XIII - Dorothy "Dott" Mitchell

9 1 0
                                    

La nieve comenzaba a caer, los días se volvieron fríos y la mayoría de las reclusas estaban entusiasmadas por la llegada de la Navidad, en este caso no se hablaba mucho de una cena y Butcher se miraba menos estresada, al final de cuentas ella repetía las recetas y completaba lo que faltaba con sobras de Dia de Gracias, pero no era ese el motivo, Cristina me dijo que en la mañana del veinticinco de Diciembre muchas reclusas, aquellas que aún son recordadas y que tienen a alguien que las espera detrás de estos muros de concretos, caminan hasta el área de descargas de la bodega, y les entregan paquetes que aquellos que están en sus casas cenando pavo alrededor de una chimenea envían, sus regalos de Navidad.

Al parecer la alcaide Harsmen no había ignorado mi iniciativa para nada, el día siguiente de Acción de Gracias, aquella mujer me mandó llamar para preguntarme sobre aquella nota que envíe hace unas semanas, me preguntó mis propuestas y se las comenté, aunque me habló con claridad sobre la baja posibilidad de arreglar las cosas, y entonces ella acordó que me comentaría si hay alguna novedad.

Caminaba hacía mi celda cuando me encontré con Dott quien me estaba esperando, se miraba entusiasmada -Ciara- dijo -¿Qué respuesta te dieron?

-Pues, me dijo que harían todo lo posible, pero que mis propuestas no eran casi posibles.

-Vaya, eso es algo alentador- dijo entrando a su celda -Sabes, tras cinco años aquí dentro, dejando fuera el ir al cine y el andar en bicicleta, lo que mas extraño de mi ciudad natal es el cómo celebran todo.

-¿De dónde eres?- pregunté.

-Filadelfia- respondió -Vivía tan cerca del Liberty Hall como las inmobiliarias lo permiten, extraño los Fillies y los partidos de los Flyers, realmente amaba mi vida allí- Mencionó -Ojalá nunca hubiera venido a Portland, recorrí medio país solo para ser encerrada.

-¿Qué sucedió?

-Mira, vine a Portland a visitar a un amigo, el tenía una deuda por saldar, me dijo que mi dinero lo tenía un sujeto, mi amigo lo subió a un auto donde lo arrojó al fondo del Willamette, nadie se dio cuenta salvo por la policía, me miraron a mí, mi amigo se fue con mi dinero y a mí me enviaron a aquí, logre que me acusaran por homicidio imprudencial.

-¿Tuviste algo que ver?- pregunté de manera inocente.

-No, solo estuve presente, alegué que el auto estaba mal estacionado y que aquel hombre se había quedado dormido, era eso o enfrentarme a una perpetua- respondí.

-¿Cuántos años te dieron?

-Seis, aunque encontraron en mi habitación del hotel pruebas que me unían con ese hombre, entonces me modificaron la condena a veinte años, de imprudencial a en primer grado- respondió -Pero bueno lo único positivo que salió de todo esto fue que bueno conocí a Debbie.

-¿Esta foto es de ella?- cuestioné al observar que en la pared de la cama de Dott estaba una fotografía de Debbie, una fotografía impresa en papel especial a color, una fotografía que mostraba a Debbie sentada en la barra de un bar, en lencería de color negro y rojo, tenía una dedicatoria "Dott, gracias por estos dos meses, me has hecho sentir la reclusa mas afortunada de toda Steelwood"

-Me la dio cuando nuestra relación alcanzó los dos meses- dijo -La verdad es que lo único que le he dado a ella fue un tatuaje.

-¿Hace cuánto que están juntas?

-Desde hace cuatro años.

Después de un rato Dott y yo nos dirigimos al comedor, el horario del almuerzo llegó a su fin y entonces yo me dirigí al patio, lugar donde esperaba reunirme tal vez con Amber o tal vez con Cristina.

Caminaba cerca del área de entregas cuando escuché una voz familiar detrás de mi -Ciara- por supuesto ignoré esa voz, entonces comencé a alejarme un poco de la entrada de aquella puerta de metal -Ciara, ven, no tengas miedo- añadió aquella voz, caminé mas "No voltees a verla, no voltees a verla" decía en mi mente, si llegaba a las gradas estaría a salvo -Carajo, voy por ti- sentía como apretaba el paso y aquella mujer obesa me seguía, carajo, veía las gradas cerca y entonces sentí algo, algo me golpeó en las piernas, entonces de frente al suelo, me intenté incorporar pero estaba atontada, me levanté lentamente, pero unas manos me levantaron del lugar, era Tarynn y una de sus amigas -Tan cerca y tan lejos- estrujó mi brazo derecho y me condujo hasta el interior de la bodega, rezaba para que Butcher estuviese allí sentada sobre una caja de madera fumando un cigarrillo, pero no la bodega estaba vacía -Mira Ciara, aquí dentro es muy fácil corromper a una guardia y obtener lo que quiero- dijo -Esto fue bastante caro, así que lo mejor es que te comportes- abrió la puerta y entramos a ese lugar, había una mesa limpia, entonces a base de empujones -Sabes, antes de vestir así yo estaba del otro lado de la reja en Idaho, entonces hice lo que mejor se hacer y me encerraron aquí, ¿Sabes lo que hice?

-No lo sé, tal vez te comiste todas las patatas de Idaho- respondí con una sonrisa burlona, ya había intentado todo lo que pudo venir a mi mente, huir, gritar, pedir por ayuda, entonces intenté defenderme.

-Vaya, mi gacela se quiere revelar ante la leona- entonces sentí un puñetazo debajo del ojo y luego respondió -Entré aquí porque involucré con algunas presas.

-Mas bien las violaste- dije -¿O no es así Nala?- entonces solté una risita y dije -Aunque la única forma en que te parezcas a Nala es que ella se halla tragado a Pumba de una intención.

Sujetó mi cuello y entre escupitajos me dijo -Tengo experiencia con perras como tú, soy paciente, entonces acabemos con esto rápido- haló de mi cabello y golpeó mi rostro contra la mesa, pasó sus manos por mis pechos y comenzó a desabotonar mi mono me quitó la parte del torso, solo quedaban mis piernas cubiertas por esa tela color naranja, tenía mis manos en la mesa, vi que detrás de la mesa estaba un rodillo de cocina, entonces lo tomé y en cuanto ella me colocó boca arriba le atesté un golpe directo en el rostro a Tarynn, ella cayó al suelo, entonces se levantó, tenía el rodillo en las manos aun, entonces caminé hacia atrás con la intención de salir de la cocina, pero sentí que había un bulto detrás de mí, era la amiga de aquella reclusa.

Tarynn se levantó y dijo -Pudiste haber sido mi favorita, pero ahora, tendré que castigarte- su amiga me tenía sujeta de los hombros, abrió uno de los refrigeradores y comenzó a arrojar fuera todos los vegetales y demás, luego giró hacia su amiga -Vigila que no venga ni Butcher ni Belmonte- luego me miró -Entra- yo me negué y entonces recibí un golpe en el abdomen y me llevaron hasta el interior de aquel electrodoméstico, a empujones me introdujeron en él, pasó su mano por mis mejillas y cuello -Me diste un golpe y me dijiste gorda, te ganaste dos horas en este lugar- entonces sujetó mi cuello y me beso forzosamente, ella lo intentó hacer apasionado, un beso de la películas -Para que me recuerdes, nos vemos-

Estaba recargada en la pared del refrigerador, tenía frio, intentaba colocarme mi uniforme pero sentía un ardor en mi rostro, en el interior de aquel aparato lo único que sentía era una terrible furia, en mis labios de color purpura tenía el asqueroso sabor de Tarynn, sentía la impotencia de saber que a ella le gustaba y que cada vez que me cruzaría con ella no sabría si pasaría algo, ¿Que tal si un día llega a mi celda o me alcanza en las duchas?

-¡Mas te vale que no falte ni un grano de maíz en mi inventario!- era la voz de Butcher la que trataba de entrar.

-¿A caso no sabes quien es mi jefa Butcher?

-Si, si se, y te recuerdo que yo tengo el poder de hablar con Sparr- escuché los pasos molestos de Butcher que entraban a la bodega -Carajo- la puerta del refrigerador se abrió y me miró -Santo cielo, Ciara, ¿Puedes levantarte?

Me logré desprender del refrigerador y entonces caminé débilmente, no se cuanto tiempo estuve dentro de ese lugar, di unos débiles pasos hasta que llegué a mi celda, donde Butcher me dejó bajo el cuidado de Amber.

Me recosté en mi cama, me sentía débil, entonces al cerrar lo ojos lo ultimo que vi fue a Amber.

Sombras Oxidadas #ZafiroTrailersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora