Jack Daniels, más conocido como el mejor puto sicario de toda sudamérica, tiene algo que hacer antes de morir y es ver crecer a su pequeña.
Sus amigos lo llaman J pero es conocido por todos como "Tyson" nombre que le puso mi madre antes de ser viola...
Aparqué en una plaza cerca del lugar donde iba a producirse el asesinato. Me fijé en el lugar. Todo verde. Claro, al lado se encontraban numerosos parques.
Faltaban cinco minutos y pasando todas las entradas me adentré en aquel lugar pasando totalmente desapercibida.
Vi a Wanda Chase, la cual iba a ser mi próxima víctima en pocos minutos. Busqué entre los conductos de ventilación la jugada perfecta y la encontré. El reloj empezó a pitar debido a que era la hora y yo empecé a montar mi revolver metiendo balas en él.
Escuché sirenas provenientes del exterior pero no podía detenerme, no ahora.
Chase se giró y al verme apuntándola gritó, pero ya era demasiado tarde. Una bala en la cabeza bastó para que se desangrase en menos de veinte segundos.
Intenté salir por los conductos de ventilación pero me era imposible por lo que tenía que salir por la puerta principal. Dejé la pistola ahí, llevaba guantes por lo que no podían rastrearme.
Me limpié la ropa al salir del conducto porque contenía polvo y los pantalones los tenía completamente manchados de lo mismo.
Al terminar me puse las gafas y cogí un par de folletos pero no sirvió de nada. Tenía a la CIA, el FBI, la INTERPOL y todo el CNI detrás de mí. Literalmente.
- Samantha Daniels, levanta las manos. -dijo uno de los agentes.
Me giré riendo y seguí mi camino pero esta vez no me iba a salir con la mía, esta vez no.
Suspiré e hice lo que dijeron. Tiré todo lo que tenía en las manos al suelo y las levanté.
- Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra en un tribunal. Tiene a la asistencia de un abogado durante su interrogatorio. Si no puede pagarlo, se le asignará uno de oficio. ¿Entiende usted estos derechos?. -Asentí levemente con la cabeza y vi algunas caras conocidas como Tommy. Espera, ¿qué? TOMMY.
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Estaba riéndose y cuando me vio acercarse se puso serio.
- No entiendo nada -dije mirándole a los ojos. -¿Me has delatado?
- Mataste a mi hermano, la familia no se toca. -dijo con un tono de voz bastante alto.-¿Enserio creías que me iba a llegar a enamorar de una asesina?
- Estás loca -dijo repetidas veces.
Entré en el coche y, sabiendo todos los delitos que se me imputaban, no iba a salir de ahí, probablemente nunca. Ningunos miles de millones pueden comprar mi libertad después de haber cometido tantos asesinatos. Ni por buena conducta saldré de ahí.
Al fin y al cabo tenía lo que merecía, yo simplemente era un peón en el ajedrez de mi padre, el Rey.
Ahí lo entendí todo, desde pequeña ya se me dio un aviso para que dejara ese trabajo el día que mataron a mi madre, pero yo como siempre, no hice caso.
No voy a delatar a nadie, no soy una chivata. Al fin y al cabo la mentira solo puede acarrearme más problemas. Todo el dinero recaudado está a nombre de mi hermano Charlie en el banco así que cuando vaya él se encontrará con casi 3 Millones.
No se puede separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz a menos que tenga su libertad.
***
Y aquí está el ansiado final (o por lo menos para mí).
Espero que hayan disfrutado de la novela tanto como yo disfruté haciéndola.
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