51 (Especial)

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¿Entonces, no hay algo que quieras decirme? — Jordan rodó los ojos a pesar de que sabía que la persona con la que hablaba por teléfono no podía verlo.

— Creo que ya te lo comenté todo en una carta, ¿no crees? — escuchó una risa algo delicada y no pudo evitar sonreír también. Ella era tan linda.

Corazón, no es lo mismo leerte que escucharte. Anda, cuéntame qué es lo que ocurre. En tu carta sonabas muy preocupado, y eso solo hizo que yo me preocupara muchísimo por ti.

— ¿Hace cuánto leíste mi carta, mamá? — escuchó que suspiraba.

Hace cinco minutos. — él frunció el ceño.

— Vaya, si que eres rápida y precisa. — bromeó.

¿Acaso lo dudabas? — devolvió el juego. La madre de Jordan estaba inquieta, le tenía algo afligida el hecho de que esa "noticia" que su hijo le había enviado, hiciera que este se sintiera demasiado desesperado, cometiendo acciones incorrectas y lastimando a personas que no quería. No, definitivamente debía llamarlo lo antes posible.

Y ahí estaban.

Quiero que hablemos, y con la verdad. Y que pase lo que pase no entres en pánico, ¿okey? — Jordan tenía algo de temor a esta conversación. Temía descubrir cosas que se encontraban ocultas en su interior y que al saberlas, no supiera qué hacer con toda esa información.

— Está bien.

Así que... ¿te sientes confundido con respecto a Theo? — Jordan susurró un "sí" algo inseguro, el muchacho sentía su corazón acelerarse un poco, y el tener que sincerarse no ayudaba en nada. — Cariño... ¿no has pensado en la posibilidad de que puede gustarte? Digo, es algo obvi-

— ¡No! — interrumpió. — E-Es decir... puede que parezca eso, pero estoy seguro de que hay otra explicación. Theo... Theo es un chico muy encantador, lo acepto, aún así eso no puede hacer que logre gustarme. Lo voy a negar siempre.

Pero, corazón... tú eres el que se la pasa diciendo maravillas de él, yo solo leo y escucho. — Jordan rodó sus ojos.

— No uses mis propias palabras en mi contra. Por si no lo recuerdas, anteriormente te enviaba muchas cartas acerca de Theo insultándolo a más no poder. Lo odiaba, mamá, realmente lo hacía. Si yo no hubiera visto todo su dolor, sus angustias, además de no haber seguido tus consejos, yo seguiría odiándolo con la misma intensidad de antes. ¿No recuerdas todo lo que te decía de él?

Lo sé, Jordan. Siempre era él. Aunque no fueras una persona de hacer amigos, podías hablarme de tu día, de lo mucho que odias la comida de la cafetería, de tus notas, de tu padre si incluso así lo deseabas, sin embargo, solo me hablabas de Theo.

— ¡Es que Theo me estresaba! Me estresaba que fuera gay y que todos se burlaban de él por eso. Además de que tenía el estúpido pensamiento de mi padre repitiéndose en mi cabeza como disco dañado y eso me inpulsaba a ser malvado con él. Ese pensamiento le decía a mi mente que estaba haciendo lo correcto y que nunca estaría arrepentido de esos actos. Fue el mismo Theo el que habló conmigo y me hizo abrir los ojos, incluso Emma intentó razonar conmigo del tema y nunca pudo hacerme cambiar de opinión.

Estás en una etapa difícil. — Jordan asintió a pesar de que sabía que no estaba siendo observado. — Pero algo que quiero que tengas en cuenta, es que debes hacerle caso a tus ideales, no a los de tu padre, no a los de Theo o Emma, no a los míos. Tú eres quién decide qué es lo correcto en tu vida. Sin embargo, debes tener en cuenta algo que siempre te he repetido: "Todos somos personas que merecen ser respetadas". Así que dicho esto... ¿Theo te desagrada?

Querida mamá. [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora