p̷a̷r̷t̷-t̷i̷m̷e̷ b̷o̷y̷f̷r̷i̷e̷n̷d̷ - c̷h̷o̷i̷ s̷o̷o̷b̷i̷n̷

0̷8̷: "t̷e̷ n̷e̷c̷e̷s̷i̷t̷o̷"

Soobin no sabía porqué, pero ese día se sentía más feliz de lo usual, se levantó temprano, hizo un buen desayuno e incluso peinó a sus hermanas. Tzuyu se preguntó si es que se había caído de la cama y golpeado la cabeza fuertemente.

—¿Deberíamos llamar a Jeongyeon unnie? —preguntó la susodicha a su hermana.

Minjoo siguió su mirada dando con su hermano meneando las caderas mientras freía algo en la sartén y tarareaba una canción.

—Yo... no lo creo —contestó no tan segura. Jamás habían visto a Soobin actuar así, según la psicóloga de la escuela, eso solo pasaba cuando...—. Espera, ¡ya lo sé!

Tzuyu ladeó la cabeza viendo a su gemela caminar rápidamente hacia su hermano y jalar del delantal de flores que él estaba usando.

—¿Qué sucede, Minjoo? —preguntó agachándose a su altura.

—Hermanito, ¿de casualidad estás enamorado?

Soobin se sorprendió y abrió los ojos a punto de negar; sin embargo, el recuerdo de Rena, su sonrisa y gestos hicieron a sus mejillas sonrojarse. Tzuyu ladeó la cabeza sin comprender y Minjoo comenzó a dar saltitos en círculos apuntando con su pequeño dedo índice a la cara de su mayor.

—¡Binnie se sonrojó! —miró a Tzuyu—. ¡Nuestro hermanito está enamorado!

Soobin y Minjoo estaban sonrojados mientras que la restante tenía cara de asco.

—Y-yo...

—¿Y quién es? —preguntó la de flequillo—. Nunca la hemos visto, ¡ni la habías mencionado! ¿De qué color es su cabello? ¿Cuántos años tiene? ¿Es bonita? ¿Ya son novios? ¿Vendrá a vernos? ¿Le gustan los niños? Porque si quiere estar contigo también tiene que querernos...

—¡Deja a oppa respirar, niña tonta! —bufó Tzuyu cruzándose de brazos.

—Dejen de gritar... —dijo el de cabellos morenos rascando su nuca. Respiró hondo sintiendo el calor en su rostro—. Se llama Rena, su cabello es de un marrón rojizo.

—¿Como el de mi vestido favorito? —preguntó Minjoo.

—Sí, como tu vestido favorito. Tiene mi edad y sí, es muy bonita —los ojitos de Minjoo brillaron y Tzuyu fingió vomitar—. Ella es... es mi novia, sí —no fue capaz de mirarlas a los ojos al decirles eso—. Seguramente algún día venga a verlas, y no sabría decir si es que le gustan los niños. Pero algo me dice que sí —sonrió con eso último.

—Es perfecta —Minjoo sonreía con sus ojos deslumbrantes.

—Es tan rara —se encogió de hombros la otra gemela y continuó bebiendo su leche chocolatada.

—Ok, niña soñadora y niña malhumorada, hora de ir saliendo. Lleven sus panqueques en la mano y de camino se lo comen.