TRES

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"¿Te sientes mejor?"

"¡Mucho!" Respondió Valentina. "No entiendo cómo es que con unos minutos platicando me hagas sentir bien con esta decisión. Llevo meses hablando de esto con mis amigas y todas siempre me decían que terminar con Lucho era lo peor que podía hacer."

"¿Neta? ¿Por qué?"

"Estuve con Lucho muchos años, era el niño más popular de la prepa y todo el mundo siempre envidió nuestro noviazgo." Rodó los ojos. "La relación no era mala, siempre fuimos muy buenos amigos y es un buen chavo pero... nunca hubo fuegos artificiales."

Juliana la miró confundida y con el ceño fruncido. "¿Cómo que fuegos artificiales?"

"Pues todo lo que pasan en las películas. Ya sabes, mariposas en el estómago, sonreír cada que piensas en esa persona, querer estar juntos todo el tiempo..." Dejó salir un suspiro antes de continuar. "Era cómodo estar juntos porque nos llevamos bien y tenemos gustos muy similares. Pero era aburrido, nunca sentí nada diferente por él que lo que sentía por mis otros amigos...Anyway, mis amigas siempre me dicen que nunca voy a encontrar a alguien mejor que él."

Juliana la miró en silencio por varios segundos. ¿Qué clase de amigas eran aquellas que no apoyaban sus decisiones y preferían que se quedara en una relación que no la hacía feliz? Además, era la mujer más bonita que había conocido y estaba segura que muchísimas personas -ella incluida- estarían felices de estar con alguien como ella. No había manera de que Valentina no pudiera encontrar a alguien más. "Estoy segura que algún día va a llegar esa persona que te haga sentir fuegos artificiales."

"¿De verdad lo crees?"

"100%. Yo creo que el único amor por el cual deberíamos preocuparnos por encontrar es el amor propio. Los demás con el tiempo llegarán solos." Juliana le guiñó un ojo y le dio una sonrisa.

Valentina sonrío. "Me gusta tu forma de pensar, Juls." Miró hacia abajo por unos segundos antes de levantar la mirada y verla a los ojos. "Esto va a sonar súper teto pero, me gustaría mucho que fuéramos amigas." Dejó salir su lengua un poco y la apretó con sus dientes al mismo tiempo que llevaba sus manos a su rostro, escondiéndose.

Juliana dejó salir una risa suave. Murió de ternura por el comentario y por ver las mejillas de Valentina sonrojándose al darse cuenta de lo que había dicho. No solo era bonita y linda persona, también era lo más adorable del mundo.

Se quedó mirándola nuevamente, apreciando esos ojos de cielo que ahora se veían mucho más azules y brillantes con la luz de la tarde. Decidió que el azul sería su color favorito de ahora en adelante. Nunca antes había visto unos ojos tan expresivos y una mirada tan profunda. En ese momento se dio cuenta de que podría perderse en esos ojos por siempre.

Valentina se mordió el labio y Juliana se dio cuenta que no había dicho nada en respuesta a la propuesta de amistad de la chica.

"Si quiero ser tu amiga, Val." Soltó otra pequeña risa y Valentina hizo lo mismo.

"¡Yes!" Exclamó Valentina haciendo un pequeño baile de emoción.

¿Cómo era posible tanta ternura en una persona? Juliana sentía que se derretía por Valentina y estaba segura que si las circunstancias fueran distintas, ya habría hecho hasta lo imposible por conseguir una cita con ella, sin embargo, Valentina acababa de salir de una relación hace apenas unos minutos -literalmente- por lo que invitarla a salir estaba fuera de discusión. Además, lo más probable es que a Valentina ni siquiera le gustaran las niñas. Dejó salir un suspiro de resignación.

Había decido que haría todo por ver a esa chica bonita sonreír, así que si lo que necesitaba era una amiga que realmente se interesara por su felicidad, eso sería Juliana para ella. Solo esperaba que su crush por esos ojitos desapareciera pronto. 

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 "Juli, estoy muy feliz de tenerte de regreso." Juliana y su mamá estaban terminando de lavar y secar los platos de la comida.

Lupe había pasado por ella a la cafetería unas horas antes y cuando llegaron a la casa, Juliana se encontró con la sorpresa de que su madre había preparado todos sus platillos favoritos, estando lejos había extrañado muchísimo el sazón de su mamá. Además de consentirla con su comida, Lupita no había dejado de abrazarla, la había extrañado muchísimo y tenerla de vuelta con ella le llenaba el corazón.

Durante la comida no tuvieron oportunidad de hablar mucho porque el novio de Lupita comió con ellas. Juliana nunca había visto a su mamá tan enamorada y al principio mostró un poco de desconfianza, sin embargo, Panchito resultó ser un hombre bastante genuino y humilde, además de que veía a Lupita con ojos de amor. Era muy obvio que la adoraba y Juliana se sintió muy aliviada y agradecida de que su mamá estuviera con alguien que la quisiera tanto.

Después de la comida Panchito había tenido que regresar a trabajar, por lo que ahora estaban ellas solas. "Yo también estoy feliz de estar aquí, ma."

Lupita le sonrío y se quedo callada por unos minutos, parecia como si estuviera buscando algo en sus ojos. "Yo sé que no te gusta hablar de esto pero tengo que saber, ¿ya sabe que estás aquí?" Su rostro mostraba preocupación, hace algunos años Valentina se había convertido en una segunda hija para Lupita, tenían una relación muy estrecha y el cariño que sentía por ella era enorme. Cuando Juliana se fue, Lupita trató de ser lo más neutral posible e incluso intentó mantener una relación con Valentina pero poco a poco fueron distanciándose y ahora había pasado más de un año sin que Lupe supiera de la chica.

"No creo, las únicas personas que la conocen y saben que estoy aquí son Sergio y...tú." Le dirigió una mirada inquisitiva, preguntando con sus ojos lo que no podía decir.

Terminaron de guardar los platos en la alacena y caminaron hacia la sala para sentarse en el sillón a platicar.

"Yo no la he visto, Juli. De hecho, tengo mucho tiempo sin saber nada de ella."

"La última vez que Sergio habló con ella aún estaba viviendo en Canadá pero fue hace varios algunos meses. Entonces no creo que sepa nada."

"¿Has pensado que vas a hacer cuando se encuentren?"

"Es en lo único en lo que he pensado desde que me bajé del avión." Juliana exhaló y cerró los ojos. "No sé, Lupe. Quiero que esté bien, de verdad espero que sea feliz. Pero no sé si quiero verla." Sintió sus ojos llenarse de lágrimas y los apretó para mantenerlas dentro.

Lupita la jaló del brazo y la acercó hacia ella abrazándola fuertemente y acariciando su cabello.

La conversación que Juliana había tenido con Sergio la había puesto sentimental y estar con su madre la hacia sentirse protegida. Cuando tomó la decisión de volver lo hizo porque se sentía lista, porque esos dos años lejos le habían dado la madurez y fortaleza de aceptar lo que había pasado y superarlo. Sin embargo, hoy dudaba de su decisión de volver.

Obviamente ya no dolía tanto, desde aquel día que subió a ese avión sin dar vuelta atrás, había tomado la decisión de recuperar su vida y reencontrarse a sí misma. Le costó muchísimo trabajo. Al principio lloraba todos los días y soñaba con ella todas las noches pero poco a poco todo ese dolor fue disminuyendo y a pesar de que su corazón nunca volvería a ser igual que antes de romperse, Juliana estaba bien. Era una mujer fuerte, independiente y exitosa. Sus sonrisas eran sinceras y su corazón había sanado muchísimo. Pero a veces también necesitaba ser vulnerable.

"Todo va a estar bien, mi Juli." Susurró Lupita y le dio un beso en la frente. En los brazos de su madre, encontró la confianza de que así sería. 

Te cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora