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Carlos caminaba a mi lado y yo sólo podía obligar a mis pies a seguirlo, nuestras manos estaban unidas y parecía que todos mis censores estaban puestos en ese sector de piel que él tocaba. Trataba de mirar a algún punto indefinido en la lejanía pero era inevitable fijarme en cómo un montón de pares de ojos se fijaban en nosotros al pasar, los cuchicheos se hacían ensordecedores en mis oídos; el momento de mayor tensión fue cuando vi a las tres gorilas matonas de pie en el pasillo, por poco y me doy la media vuelta para huir pero Carlos pareció leer mis pensamientos –que novedad- y sentí su agarre intensificarse en torno a mis dedos.

Me miró y lo observé, su mirada me hacía pensar que estaba disfrutando todo esto, ¿sería posible?

- Ignóralas, ignora a todos...- susurró antes que doblásemos en el siguiente pasillo y sin decir más nos metiéramos en la primera puerta a la derecha, quedando ambos en uno de los vacíos laboratorios de Ciencias.

Carlos soltó mi mano y en cierta forma me sentí vulnerable al no sentir ese contacto... quiero decir, no es como si quisiera seguir de la mano con él, simplemente había algo de seguridad que me transmitía el gesto y...

- Julia, si quieres hacer esto bien debes dejar de comportarte como una niñata paranoica o sospecharán...

Sentí mis mejillas rojas y bajé la vista un segundo, avergonzada.

- Lo siento... es que...

- ¿Qué? – preguntó mientras se apoyaba de espaldas a una de las mesas y se cruzaba de brazos.

¿Cómo decirle a Carlos que todo eso era demasiado para mi?

- ¿Quieres que las chicas de esta escuela te respeten, no? – preguntó. Asentí- Ahora mismo acabamos de pasearnos y más de la mitad de esta escuela nos vio de la mano, para el primer descanso todos sabrán que... somos novios... o especularán al respecto.

Eso sonaba tan raro e hizo que mi estómago se retorciera.

Bajé la vista a mis pies, sentí sus pasos acercándose a mi, luego su mano alzando mi mentón.

- Debes acostumbrarte a que te toque...- añadió mientras yo sentía mis mejillas enrojecer a un nivel preocupante.- Me refiero a que te tome de la mano, te abrace... te bese...

- No puedo...- susurré bajito.- Yo...- titubeé- yo no sé cómo ser con un chico,Carlos...

Nos miramos en silencio unos segundos. Yo completamente avergonzada y él con esa mirada extraña, cuando fruncía el ceño y parecía especialmente concentrado en algo.

- ¿No puedes simplemente dejarte llevar?

- No...- respondí casi al vuelo.El rodó los ojos.

- Incluso eres cabezona hasta para esto...

- Además yo no se mentir...- añadí mirándolo ofendida. ¿Por qué insistía tanto en decir que yo era cabezona?

- De eso ya me di cuenta hoy, hace un rato parecías un conejo asustado.

- ¿Quieres dejar de insultarme? – pregunté disgustada.

- Cierra los ojos.

- ¿Qué?

- Cierra los ojos.

- ¿Qué harás?

- Joder,Julia, ¿quieres cerrar los malditos ojos? ¡necesito que confíes algo en mi!

Lo miré resentida unos segundos antes de cerrar los ojos, casi al segundo sentí sus manos tomando las mías.

- Necesito que te relajes...- susurró – o harás de esto una puta tortura... y ya no tenemos punto de retorno, ya todos saben que nosotros somos... algo...- añadió.

CUANDO FUIMOS NADA||JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora