IV - Taller De Carpintería

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-Muy bien reclusas- dijo Sparr -Como todas sabrán, aquí no es un sitio para holgazanear, aquí todas tienen un oficio, y ustedes no son la excepción, escuchen bien, según sea su empleo tras terminar esto irán directo al área donde trabajaran- pasaron unos cuantos minutos, ella mencionaba nombres y lugares de trabajo, nombres y lavandería, nombres y limpieza, nombres y metalurgía, nombres y mantenimiento, -Argerich carpintería.

Me enviaron a una área donde habían varias reclusas formadas, sobre una puerta frente a nosotras colgaba un letrero que decía "Mueblería y Carpintería", casi al frente había alguien conocida, Debbie, quien estaba esperando a que abran la puerta -Bien, entren- dijo una guardia, yo estuve a punto de ingresar cuando la guardia me detuvo -¿Eres Argerich?- asentí con la cabeza a su pregunta -Sigueme- entramos a la sala, habían varias mesas de metal, la mayoría estaban ocupadas por presas excepto tres, -Bien Argerich, este es tu lugar de trabajo, te pagarán cincuenta centavos la hora, si necesitas herramientas ve a aquella caseta, eso si, si una herramienta desaparece todas aquí serán reprendidas, busca alguien quién te enseñe esto.

La guardia salió, e inmediatamente fui a buscar a Debbie quien estaba leyendo una hoja de papel, tomó un serrucho y torpemente intentaba cortar una tabla de madera -Debbie

-Hey Ciara, ¿Te asignaron aquí?

-Exacto, me dijeron que buscara a alguien que me ensañara.

-Okey- dijo Debbie -Se levantó de su estación de trabajo, se quitó los lentes de seguridad y me acompañó a mi estación -En está hoja está lo que tienes que hacer, aquí hacemos y reparamos muebles, ya sabes, entonces- tomó la hoja e inicio la lectura -Tienes algo fácil, reparar esa mesa, esa chica se llama April Hayes es la encargada de hacer repuestos para el mobiliario- señaló a una chica de cabello rubio de ojos verdes y de mirada perdida, una mesa de madera oscura, le faltaba una pata y otra la tenía rota, tenía la pintura cayéndose y estaba bastante astillada -Solo tienes que repararla según te lo pide la instrucción.

-Gracias Debbie- respondí

-No es nada- dijo ella -Las herramientas las puedes encontrar allá, por lo que veo, con un martillo, clavos y una lija bastará, nos vemos- volvió a su mesa.

-Okey- dije en voz baja -Un martillo, clavos y una lija

Fui a aquella ventanilla, una guardia de piel oscura estaba de pie, con macana en mano vigilando a las reclusas, me acerqué y antes de poder devir algo la mujer me dijo -¿Qué necesitas?

-Un martillo, clavos y una lija-dije con voz baja.

-Perfecto- se movió hacia un armario que estaba detrás de ella, tomó el martillo y un trozo de lija -Toma, entregalos cuando acabes, los clavos están en ese frasco, toma los que necesites.

-Gracias.

Volví a mi estación de trabajo, coloqué el martillo y los clavos justo a mi lado, la mesa que debía reparar estaba frente a mí, mire a Hayes y me le acerqué para pedirle las patas de la mesa.

Ella trabajaba en el torno, creaba patas con forma circular para una silla, se miraba nerviosa, con una mirada paranoica que no paraba de mirar de reojo la puerta de entrada al taller -Hola- la chica me miró un tanto sorprendida, dio un suspiro.

-Hola, ¿Te conozco?- dijo bajando su tono de preocupación.

-No, llegué apenas hace unos días, me llamó Ciara

-Oh vaya, es un gusto Ciara, me llamó April- dijo.

-Me enteré que fabricas partes de muebles

-Así es, me imagino que necesitas algo.

-Dos patas, son para esa mesa- señalé el mueble que estaba aun a la espera a que yo llegase a repararla.

-Dos patas, entonces- paseó sus dedos por las patas de madera que recién había creado, seleccionó dos que eran de la medida exacta -Toma estas dos.

-Gracias- dije, regresé a mi mesa.

Comencé a desarmar la pata afectada, la tomé y se partió a la mitad desprendiendo astillas las cuales cayeron a la mesa, las quité con cuidado y seguí reparando la mesa.

Miré de reojo a Amber, seguía nerviosa, se miraba preocupada se mantenía ocupada y mirando la puerta, cuando de pronto me miró y me dio una sonrisa, ya había pasado alrededor de dos horas cuando el timbre se escuchó, la jornada laboral había terminado, miré el reloj y me di cuenta que efectivamente habían transcurrido dos horas, eran las tres de la tarde, hora de la comida.

Salimos formadas del taller tras haber regresado el martillo y la lija, los clavos los devolví al bote de donde los había obtenido, caminamos por el pasillo hacia el comedor.

Llegamos al área donde nos formábamos para recoger las bandejas y llenarlas con aquel alimento, esa tarde el menú consistía en una cosa parecida a una chuleta de res, pure de patata que mas bien parecía engrudo y una rebanada de pan quemado o duro.

Me senté en la mesa junto con Cristina y Debbie, la latina de ojos marrones estaba sentada junto con Dott, y otra reclusa que no conocía de cabello negro largo con luces y puntas de color plata, de gafas redondos y labios carnosos, estaban conversando sobre lo ocurrido ayer, la chica de cabellos negros no se había presentado al evento de la noche anterior -Hola, ¿Nueva?- dijo la desconocida.

-Así es- respondí.

-Mucho gusto soy Renée- tenía en su voz un ligero acento canadiense tenía varios cigarrillos en el bolsillo de su uniforme.

-Hola Dott- saludo Debbie dando una sonrisa.

-Debbie, hola- la tatuadora le apartó un lugar en la banca y Debbie se sentó junto a ella, le dio un beso en la mejilla y Dott se lo devolvió.

-¿Cómo estuvo tu primer día de trabajo?- preguntó Cristina.

-Pues me dieron carpintería- respondí.

-Carpintería- dijo Dott dando un suspiro nostálgico -Allí conocí a Debborah.

-¿Por qué no cuentas cuanto duraste Dott?- comentó Renée sarcásticamente.

-Tres meses- dijo Dott -Antes de que me permitiesen hacer tatuajes- miró a la chica a la que supuse que era del norte del país, talvez de Maine o Vermont -¿Me repites a que te dedicas Anderson?

-Soy la estilista- respondió.

-¿Y antes de ser la gran estilista de la Correccional de Steelwood?

-Electricidad, trabajaba en el taller de electricidad.

-Y dinos Ciara, ¿Conciste a alguien en tu trabajo?

-Pues a una chica.

-Obviamente- dijo Cristina sarcásticamente -¿Cómo se llama?

-Amber- dije tras dar un sorbo a un vaso con agua.

-Amber, ¿Amber Hayes?- asentí con la cabeza -Es bonita no lo niego.

-La conoces ¿Cierto Cristina?- preguntó Debbie.

-Si, la recuerdo de cuando llegó, yo llevaba tan solo unos dos años cuando ella llegó, la primera iniciación a la que asistí ella estaba allí, ella no participó, fue acompañante de su compañera de celda.

Seguimos comiendo -¿Porque no te animas a hablarle?- mencionó Renée.

-Es solitaria- agregó Debbie -Ella no es... Ya sabes...

-¿Creída?

-Podria ser.

Giré mi cabeza y encontré a Amber comiendo en una mesa del fondo, encorvada y dando mordiscos pequeñitos a su comida, no se ensuciaba y comía rápido -Tal vez lo haga- dije devolviendo la vista al plato

Sombras Oxidadas #ZafiroTrailersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora