Epílogo

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Aquella mañana, como todas las demás, Jerry se dirigía hacia Tejas Verdes para trabajar con Mathew, salvo que ese día se topó con un visitante inesperado. Cerca del linde del bosque se encontraba sentado sobre un tocón el chico del que estaba enamorada Ana, Gilbert. Jerry sonrió pensando en el cambio que había dado Ana desde hacía unos días, se la veía muy feliz, era incluso difícil meterse con ella, porque nada le molestaba, seguramente aquel chico tenía mucho que ver en todo eso.
          —Bon jour! —lo saludó al pasar junto a él.
          Pareció no esperarlo, ya que Gilbert dio un pequeño respingo, luego le sonrió poniéndose en pie.
          —Buenos días Jerry, ¿a trabajar? —le preguntó indicando con la cabeza Tejas Verdes.
          —Oui
          Ambos se quedaron en silencio. Jerry aprovecho para fijarse en él, no es que fuera especialmente robusto, pero se veía un buen tipo, también se le notaba nervioso, ya que empezó a columpiarse distraídamente hacía delante y hacia atrás con los pies, decidió molestarlo un poco.
          —¿Y tú?, ¿qué haces aquí?
          La pregunta debió pillarlo por sorpresa, porque empezó a sonreír de forma nerviosa.
          —Bu... bueno, eh... pasaba por aquí y decidí esperar a Ana, para así poder ir juntos a la escuela —contestó ruborizado.
          ‹‹¡Ah l'amour!, los volvía a todos unos idiotas›› pensó mientras ponía los ojos en blanco.
          —Ya, bueno, seguro que no tardará en aparecer —y calándose la gorra se despidió— Au revoir!
          —Que tengas un buen día —e contestó.

          Desde luego hacía buena pareja con Ana, ella era demasiado inteligente como para escoger a alguien que no fuera de fiar, esperaba que Gilbert fuera merecedor de ella, que a pesar de ser un tanto exasperante a veces, era la mejor chica que conocía...
          —¡Buenos días Jerry!
          Jerry levanto la vista encontrándose con Ana que corría a su encuentro con una gran sonrisa.
          —¿Vas para la escuela? —le preguntó a pesar de saber ya la respuesta.
          —¡Sí! —se paró junto a él.
          Desde que la conoció, había pasado de ser más bajo que ella, a sacarle más de una cabeza, aun así le seguía pareciendo alguien muy superior a él en muchos sentidos.
          —¿No vas demasiado pronto esta mañana? —frunció el ceño.
          Ana se ruborizó, Jerry sabía que reaccionaría así, y por eso mismo se lo había preguntado.
          —Tengo algunas dudas que preguntar a la Srta. Stacy —terminó contestando.
          —¿Y vas a a ir con tu amor?
          Ella lo miró aún más sonrojada si es que era posible.
          —¡¿De qué estas hablando?!
          —¡Oh!, no sabía que fuera un secreto, pero al ver a tu chico esperando cerca del bosque supuse que...
          —¡No es mi chico! —exclamó Ana
          —¿No? —preguntó burlón.
          Jerry quería a Ana como a una hermana mayor, o incluso más, ya que ella nunca había pasado de él tanto como sus hermanas, y a pesar de meterse el uno con el otro, sabía que ella sentía algo parecido. Le encantaba sacarla de sus casillas, y debido a que últimamente estaba tan absurdamente contenta, era más difícil que de costumbre.
          —No... —Ana miró nerviosa a su alrededor.— Bueno... no me gusta que lo llames así, ¡no es como si me perteneciera!
          —Entonces... ¿el chico al que amas?
          —¡Shhh! —Le tapó la boca con la mano.— ¿No puedes simplemente llamarlo por su nombre?
          —Moo ef tag didebtibo —dijo con la boca aun tapada.
          —¿Qué? —Lo miró arqueando las cejas.— ¡Oh, vaya! —Le quitó la mano de la boca— Aggg.... Me has dejado la mano llena de babas...
          —¡No haberme tapado la boca! —exclamó riendo.
          Ana puso los ojos en blanco a la vez que le dio un golpe en el hombro.
          —Idiota, ¿qué es lo que me habías dicho de todas formas?
          —Que no es divertido llamarlo por su nombre.
          —Pues te sugiero que empieces a hacerlo si no quieres que te haga la vida imposible —lo amenazo sonriente.
          —Me arriesgaré. —Sonrió a la vez que se alejaba de ella.— ¡Ve con él!, ¡no lo hagas esperar más!
          —¡Oh cállate! —contestó ruborizada—, ¡eres incorregible Jerry! —Y con una sonrisa tan luminosa como el sol, se alejó corriendo hacia donde la esperaba Gilbert.
          Jerry se quedó allí unos momentos viéndola partir, Ana se merecía ser tan feliz, y más, después de todas las cosas que había vivido estando sola. Él, a pesar de no tener mucho dinero, siempre había tenido una familia que lo quería, un lugar al que pertenecer, nunca se había sentido solo como sabía que ella se había sentido, por eso, el verla tan feliz, lo hacía feliz a él también. Ojalá pudiera seguir viendo aquella sonrisa por siempre.

Descubriendo el amor (Anne with an 'e')Donde viven las historias. Descúbrelo ahora