¡Ya han llegado los 3K! Que vengan muchos, muchos más :)
Christian se dedicaba a tirar piedras. Se encontraba en un saliente, en la cueva de Ydeon. Había una curiosa salida detrás, desde la que no podía ser observado. Acababa en un barranco, por lo que el shek tenía las piernas colgando en el vacío, lo que le daba un cierto aire poético.
Esperaba, y lo hacía aburriéndose, una actitud muy humana. Mientras tanto, se dedicaba a reflexionar. Entonces, Síber le llamó desde la otra estancia. Había aprendido a hacerlo así, ya que, otra vez, le sorprendió por la espalda. El shek casi la había tirado por el precipicio en defensa personal.
-¡Christian, ya está de vuelta!
El susodicho se levantó, manteniendo un perfecto equilibrio, y entró en la cueva. Allí se encontraban Síber, Cara y una figura encapuchada. La varu, que era quien le había llamado, asintió en señal de saludo, indicando a su vez a la persona que acababa de llegar. Cuando Kossan terminó de quitarse la braga que siempre portaba, ni siquiera miró al shek, a pesar de que hacía bastante tiempo que no se veían. Había existido cierta tensión entre ellos desde el principio.
-¿Cómo ha ido?- preguntó Cara, su pelo marrón recogido en una pulcra trenza. Era su símbolo personal.
El yan fijó sus ojos en ella, y negó suavemente con la cabeza.
-Malas noticias. Los reyes de Nandelt han desaparecido.
-¿Los cinco?- musitó Síber.
Kossan la miró con desgana y asintió. Parecía abatido.
-Se sospecha de las serpientes. Y ya sabéis cómo son los humanos con lo que les pertenece...
-Vendrán hacia aquí- dijo Christian.
-Muy listo- comentó, con sarcasmo, el otro.
-Debemos empezar a recoger nuestras cosas- el shek le retó con una mirada asesina a que volviera a rebatir sus comentarios. Kossan no lo hizo.
La partida fue rápida y brusca. El yan trasladó el mensaje a todos los refugiados que vivían allí, y en menos de media hora ya se encontraban fuera de la cueva. No les habían dicho la verdad, simplemente que tenían que trasladarse rápidamente.
Eran un grupo grande, de unas treinta personas, y ninguna de ellas había cuestionado a Kossan, a pesar de que él no era el líder. Había madres, con sus hijos agarrados a las piernas, e incluso muchachos jóvenes que intentaban disimular el miedo que les infundía aquella situación.
La desinformación y la mentira dan rienda suelta a la imaginación.
Estaban a punto de marcharse definitivamente, con Síber a la cabeza del grupo, indicando una dirección en el horizonte, cuando Christian se dio cuenta de que el gigante aún se encontraba en el interior de la caverna. Miraba al variopinto grupo con aspecto nostálgico.
-¡Ydeon!- le llamó, acercándose a donde se encontraba-, ¿no vienes con nosotros?
Negó con la cabeza.
-Debo quedarme. No hay ningún lugar tan bueno en Idhún para un gigante como Nanhai. Además, ralentizaría vuestro paso.
El shek se giró y observó al grupo, que al fin se había puesto en marcha. Seguro que Kossan se alegraría si se quedaba hablando con el gigante y no les seguía.
-No creo que vayamos a pasar muy desapercibidos, de todas formas- respondió Christian, dedicándole una media sonrisa.
No cuestionó sus razones. Era muy extraño para un gigante tomar partido en un bando. Los de su especie no solían salir de Nanhai, era simplemente su hogar. Sin embargo, sabía que les seguiría apoyando desde allí. Y verle siempre le ayudaba a encontrar respuestas sobre sí mismo.
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Memorias de Idhún: Hexágono
FanfictionErik y Eva han crecido en la Tierra, de espaldas a su verdadero mundo. Sus padres no les han revelado nada y ellos no sospechan, hasta que en la adolescencia, se empiezan a mostrar en ellos poderes y experiencias que exigirán la vuelta a Idhún...