p̷a̷r̷t̷-t̷i̷m̷e̷ b̷o̷y̷f̷r̷i̷e̷n̷d̷ - c̷h̷o̷i̷ s̷o̷o̷b̷i̷n̷

1̷6̷: "v̷e̷r̷d̷a̷d̷ y̷ a̷m̷i̷g̷a̷"

La sonrisa en el rostro no se la quitaba nadie. ¿Que si recordaba que seguía comprometida? ¿Que los medios hablaban de ello? ¿Cómo podía estar tan calmada? ¡Nada de eso importaba! Rena solo quería llegar al instituto y abrazar a Soobin fuertemente y romper definitiva y formalmente el contrato.

Porque ella no quería un novio de medio tiempo.

Ella quería que Soobin fuese su novio de verdad, un novio de tiempo completo.

—Esa sonrisa dice mucho —oyó a su madre decir con su mentón apoyado entre sus dedos—. Supongo que todo bien con el joven Huening.

Rena entornó los ojos.

—Ajá, sí.

Se puso en pie dejando el desayuno a medio comer y tomó su mochila colocándosela en la espalda.

—Me voy —avisó antes de salir en dirección al instituto.

Una vez dentro esperó la llegada del alto; sin embargo, este estaba tardando. Pensó que probablemente ya estaba adentro. Fue a su aula, ignoró lo que sea que Doyeon y Yoojung le estaban diciendo y salió después de dejar su mochila en su asiento.

—¿Dónde estarás...? —preguntó a la nada mientras trotaba por los pasillos.

Sus comisuras se alzaron, una vez dirigió su mirada a la ventana logró verlo no muy a lo lejos, a punto de llegar al lugar. Aunque no veía bien del todo por los árboles, estaba segura que ese chico tan alto debía de ser Soobin.

Corrió escaleras abajo chocando con algunas personas en el camino. Se disculpó pero no paró en ningún instante; no podía pensar en ser considerada, había extrañado tanto al chico...

—¡Soobin yo-!

Había dado vuelta a la entrada y lo que sus ojos captaron mató la palabra en su garganta.

Sintió su sonrisa decaer de poco en poco mientras recorría con su mirar al chico y a la chica, que aparentemente venían con sus manos entrelazadas. Rena quiso creer que de repente era costumbre entre ellos como amigos de la infancia y que seguro ahora que ella estaba presente la soltaría, pero pasó todo lo contrario. Frente a Rena, Soobin presionó más el agarre en la mano de Jeongyeon mientras sus labios se volvían línea recta. La de cabellos cortos solo pudo bajar la cabeza sintiéndose incómoda.

—Yo... yo... —quería decir algo, pero sentía un nudo en su garganta que cada vez presionaba más en sus cuerdas bucales.

Se sintió como un vaso llenándose de agua, cada vez más que a este paso colapsaría.

No pudo evitar que las lágrimas cayesen y dio media vuelta corriendo nuevamente al interior del recinto.

Era demasiado tarde, y fue todo su culpa.

La clase pasaba muy lentamente, pero a Rena no le importaba. Se sentía perdida y sin ganas de hacer nada; no sabía de lo que la maestra hablaba, pero no le importaba.