"Te ves guapísima." Dijo Valentina mientras miraba a Juliana terminando de arreglarse desde la puerta de la recámara. El traje rojo que llevaba puesto se le veía espectacular y Valentina no podía dejar de mirarla.
"Gracias." Respondió Juliana al mismo tiempo que terminaba de abrochar su arete izquierdo. Desde niña, su mamá le había repetido una y mil veces que debía escoger a una persona que la mirara como si ella fuera magia, como si fuera lo más hermoso que sus ojos hubieran visto y era justamente así como Juliana se sentía cada que Valentina la miraba. Sonrío al pensar en lo afortunada que era de haber encontrado al amor de su vida tan jóven y de tener a alguien que la amara de una forma tan pura y bonita. Sintió sus mejillas sonrojarse por el cumplido antes de voltear hacia ella y encontrarse con esos ojos azules que tanta paz le daban. Se sonrieron y Juliana bajó la mirada admirando embobada la belleza de su novia y lo espectacular que lucia con ese vestido que había creado especialmente para ella. Se quedó sin habla por unos segundos antes de reaccionar. "Tú te ves... wow, estás hermosa."
"¿Si te gusta?" Preguntó Valentina con una enorme sonrisa caminando dentro de la habitación y dando un pequeño giro para mostrar el vestido cuando estuvo frente a su novia. "Me encanta que hagas tantas cositas tan bonitas para mí."
"Eres en la única en la que pienso cuando estoy diseñando. Además, con ese cuerpo, todo te queda perfecto." Se acercó hacia Valentina y la tomó de la cintura jalándola hacia ella y besándola tiernamente.
"Te amo, mi amor."
"Yo a ti, Val. Mucho, mucho." Tomó un mechón de cabello de su novia y lo colocó detrás de su oreja, se quedaron mirándose una a la otra por varios segundos. Habían aprendido a hablar con sus miradas, no hacían falta palabras cuando sus corazones estaban tan conectados que con sus ojos podían decirse todo.
"¿Estás lista?" Preguntó Valentina después de darle un pequeño beso.
"Vamos." Suspiró Juliana antes de tomarla de la mano y dirigirse a la puerta.
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Veinte minutos más tarde se encontraban caminando hacia el salón de eventos de la residencia Carvajal para celebrar el cumpleaños de Eva. A pesar de que Juliana ya había asistido a muchas fiestas de este tipo, todavía se le hacía demasiado extravagante todo y no terminaba de acostumbrarse a lo grandes e intensas que solían ser. Valentina, en cambio, había crecido rodeada de estos eventos y para ella una fiesta así era lo más normal del mundo, además de que estaba muy emocionada por estar aquí y festejar a su hermana. Aunque no tenían la mejor de las relaciones y que consideraba que su hermana era demasiado fría, la amaba muchísimo y la idea de celebrarla le encantaba. La única diferencia para Valentina en estas celebraciones es que desde que estaba con Juliana, había dejado de tomar para sentirse bien, ahora lo único que necesitaba para divertirse era estar con su novia.
Horas después la fiesta estaba en su punto máximo, el salón estaba completamente lleno y el evento era todo un éxito, como siempre. Juliana había salido un momento al jardín para tomar una llamada y Valentina estaba bailando con Guille.
León salió del salón al verla terminar la llamada y caminó hacia ella. "Hola, Juliana."
"Hola, señor. ¿Cómo está?" Respondió con una sonrisa nerviosa. A pesar de todo el tiempo que llevaba saliendo con Valentina, aún se sentía nerviosa cuando hablaba con su papá. Era un hombre intimidante y por alguna razón, siempre había sentido como si él no aceptara del todo la relación que tenía con Valentina.
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Te cielo
RomanceAU JULIANTINA ¿Se pueden inventar verbos? Quiero decirte uno: Yo te cielo, así mis alas se extienden enormes para amarte sin medida.