Capítulo 34: Otro lugar, en otro momento

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Victoria se despertó con el sonido de la naturaleza. Palpaba la magia en el aire cada vez que se despertaba en Idhún, y eso hacía que echara de menos la Tierra, pero, también, que deseara vivir para siempre con la magia a su alrededor. Se sentía más viva.

Zaisei y ella habían seguido el consejo del Padre Venerable: llevaban unos días descansando en el Oráculo de Awa, en una modesta cabaña para visitantes. Por las mañanas, ayudaban en tareas cotidianas, y por las tardes, daban largos paseos por las zonas autorizadas del bosque. Aquellos días fueron todo lo que Victoria necesitaba para recuperar la paz antes de la tormenta.

Aquella mañana, Victoria sintió algo extraño en sí misma. Despertaba buenos recuerdos en ella, una especie de tensión contra su mente. Christian estaba intentando contactar con ella. Le dejó pasar, y Shiskatchegg vibró en su dedo.

Buenos días, algo cálido se deslizó hasta el corazón de Victoria. Le echaba mucho de menos, pero al menos él seguía ahí, bien, a salvo.

Hola, Christian. ¿Sigues en Nanhai?

Rápidamente, el shek le puso al corriente del viaje que había hecho con los rebeldes.

He conocido a los que organizan todo esto, dijo el shek, y tengo motivos para creer que nuestras respuestas están en las ruinas del monte Lunn. Algo va a ocurrir allí, en pocos días. Necesito que vayas.

Una sonrisa emergió en los labios de Victoria.

¿Tú estarás ahí cuando llegue?

Claro que sí, respondió Christian, su voz denotando cariño.

Entonces no me lo perdería por nada del mundo.

La conexión se cortó. Victoria pensó que tal vez Jack, Eva y Erik también estarían allí. Esperaba que sí, que todos pudieran reencontrarse. No sabía qué iba a hacer si no.

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Por la tarde, oportunamente, el Padre Venerable pidió a Zaisei y Victoria que se reunieran con él en su cabaña.

-He estado reflexionando sobre todo lo que me dijisteis- confesó-. Y he llegado a la conclusión de que, primero por la falsa profecía, y después raptando a Eva, los sheks estaban incitándoos a volver a Idhún. Debemos asumir que están detrás de la desaparición de Eva, y puede que la de Jack.

Victoria apartó la mirada del Padre, pensativa.

-Creo que algo está ocurriendo en Idhún. La desaparición de los reyes de Nandelt, unos rumores que llegan de Celestia sobre un monstruo y vuestro regreso no pueden ser coincidencias- Ha-Din negó con la cabeza-. Pero no logro discernir qué tiene que ver todo esto con los sheks.

-He hablado con Christian esta mañana, Padre- intervino Victoria-. Cree que algo va a ocurrir en el lugar donde estaba el monte Lunn y me ha instado a ir.

-¿Qué clase de acto?- preguntó Zaisei.

-Un enfrentamiento o ceremonia. Podría ser la clave para encontrar a mi familia.

Ha-Din inclinó la cabeza en su dirección.

-Conservo un par de pájaros Haai para emergencias. Puedes disponer de uno si decides acudir.

-Gracias, Padre- Victoria miró a Zaisei, y vio la respuesta que buscaba en sus ojos. Estaban juntas en esto, y llegarían hasta el final, costase lo que costase. No iba a abandonarla-. Partiremos mañana al amanecer.

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La luz del alba acariciaba los bellos rostros de las mujeres mientras montaban en el Haai y se despedían del Padre Venerable, tal vez para siempre. Ha-Din les deseó suerte, y rezó a los Dioses para que pudieran tener un final feliz.

Memorias de Idhún: HexágonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora