Sintió la vibración de su teléfono anunciando una serie de mensajes y metió su mano al bolsillo de su chamarra para sacarlo. Sabía perfecto quién era antes de mirar la pantalla.
Sergio: Juli, ¿a qué hora vas a volver?
Sergio: Perdón por meterme
Sergio: Prometo no preguntar si eso es lo que quieres
Juliana cerró los ojos unos segundos. Suspiró y siguió leyendo.
Sergio: Solo creí que te haría bien hablar.
Sergio: Ya, está bien, no diré nada más. Sorry.
Rodó los ojos conforme iba leyendo todo, sabía que las intenciones de Sergio eran buenas y que realmente creía que podía ayudarla si hablaban del tema, se encontró a sí misma sonriendo por la preocupación de su amigo.
Juli: Ya voy para allá, llego en 5.
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En realidad le tomó casi 8 minutos regresar a la cafetería. Cuando entró le dedicó una mirada a Sergio que estaba entregando un café en la barra y vio el alivio en su rostro.
Se sentó en la misma mesa que había estado ocupando hace unos minutos a esperar a su amigo, Sergio terminó de atender al cliente y se dirigió hacia ella para sentarse también. "Creí que no regresarías."
"Te prometí que lo haría."
"Y yo te prometí que no me metería, al menos por hoy," Respondió sonriendo. Juliana rodó los ojos, sabía perfectamente que su amigo no se daría por vencido tan fácil. "¿Puedo preguntar a dónde fuiste?"
"Solo estuve caminando por aquí." Respondió sin dar más detalles.
"¿Fuiste al parque?" Cuestionó su amigo.
"Si sigues de preguntón me voy a ir otra vez." Amenazó un poco en broma pero Sergio entendió que también lo decía en serio. Hizo un gesto con sus dedos de cerrar un candado en su boca y lanzar la llave. Juliana sonrió y se relajó un poco sabiendo que, al menos por hoy, Sergio no la presionaría tanto sobre el tema.
Las horas más ocupadas en la cafetería ya habían pasado y ahora solo entraban clientes cada cierto tiempo por lo que tuvieron oportunidad de platicar.
Se dedicaron a hablar sobre sus vidas, evitando a toda costa el tema de Valentina, simplemente hablaron para ponerse al tanto de lo que habían hecho en el tiempo sin verse y para volver a conectar. Sergio había conocido a Juliana desde que eran niños. A los 6 años de edad que entraron a primer año les tocó sentarse juntos y aunque las primeras semanas pasaban más tiempo peleando que llevándose bien, poco a poco su relación fue mejorando y en menos de un mes de escuela se habían vuelto inseparables. Habían crecido contándose sus mayores secretos y compartiéndolo todo.
Veinte años después de conocerse, su amistad seguía tan fuerte como siempre. Prácticamente tenían una relación de hermanos y haberse separado había sido una de las cosas más difíciles para ambos cuando Juliana se mudó. Sergio sabía que haberse alejado le había ayudado bastante, definitivamente se veía muchísimo mejor que antes de irse, sin embargo, aún podía ver en esos ojos cafés que conocía tan bien, los estragos que había dejado el corazón roto. El brillo que Valentina Carvajal había puesto en ellos años atrás se había ido con ella.
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Te cielo
RomanceAU JULIANTINA ¿Se pueden inventar verbos? Quiero decirte uno: Yo te cielo, así mis alas se extienden enormes para amarte sin medida.