía unas tetas perfectas... ni muy grandes ni muy pequ...

Me fijé que mis ojos estaban demasiado abajo y subí hacia el rostro de ella que para variar no se percató de mi ida de carril al observarla, ¿por qué tenía que ser tan jodidamente despistada? Aunque eso en parte era bueno, para mi...

- ¿Y desde cuando tengo que darte reportes de lo que pasa en mi familia? – pregunté levantándome del banquillo en medio del patio y quedando de pie frente a ella, pareció turbada, sí, la manera en que sus ojos titubearon me lo dijo.

- Pero... ¿fue porque fui al baile contigo,Carlos? ¿Ella se marchó porque la ignorabas?

Me reí. Ojala hubiese sido por eso y no por encontrarla apunto de ser follada por un sujeto, imbécil que por supuesto había recibido su merecido ese mismo lunes por parte de Joan y mía, se la pensaría dos veces ahora antes de meterse con cualquier chica.

- ¿Y si hubiese sido por eso? ¿Te sentirías muy culpable de haber formado parte de esto, Julia? – pregunté burlón, entonces ahí lo vi, otro de sus gestos típicos, su ceño fruncido y su rostro de ofendida.

- ¡Tú me obligaste a ir contigo!

Y ahí de nuevo con los chillidos, aunque se veía graciosa apretando los puños y alzando su rostro hacia mi, de hecho tenía un excelente primer plano de sus ojos verdes, su nariz pequeña y respingada y sus labios...

Alcé mi mano y le tapé la boca.

- ¿Sabes que te ayudaría a conseguir más citas,Júlia? Que dejases de ser tan increíblemente gritona todo el tiempo...

Su ceño se arrugó más y por mucho que tratara de zafarse yo continuaba con mi mano en su boca.

- A los chicos no le gustan las niñas chillonas... huyen de ellas...

Entonces comenzó a pestañear, y supe que estaba analizando mis palabras, ¿A Julia le interesaba saber sobre cómo atraer a los chicos? Entonces recordé que le gustaba uno, y no supe por qué la noticia se me hizo tan... desagradable. ¿Qué clase de chico atraía a Julia? Saqué mi mano de su boca e inmediatamente recibí un empujón de parte de ella. Pero que tía más bruta.

- ¡No vuelvas a hacer eso!

- ¿Qué te dije de las niñas gritonas?

- Eres muy pesado.

CUANDO FUIMOS NADA||JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora