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Carlos:

- Oye,Carlos...

- ¿Uhm?

Ahí estábamos, echados sobre la alfombra, llevábamos casi toda la tarde en la sala de estar de mi casa, escuchando música y opinando sobre el último disco de Manuel Carrasco, era el primer día de Marzo y llevábamos ya dos semanas con la cosa de ser novios,Julia había tenido ya dos conversaciones más con el gay de Javi –aún no entendía eso de que a Julia le atrajese un sujeto de dudosa sexualidad- y al parecer todo iba viento en popa, al menos para ella... porque en cuanto a mi...

- ¿Beso bien? Nunca me has dicho cómo lo hago...

Y por poco me atraganto con mi propia saliva al escucharla hacer esa pregunta. ¿Qué no se daba cuenta que besaba endemoniadamente bien? Y ahí radicaba mi problema, llevaba una semana robándole besos a Julia Medina cada vez que se me antojaba y no se me quitaban las ganas de seguir haciéndolo...

Aún cuando el plan era que supuestamente mi interés por ella pasaría.

No era así y eso me tenía cabreado, no podía explicarme a ciencia cierta qué mierda me pasaba con ella y concluí que todo era por culpa de Joan con sus preguntas de mierda instalando en mi mente la idea nada buena de tener a Julia en todos los sentidos posibles... no era suficiente para mi sólo besarla, quería tenerla gimiendo de placer en mi cama.

Y eso jamás pasaría.

Y eso era lo más jodido de todo, no podía hacerlo, por la sencilla razón que me sentía... me sentía una mierda imaginando la situación, porque sabía que si me lo proponía podía embaucar a Julia y tener lo que quería finalmente, pero algo amargo se sentía en mi boca al imaginarme actuando así con ella, después de todo a ella le gustaba Javi, posiblemente terminaría en la cama con él si todo salía como el plan, aunque dudaba que ese idiota fuese a ser bueno en la cama, tenía toda la pinta de ser un marica debilucho.

Lo que más me jodía de todo es que nunca antes había dudado en tirarme a una chica, nunca, si había alguna que me gustase, iba, cazaba y ya, no era difícil para mi, no lo había sido, y si bien no es que me hubiese tirado a muchas chicas, al menos no como Joan o Miki (que ese sí que nos llevaba la delantera a todos), me sentía bastante orgulloso con mi número 8, todas universitarias menos una, último año de instituto, amiga de Joan. Quizás era más complicado porque Julia era de mi edad, además era increíblemente inocente y preguntona y tenía esa increíble habilidad para hacerme sentir que a pesar de todo lo odiosa que podía llegar a ser ella era distinta a las chicas que había conocido... no podía explicarlo muy bien, sólo era distinta...

- ¿No vas a responderme? ¿Tan mal lo hago?

Salí de mi trance y volteé la cabeza, estaba sentada y me observaba con sus mirones ojos verdes. La miré aún estando en el piso y no pude evitar sonreír, parecía como una alumna que espera la calificación de un profesor. Me reincorporé un poco quedando sentado en el piso igual que ella, con la espalda apoyada en el sofá.

Me la pensé unos segundos antes de responder algo como eso, en si la situación era demasiado bizarra como para no pararse unos segundos a analizarla, Julia Medina, sí, esa misma niñata que por desgracia del destino había pasado a ser mi compañera de asiento quería saber si besaba bien... ¿En qué minuto había pasado de ser una niñata desagradable a una chica uhm... deseable?

- Lo haces bien...- respondí después de unos segundos. Serio y conciso, era lo mejor, aunque ella pareció algo decepcionada.

- Bueno, aún nos queda algún tiempo para que yo mejore...- comentó inocentemente, como si planteara el que el problema de los besos fuesen unos ejercicios de álgebra, aún cuando vi el leve tono rojizo en sus mejillas, ese al que ya comenzaba a familiarizarme.

CUANDO FUIMOS NADA||JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora