XI - Apuestas

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Un día antes de la noche de brujas todo estaba preparado, había hablado con Myrna y hecho mi apuesta, ¿El motivo?, era claro que en estos doce años que pasaría detrás de las rejas ahorrando solo con el trabajo de la cocina, al salir no tendría para comprar un departamento decente, mucho menos para largarme de Oregón, le había apostado dos cajetillas a Rattie, después de todo ya tenía suficiente mi hermana me suplía cada semana, había aprendido a ahorrar mientras que también comenzaba a conocer más a fondo a mis compañeras de complejo habitacional.

Resulta que Myrna, al igual que muchas otras reclusas como yo, no nació en Oregón, sino que en Kentucky, su padre la había iniciado en el mundo de la ludopatía de equinos, llevándola a los derbis más importantes del propio estado, gracias a esto le gustaba hacer dinero fácil y ella quería entrar al departamento de matemáticas de Harvard, bastante inteligente con los números, cuando cumplió dieciocho años decidió llevar a cabo su golpe maestro, el estafar a medio Churchill Downs, algo salió mal y decidió cambiar de opinión, de Harvard al CalTec, entonces fue atrapada en Oregón tras pagar con una tarjeta de crédito robada, le dieron once por fraudes en apuestas, cinco por robo de identidad y otros diez por fraude bancario y robarse una patrulla, le resta poco tiempo de condena y está segura que cuando salga será tan rica como el mismo Bill Gates.

Esa tarde estábamos sentadas en las primeras gradas aguardando que las dos contendientes llegasen esa noche, no cualquiera se entera de una pelea por adelantado, solo un público seleccionado por Myrna, con Amber y Cristina aguardé el espectáculo, una grada frente a mí, Tarynn sentada, me miró y me dijo -Veo que te has enterado del espectáculo de esta noche.

-Si, si me dijeron.

-¿Apostaste?, espero que hayas ido por mi jefa.

-Mira Tarynn, no te interesa a quien le aposté

-Bueno, me interesa todo lo que haga mi chica- dio una sonrisa -Veo que trajiste a mi competencia.

Cristina miró fijamente a Tarynn y aquella gorda no evitó su mirada, simplemente cambió su sonrisa y movió su cabeza, realmente parecíamos que esperábamos un evento deportivo, ¿Los guardias sospecharían?

Pasaron unos minutos y Rattie estaba recargada en una pared, fumando un cigarrillo y quitada de pena alguna, entonces una chica de estatura mayor se acercó a la reclusa, le miró a los ojos y le arrojó su cigarrillo al suelo, Rattie se agachó a levantar el cigarrillo, estuvo a punto de introducirlo de vuelta en sus labios pero en lugar de esos le apagó el cigarrillo en la comisura de los labios y entonces le colocó un puñetazo en su boca recién quemada, todas nos quedamos en asombro, la mitad de los labios de la otra reclusa sangraban y la otra se quemaba con una mancha negra, miré a Amber estaba en silenció mirando el espectáculo atónita, ella no esperaba que aquella reclusa que le quita el dinero fuese tan dura, la jefa de Tarynn se incorporó y le atestó un golpe en el abdomen, el aire le faltaba a Rattie, ella respondió con otro puñetazo que fue esquivado fácilmente, la jefa tiró un par de patadas y tras un par de puñetazos ella cayó al suelo con la nariz sangrante, mientras Rattie cantaba victoria de una manera fácil esta tomaba un poco de tierra del suelo y se la arrojaba a los ojos, cegada brevemente fue fácil sujetar sus dos piernas y halarlas al suelo, Rattie terminó en el suelo, aquella jefa se le subió de forma esplendorosa, colocando sus rodillas en su pelvis alzó su puño y le soltó un golpe en la nariz, otro en los ojos, tres en la frente y uno ultimo en los labios, quiso darle uno ultimo pero aquella reclusa le detuvo el golpe le torció el brazo y se escuchó un crujido, fractura segura, en cuanto Rattie vio en ella un momento de debilidad la volvió a tirar al suelo por lo que aprovechó para patearle la costillas en repetidas ocasiones mientras las chicas estaban acalladas la jefa de Tarynn escupía sangre, de la nada la mayoría de las reclusas espectadoras se alzaron en un grito de emoción y exaltación, todas a excepción de Tarynn quien estaba preocupada, cuatro guardias asistieron como rayo al sitio de reunión, entre ellas estaba Sparr -¡Atención todas!- dijo -¡Se acabó el espectáculo, todas a sus celdas!- todas hicimos fila hacia el interior del edificio -Lleven a este par a la enfermería.

Caminamos todas en fila, ingresábamos al edificio principal de celdas, mientras que los altavoces del patio anunciaban que toda presa que estuviese en el patio, gradas o en el exterior volviesen a sus celdas, faltaba solamente una hora para la cena, yo caminaba contenta, había ganado un par de cajetillas, quien no lucía tan contenta era Tarynn quien apretaba los dientes en forma de angustia.

A la hora de la cena, mientras masticábamos carne que venía de la suela de un zapato, había convencido por fin a Cristina para incluir a Amber en la mesa, pasaron unos momentos cuando nadie mas que la querida Tarynn cruzó miradas conmigo, era obvio que ella buscaría tener un encuentro conmigo después, se retiró tras observar la mirada de Belmonte sobre su cuello.

-¿Cómo les fue con sus apuestas?- preguntó Debbie entusiasmada -Yo, tendré cuatro cajetillas y dos paquetes de seis, uno de cerveza y otro de Coca cola.

-Yo me llevé veinte dólares- dijo Dott.

-¿Pedirás crédito con Hopkins?- cuestionó Renée.

-Naturalmente, ¿Y tú?

-Me absteni esta vez, ya sabes- respondió la estilista -¿Qué me dices Hayes?

-Diez dólares.

-¿Poquitera?

-No estaba muy segura, ¿Belmonte?

-Cuatro cajetillas también- afirmó -¿Qué me dices tu Ciara?

-Dos cajetillas.

-Para ser tu primera apuesta no esta nada, pero nada mal- comentó Debbie

-¿Cómo lo hiciste?- preguntó Renée -¿Tienes alguna estrategia?

-Supongo que tuve suerte de principiante.

Al día siguiente por sugerencia de Debbie, fui a cobrar mi apuesta a la celda de Myrna, quien, estaba junto a la presentadora, con una libreta, su celda atiborrada de presas, unas diez formadas.

-Siguiente- dijo la reclusa mientras anotaba algo en su libreta -Bien, Lee, perdiste tres cajetillas y una botella de vodka, ¿Tienes lo mío?

-Solo las cajetillas.

-Perfecto, Kristen, por favor, Lee cubrió tres cuartas partes de su deuda.

Miraba a varias reclusas caminando con unos pastelillos, cigarrillos, refrescos, frutas, yogures, jugos, entre muchas otras cosas rumbo a quien sabe dónde.

-Ciara, que te parece Kristen, su primera apuesta y ganó, me quitó dos cajetillas, ¿Marlboro o Pall Mall?

-Las que sean, ambas me parecen bien.

Kristen me extendió un par de cajetillas de cigarrillos, y tras comprar algunos twinkies y botellas de cerveza para la proyección salimos de la celda bastante preparadas para ver El Laberinto del Fauno, una película que solo había visto una vez en el estreno de medía noche que tuve que ver escapándome de mi casa y volviendo hasta las cinco de la mañana.

Sombras Oxidadas #ZafiroTrailersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora