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Carlos:

Decir que estaba sorprendido era poco, estaba a un centímetro de besar a Júlia Medina y la idea había sido mía, observé sus labios, estaban semi cerrados, pero sus ojos estaban tan abiertos como dos linternas de faro, supuse que era un mar de nervios, me aclaré la garganta un poco mientras continuaba acariciando aquel fino cuello.

- Deberías cerrar los ojos, Julia...- susurré sin poder evitar la sonrisa algo burlona, ya saben, en parte porque ella era increíblemente inocentona y en cierta forma me hacía gracia.

- ¿Por qué? – preguntó pestañeando un par de veces. Ya le había captado la manía de pestañear cuando se sentía perdida en un tema, lo cual sucedía... mucho.

- Porque la gracia de un beso es que lo sientas, no que lo veas.- respondí con la primera mierda que se me vino a la mente, aunque lo cierto es que en parte me sentía un poco nervioso, y sus ojos marrones lograban perturbarme un poco, sólo un poco...

Observé como lentamente iba cerrando sus ojos y sonreí, ¿no era genial que de pronto Julia pareciera dócil y obediente? Aunque sabía que no le duraría mucho, era la sujeta más terca y cabezotas que había conocido en mi vida, y eso que había conocido a varias...

Acerqué mi rostro hasta rozar mis labios con los suyos, eran suaves, suspiró y aproveché ese impulso para besarla, atrapé sus labios y volví a sentirme estúpidamente adrenalínico, no podía entender qué me pasaba con ella pero el solo hecho de testear sus labios parecía llevarme al límite, ¿es porque era tan... virginal que me emocionaba la idea de... corromperla? Joder, sí, eso sonaba hasta mal en mi mente, pero básicamente esa era la idea... hacer que Julia dejase de ser la niñata inocentona ¿no?

Aún no profundizaba el beso, trataba que se acostumbrara a ese primer contacto y parecía hacerlo bien aunque me percate que aún se mantenía rígida como una tabla. Sonreí mentalmente. Mis manos pasaron de su cuello a sus brazos, un leve estremecimiento que me llamó la atención, Júlia parecía tan sensible a cualquier estímulo y toque, eso me agradaba. Su aroma a cítricos me invadía, quise atraerla más hacia mi pero no era la mejor posición para estar besándonos. Fui pausando lentamente el beso hasta terminar con mi rostro muy cerca del de ella, la observé, tenía los labios rojos, las mejillas acaloradas y sus ojos me miraban enormes y expectantes.

- ¿Y bien? – preguntó de pronto.

- ¿Y bien qué? – repliqué sólo para picarla, lo logré, como siempre, su ceño fruncido me lo hizo notar.

- ¿Qué tal lo hago?

- Ah...- me hice el que recién comprendía.- Pues no ha sido más que un beso casto,Julia, no quería lanzarte a las ligas de adultos cuando recién eres una novata... así que no puedo darte una opinión al respecto - respondí.

Lo cierto es que era más fácil continuar picándola con comentarios del tipo que aceptar que aunque había sido un beso sin lengua, lo había hecho bien,Julia era suave en sus movimientos, sabía seguir e insinuar, y lo mejor de todo es parecía saber salivar y besar, cosa que muchas chicas no controlaban, aún podía acordarme de esa niñata prima de Ryu, uno de los peores besos que había dado en mi vida, esa tía necesitaba un babero para besar.

Miré a Julia que me observaba con los brazos cruzados.

- ¿Entonces qué? ¿Este no ha sido un beso como los de verdad?

Me reí, a veces podía ser tan graciosamente ingenua.

- Dije que te enseñaría pero nunca dije que lo haría todo esta noche...

La vi enrojecer y pestañear un par de veces algo confundida que me causo gracia, era tan jodidamente leíble, cada gesto y mirada de ella era un libro abierto para mi.

CUANDO FUIMOS NADA||JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora