Based on lies (Ongniel)

{24}

2 meses después~

—¡Último día de clases!— Exclamó Yoojung contenta al entrar al salón.

—¿Podemos saltarnos las clases?— Preguntó Doyeon.

—Nah, disfrutemos nuestro último día juntos en la escuela— Sugirió Seungwoo.

—Es cierto, después de esto, ya no nos veremos...— Dijo Yoojung.

—Yo te seguiré viendo a ti— Le sonrió Doyeon.

—¿Salimos después de clases?— Dijo Daniel.

—¡Yo sí!— Dijo rápidamente Yoojung.

—Pues sí— Asintió Seungwoo.

—¿Al puesto de hamburguesas?— Preguntó Woojin.

—¡Sí!— Dijo Doyeon.

—Saliendo de clases será— Decretó Seungwoo.

.-

Saliendo de clases, mientras que los chicos salían del colegio, Daniel vio pasar a Kuanlin. Fue hacía él rápidamente, llamando su atención.

—Kuanlin— Dijo Daniel —Oye, vamos a salir por una hamburguesas, y pues me preguntaba si te gustaría venir con nosotros.

—Oh, bueno...— Respondió Kuanlin —Eso es muy amable de tu parte, pero tengo algo que hacer.

—¿Ah sí?

—Voy a visitar a alguien.

—Ah, bueno, tal vez para otra ocasión— Elevó los hombros.

Estaba a punto de irse, pero Kuanlin lo llamó.

—Dan...

—¿Sí?

Kuanlin suspiró.

—Dile a Seungwoo que lo siento, en realidad... fue mi culpa que todo esto pasara...— Suspiró —Fui un idiota...

—Ey, está bien— Pensó un momento —Bueno, lo que hiciste en sí no estuvo bien, pero todo está perdonado. Seungwoo está sano y salvo, igual los demás— Los volteó a ver.

—Solo— Suspiró —Lo siento, y por favor, cuida de ellos, y cuídate— Lo abrazó.

Fue el abrazo más honesto que hayan sentido.

Kuanlin se despidió de Daniel y de los demás, así como después fue con Minhyun (quien estaba con su novio) y se despidió de él.

Checó la hora en su celular y luego lo guardó, para luego apresurar su paso.

.-

—Hola, vengo a visitar a un amigo— Le dijo a la recepcionista, con un ramo de flores en su mano.

—Nombre— Respondió esta.

—Lee Jihoon.

—¿Y el suyo?

—Lai Kuanlin.

—Piso 5– Y fue lo último que tuvo que escuchar para ir a verlo.

Entró a su habitación.

Trató de tocar, pero no hubo respuesta.

Aunque escuchar el pitido constante de la maquina lo tranquilizaba.

Suspiró al ver a su amigo, en la camilla del hospital con sus ojos cerrados.

—Hola...— Empezó, para luego darse cuenta de lo ridículo que se veía saludándolo —Me veo como un idiota; bueno, lo soy, pero solo un demente le habla a su amigo en coma, ¿no?— Rió.