1̷4̷: "b̷a̷r̷r̷e̷r̷a̷s̷"

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—No demores, tu prometido ya llegó.

Fue lo último que dijo su madre antes de cerrar la puerta tras irse. Rena suspiro, ese día fue igual o peor de terrible que ayer. Soobin ni la fue a buscar, en parte agradecía eso. No quería ver nuevamente su expresión de dolor.

Volviendo al lado negativo, a penas llegó de la escuela su madre la obligó a alistarse. Había tomado con ayuda de una de las mucamas la ducha más larga de su vida. Ahora tenía puesto un elegante vestido sobre las rodillas negro que estaba segura su madre había comprado en la mañana; su cabello también había sido acomodado en un moño y sus zapatos... se sentía la cenicienta. Ni hablar del maquillaje que adornaba su rostro. Se miró en el espejo una vez más.

Esa no era ella. No era Jeon Rena.

Dejó el pequeño cuadro con la foto de su hermana sobre la cómoda y tomó un respiro. Frunció el ceño, estaba lista para afrontar lo que viniese. Si ella no podía escoger apartarse, al menos trataría de espantarlo a él.

Prendió el foco, eso contaba, ¿verdad?

Sonrió, había tenido una muy buena idea. Apagó la luz y caminó escaleras abajo.

—Allí está, lamento la demora —soltó su madre cuando la vio bajar por las escaleras.

Rena creyó estar viendo mal, cerró sus ojos y los abrió nuevamente corroborando el rostro de la persona frente a ella.

—Hija, él es Kai Kamal Huening —presentó—. Ella es Rena Jeon, mi bella y única hija.

Rena examinó al chico de cabellos negros que la miraba con un rostro neutral. Debía de ser una broma, ¿tan pequeño era el mundo?

—Es un gusto, Rena —se inclinó Kai—. Pero señora Jeon, según informes, Rena no es su única hija. Helena Jeon es la mayor.

—Sí querido pero ella ya está muerta, no cuenta —dijo una sonrisa ocultando sus ojos en el proceso—. Mi única hija es la que ve frente a sus ojos, y está muy dispuesta a casarse con usted. Helena no entra a conversación en esta casa.

Kai no perdió el momento en que Rena bajó la mirada y se encogió en su sitio mientras presionaba los puños.

Huening era alguien muy observador, pudo darse cuenta fácilmente que las cosas no iban bien en esa casa. Y la hermana mayor era el tema más sensible para su... prometida.

—Si no le molesta, me gustaría hablar con Rena a solas —enseñó sus dientes en una sonrisa—, así podemos conocernos más.

—Oh, pero por supuesto —se apartó de las escaleras—. Rena puede llevarlo a su habitación.

La de cabellos marrones rojizos abrió sus ojos en sorpresa. Ella nunca había llevado a nadie a su habitación; sin embargo, cuando estuvo a punto de protestar, su progenitora le dirigió una mirada tan sombría que las palabras se atoraron y murieron en su garganta.

—Sígueme —habló con tesquedad.

Ignoró el reproche en el rostro de su madre y se dirigió nuevamente a su recámara. Una vez ella y el mayor estuvieron en su habitación, cerró la puerta tras de ella.

—Es un lugar muy bonito —comentó Kai examinando el lugar.

—No esperes que esté feliz con esta noticia —se cruzó de brazos.

Kai conectó su mirada con la de ella y suspiró tomando asiento en la silla frente al escritorio. La giró para así quedar encarándola.

—Rena, yo tampoco quise esto.

—¿Soobin lo sabe? —preguntó cortante.

—No se lo he dicho —bufó—. Soobin no está bien ahora, ¿cómo le voy a decir que me comprometieron con su novia?

p̷a̷r̷t̷-t̷i̷m̷e̷ b̷o̷y̷f̷r̷i̷e̷n̷d̷ - c̷h̷o̷i̷ s̷o̷o̷b̷i̷n̷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora