{20}

140 25 5
                                    

—Mierda mierda mierda— Corrió el chico hacía su casa, dejando que las lágrimas empaparan sus mejillas.

Entró a esta, para luego cerrar la puerta con seguro, asegurándose que nadie entrara.

—Fuiste un imbécil— Aventó su mochila con furia.

Subió a su cuarto para tumbarse en la cama, y seguir llorando.

Nunca había comprendido lo que era el dolor de un amor no correspondido, y ahora lo sentía más fuerte. Humillado, por el único chico del cual se iba a enamorar jamás.

Lo sabía. Los hombres solo lo querían para una cosa, pero este hombre fue aún peor. Manipulación, extorsión y soborno.

Fue un completo idiota. Sabía que el chico que quería no era una persona fácil de tratar, y como quiera lo hizo; sabía que no terminaría bien, y como quiera lo hizo; sabía que terminaría lastimado, y como quiera lo hizo.

Imbécil, idiota, estúpido; eso era lo que mejor lo describía.

A él mismo, un ingenuo. Y al otro, un hijo de puta.

No sabía que hacer. Su vida parecía caer en pedazos. Lo único que lo mantenía con motivación de vivir lo había humillado.

Suspiró.

No quería hacerlo, siempre consideró a esas personas débiles por tomar esa decisión, pero ahora las entendía perfectamente.

No escribiría una carta, no quería que todo mundo supiera exactamente porqué se fue. Si alguien iba a saberlo, solo sería Kuanlin, porque era un idiota, y así como su amigo fue responsable de una muerte, el también podía ser responsable del suicidio de una persona.

Tenía demasiados materiales que podía usar para irse. No quería ser muy original, solo quería desaparecer de una vez.

No contaba con un arma a la mano, y no tenía un coche en el cual se pudiera encerrar. ¿Una cuerda? Lo hubiera intentado, pero no había. También tenía la opción de saltar de un edificio, pero como dijo, no quería llamar tanto la atención.

No tenía tantas opciones, y tampoco quería que fuera muy doloroso. Tomar cloro o encajarse un cuchillo, sí, hubiera sido efectivo, pero no quería sufrir más.

Su última opción era buscar pastillas. Si no había, ni siquiera de una, dejaría de intentarlo.

—Veamos...— Habló sin ganas, mientras revisaba los gabinetes.

Bingo.

Unas pastillas para dormir las cuales utilizaba de vez en cuando.

Sonrió. Rió. Reía desquiciada-mente, iba a hacerlo. Que se pudra el mundo, él estaba harto de este.

Pero... antes de hacerlo, quería despedirse, al menos solo de ella.

Tomó las pastillas suficientes, y antes de caer al suelo, llamó a la chica.

—¿Bueno?— Contestó una chica de dulce voz.

—Yoojung— Sonreía con solo escuchar su voz —Sé que nos distanciamos pero-

—¡Jihoon! ¿Te encuentras bien?— Lo que más quería la chica en el mundo, era volver a tener una llamada de su ex-mejor amigo.

—Yo— Volvió a llorar —No Yoojung, pero está bien, porque pronto acabará ese sufrimiento— Ya no sentía fuerzas —Caeré dormido y todo acabará.

—¡Jihoon no!— Exclamó la chica, preocupada —Jihoon no lo hagas. Si necesitas ayuda, voy ahí para ti.

—No Yoojungie; me ayudaste bastante en mi infancia, esto es lo que me merezco— Sollozó —Gracias, y adi-

Based on lies (Ongniel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora