Capítulo XIV

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Gilbert se encontraba algo mejor después de darle voz a sus sentimientos, sentía como si se hubiera quitado un peso de encima.
          Aun así necesita distanciarse un poco de Ana, quizás debería ir a Charlottetown, el doctor le comentó que podía ayudarle y aunque tenía clara su vocación, después de haberse mareado viendo una aguja, prefería asegurarse. Sí, era buena idea, iría entonces, ayudaría al doctor y así se distanciaría unos días, de esa forma también podría pensar en qué hacer.
          Mañana se lo contaría a Ana, no quería que pensara que estaba ignorándola de nuevo.

          La tenue luz de la mañana se filtraba atreves se la cortina, Ana se sentó en la cama y se desperezó, aquel día iba a ser difícil, debía hablar con Ruby, y estaba realmente aterrada pensando en la reacción que podría tener, la quería mucho, y lo último que deseaba era hacerla sufrir, pero las cosas tampoco podían seguir como estaban.
          Se dio con las palmas en las mejillas y se levantó decidida, se arregló rápidamente y bajo a desayunar.
          Marilla estaba terminando de fregar los platos del desayuno de Mathew y el suyo.
          —¡Buenos días Marilla! —la saludó alegre.
          —Buenos días Ana. —La miró con el ceño fruncido— Tienes una trenza torcida, deberías prestar más atención a lo que haces.
          Ana se deshizo la trenza mientras se sentaba a la mesa dónde Marilla le había dejado un plato con su desayuno.
          —¡Es que estoy tan nerviosa! —empezó a rehacer la trenza.— Hoy voy a tener una conversación crucial para mi vida. —Tomó una rebanada de pan y le dio un mordisco.— Sé que hago lo correcto al tenerla, pero quiero que salga todo bien, porque...
          —Ana —la cortó Marilla arqueando las cejas—, ¿qué te dije sobre hablar con la boca llena?
          —¡Oh!, tienes razón, perdón. —Y continuó comiendo.
          Marilla la miró mientras sacudía la cabeza divertida.
          —Eres un caso.
          En cuanto terminó de desayunar, se preparó para irse a la escuela.
          —¡Deséame suerte!
          —Espero que te vaya bien con esa conversación que tan importante dices que es —sonrió.

          Ana se dirigió a la carrera hacia la cerca, cuando vio a Mathew y Jerry a lo lejos.
          —¡Buenos días! —los saludo en voz alta mientras sacudía la mano.
          Ambos miraron en su dirección y le devolvieron el saludo con la mano. Ana quería llenarse de positivismo, no quería que las dudas y los malos pensamientos la asaltaran cuando hablara con Ruby, por eso alzó la mirada al cielo totalmente despejado exclamando.
         —¡Qué día más encantador! —y prosiguió maravillándose con todo a su alrededor mientras caminaba hacia la escuela.
         —¡Buenos días Ana! —la saludó Diana que se acercaba sonriente— te veo de muy bien humor.
         Enlazaron sus brazos y siguieron caminado juntas.
         —Quiero que así sea, de lo contrario no sé cómo voy a hacer frente a la ardua tarea que me he encomendado hoy.
         —¿Qué tarea es esa? —Diana la miró preocupada.
         Ana la miro, Diana era su mejor y más especial amiga, ya era hora de que se lo contara.
         —Debo hablar con Ruby para decirle que Gilbert no siente más que amistad por ella —contestó atropelladamente.
         —Bueno —sopeso Diana— es algo que más o menos ya sabíamos, aun así, le dijiste que la seguirías apoyando.
         —Ya no puedo seguir haciéndolo... —Ana se paró para hacer frente a su amiga— verás..., yo... —era tan difícil admitirlo— yo no puedo apoyarla más..., porque... —suspiró nerviosa— porque creo que también estoy enamorada de Gilbert —admitió totalmente ruborizada.
         —¡Oh Ana! —Exclamó Diana— ¡eso es maravilloso!, siempre lo había sospechado, pero eres tan testaruda que jamás pensé que lo reconocieras —la abrazó riendo— ¡tienes todo mi apoyo!
         Ana se sintió tan arropada por la reacción de Diana que no puedo evitar empezar a llorar de emoción.
         —Muchas gracias Diana —sollozó— tenía mucho miedo de decírtelo por si no podías entenderlo.
         —¡Claro que lo entiendo!— Y separándose un poco de ella añadió— te acompañaré para decírselo a Ruby.
         Ana asintió con un puchero.
         —Lo entenderá, ya lo verás —la tranquilizó Diana.
         Un ruido en el camino las hizo alzar la mirada.
         —Buenos días —las saludo Josie Pye— ¿te ocurre algo Ana?
         Tanto Diana como Ana se quedaron calladas sin saber bien que decir.
         —Solo le ha entrado algo en el ojo y la estaba ayudando a sacarlo —terminó contestando Diana.
         — Ya... —dijo sonriente Josie— bueno, nos vemos en la escuela.
         Se quedaron un rato mirando como Josie se alejaba de allí.
         —¿Crees que nos ha escuchado? —preguntó Ana preocupada.
         —Diría que no..., si hubiera sido así, seguramente nos hubiera dicho algo.
         —Imagino que sí —secó sus lágrimas con las manos— vamos, como sigamos aquí nos vamos a congelar.
          Y continuaron su camino.

          —Entonces estarás faltando unos días a clase, ¿no? – confirmo la Srta. Stacy.
          Gilbert se había llegado un poco antes a la escuela para poder hablar con ella sobre su partida a Charlottetown.
          —Sí, he pensado que me vendrá bien pasar unos días ayudando al doctor —contestó— por eso, me sería de mucha utilidad si pudiera adelantarme lo que van a dar en estos días, así cuando vuelva estaré al día con el resto de la clase.
          —Ni lo menciones —dijo sacudiendo la mano— eso lo había dado por hecho, quédate después de clases y lo miramos.
          —Muchas Gracias Srta. Stacy —le agradeció con una sonrisa.
          Se dirigió para sentarse en su sitio, mientras hablaba con la maestra, habían ido llegando algunos alumnos, entre ellos Ruby Gillis, que se quedó mirándolo durante todo el tiempo que estuvo hablando, lo cual le resulto un poco incómodo, últimamente era más consciente de ella, Ruby era una chica muy dulce, se sentía culpable por que tuviera que sufrir.
          Justo cuando se sentaba escuchó la puerta de entrada, se giró pensando que podría ser Ana, pero no fue así, quien entró fue Josie Pye, la cual venía un tanto sonrojada, como si hubiera llegado a la carrera.
          Pasó junto a él rápidamente hasta llegar a Ruby, con la que empezó a hablar de forma muy enérgica. Gilbert las miró frunciendo el ceño, no sabía decir porque, pero parecía que pasaba algo, y tenía la sensación de que Ana estaba involucrada, ya que Josie parecía disfrutar de lo que fuera que le contaba a Ruby, mientras que esta, parecía cada vez más abatida.
          Poco después llegaron Diana y Ana.
          —Buenos días —las saludó con un gesto de cabeza.
          —Buenos días Gilbert —constó Diana.
          Ana lo miró y se sonrojo... ¡estaba preciosa!
          —Bu... buenos días —lo saludó nerviosa.
          Gilbert al verla a ella nerviosa, el también empezó a ponerse, así que asintió un poco ruborizado desviando la mirada, y al hacerlo pudo ver como Josie se acercaba a Ruby de forma protectora, y esta miraba a Ana con expresión compungida... Cómo odiaba tener razón... había algún problema con las chicas.

Descubriendo el amor (Anne with an 'e')Donde viven las historias. Descúbrelo ahora