OCHO

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Por unos segundos cerró sus ojos y decidió perderse en su olor, en el aroma de su cabello y la suavidad de su piel, en sus brazos, en el sonido de su respiración y en el amor tan grande que sentía por ella.

Por unos segundos se permitió amarla como antes. Como siempre. Como si nada hubiera pasado.

Se dejó abrazar tan fuerte y regresar el abrazo de la misma forma porque ella también lo necesitaba. También la había extrañado demasiado, también había creído que no la volvería a ver nunca, también la soñaba todas las noches y también suplicaba día tras día poder tenerla como ahorita.

Juliana, al igual que Valentina también extrañaba lo rico que olía y, a pesar de todo, también la amaba muchísimo.

Abrió los ojos lentamente dejando salir un suspiro cargado de resignación y dolor y se alejó de ella tomando su rostro entre sus manos.

"Valentina, mírame," le pidió suplicante, tratando de contener las lágrimas por el torbellino de emociones que estaba sintiendo en este momento.

Valentina abrir los ojos y se concentró en fijarlos con los de Juliana, aún se sentía muy mareada. "¿Qué pasa, mi chi-"

"No me digas así, Val." Interrumpió la morena.

"¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Estás enojada conmigo?" Preguntó confundida.

"Necesito hablar contigo, Val."

"¿Es muy importante? Dime, te escucho,"

"Para poder hablar tienes que estar sobria, ¿quieres un café? ¿Darte un baño?"

"No, Juls, solo abrázame un ratito, please." La miró con ojos suplicantes.

"Val,"

"Por favor, estoy muy cansada...solo quiero que me abraces fuerte y te quedes conmigo mientras duermo, no quiero tener más pesadillas."

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Juliana sintió frío mientras dormía, rodó sobre la cama intentando encontrar a su novia para abrazarla, al no encontrarla abrió los ojos buscándola con la mirada. "¿Val?" murmuró en voz baja aún medio dormida. Al no obtener respuesta se levantó, tomó uno de los suéteres que estaban a la orilla de la cama y se lo puso.

Caminó hacia la puerta de la habitación y salió a buscar a su novia.

La encontró en la sala, sentada en el sillón individual leyendo y con una cobija sobre sus piernas. "¿Val?"

Valentina levantó la mirada y se encontró con el café de esos ojos que tanto amaba. Le dedicó una sonrisa antes de doblar la esquina de su libro y cerrarlo. "Mi chiquita," Exclamó sonriente. "¿Qué haces despierta?"

Juliana caminó hacia ella y se sentó en los brazos del sillón antes de darle un pequeño beso en la frente. "La pregunta aquí es, ¿qué haces tú despierta? Quería abrazarte y no te encontré."

Valentina sonrió y jaló a Juliana para que se sentara sobre sus piernas, "Perdón, mi amor. No creí que te despertaras, me quedé leyendo y se me fue el tiempo."

"¿Pero qué paso? ¿No podías dormir?"

"Tuve una pesadilla y no quería despertarte." Respondió Valentina haciendo un pequeño puchero.

"¿Qué soñaste?"

"Algo horrible, es la peor pesadilla del mundo, Juls." Cerró los ojos haciendo aún más evidente el puchero en sus labios.

"¿Quieres contarme?" Juliana abrazó a su novia al mismo tiempo que acariciaba su cabello.

"Estuvo muy muy muy feo," Dijo seriamente, "Soñé que... soñé que no estabas conmigo, que no estábamos juntas."

Juliana sonrió tiernamente antes de darle un beso en los labios y tomarla de la mano. "Eso nunca va a pasar, mi amor, te amo demasiado, ahora que te tengo sé que no podría no estar contigo." Le dijo sinceramente mirándola a los ojos, "¿Qué te parece si vamos a la cama y te abrazo fuerte, me quedaré despierta hasta que te duermas para que no tengas más pesadillas."

"Me parece la mejor idea de todas, mi amor hermoso." Respondió Valentina, parándose del sillón y estirando su brazo para jalar a su novia hasta la recámara.

Tal y como lo prometió, Juliana permaneció abrazando a su novia y acariciando su cabello hasta escuchar la respiración profunda que anunciaba que se había quedando dormida. Continuo mirándola unos minutos más, velando su sueño y admirando la belleza del amor de su vida. Su corazón se sentía tan lleno y tan en paz en esos momentos que lo único que pedía a la vida era poder dormir a lado de esa mujer por el resto de sus días.

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Exhaló al mismo tiempo que una lágrima bajaba por su mejilla al recordar aquella noche y la situación tan distinta en la que estaban ahora.

Que ironía estar en esta situación otra vez. Y que, a pesar de todo su corazón siguera amándola más que a nada en el mundo y quisiera seguir protegiéndola de sus pesadillas.

Valentina estaba demasiado borracha y se había quedado dormida casi instantáneamente. Juliana la abrazó más fuerte hacia su cuerpo y se recostó hasta quedar boca arriba con la cabeza de su ex novia sobre su pecho. Comenzó a acariciar su cabello con sus dedos como sabía que a Valentina le gustaba. "Nunca vas a entender cuánto amor me costó dejarte ir."

Suspiró una vez más antes de respirar el aroma del cabello castaño claro de Val, tratando de contener las enormes ganas que tenía de darle un beso. 

Te cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora