1̷5̷: "m̷e̷n̷t̷i̷r̷o̷s̷o̷"

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—Bien, puedo solucionarlo... eso espero —murmuró.

—Kai...

—Bueno, Rena, que esto no interfiera en tu decisión. Lucha por Soobin, por favor. De lo demás me encargo yo —guiñó un ojo.

Rena rió asintiendo.

Cayó sentado sobre las escaleras de la entrada de su casa

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Cayó sentado sobre las escaleras de la entrada de su casa. Justo cuando creyó que su día no podía empeorar, llegaban las noticias en primera plana: "Huening y Jeon: compromiso de familias poderosas. Fuentes confiables confirmaron el compromiso de Kai Kamal Huening y Rena Jeon, quienes parecen haberse enamorado durante los comunes encuentros por negocios entre sus padres".

El periódico cayó a su costado, presionó su cabeza contra sus manos. Por eso ya no le hablaba, Rena ya había encontrado alguien a quien amar. Y fue justo con su mejor amigo.

Genial.

—¿Aló?

¿Choi Soobin?

—El mismo.

Llamamos para informarle sobre el estado de su madre. Según lo observado, ella no está lista para salir aún. Probablemente tenga que estar aquí un año más...

Soobin suspiró.

—Un año más, está bien, puedo con esto —murmuró para sí mismo.

¿Señor?

—Muchísimas gracias —colgó la llamada.

Abrazó sus rodillas y escondió su cabeza entre ellas sintiendo sus ojos arder. Todo iba de mal en peor, y sus pequeñas aún no le dirigían palabra alguna. Se estaba desesperando y no sabía qué hacer, y le aterraba seguir cayendo; tenía que ser fuerte, debía cuidar de sus hermanas.

Necesitaba encontrar un trabajo con urgencia, pero no era fácil si ninguno se adaptaba a su apretado tiempo disponible.

Rió, fue cuestión de tiempo para que las lágrimas comenzaran a caer.

Eres fuerte, Soobin, has llegado muy lejos, muchos no lo logran. Puedes con esto, tú puedes.

—Yo puedo...

Volteó mirando por la puerta abierta la habitación de su hermana. Siempre la dejaban entreabierta esperando a que él les contara un cuento, pero ahora cerrada posiblemente con seguro. Su único motivo de seguir lo estaba perdiendo, y tenía miedo.

Mucho miedo.

—¿Y si no puedo...?

Sus comisuras decayeron y escondió la cabeza nuevamente. Sintió pasos cerca de él y una presencia sentándose a su costado. No tuvo que alzar la mirada para saber quién era, pero le reconfortó el sentir las clásicas palmaditas en la espalda. Jeongyeon solo hacía eso cuando alguien lloraba porque no sabía cómo ayudar, aunque de alguna manera lo hacía.

p̷a̷r̷t̷-t̷i̷m̷e̷ b̷o̷y̷f̷r̷i̷e̷n̷d̷ - c̷h̷o̷i̷ s̷o̷o̷b̷i̷n̷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora