delirio ー [ tododeku AU ]

despertar [1]

Advertencia: Contiene escenas violentas, grotescas y trastornos psicológicos. Si no te agradan o eres sensible ante estos temas, te recomiendo no seguir con la lectura.

Aclaración: AU (mundo alternativo) sin quirks. Todoroki es mayor que Izuku, teniendo él 25 años y Midoriya 23 en la actualidad.

;; bienvenid@ seas al fanfic~

❝ Todos los días no hago más que sentirme la persona más feliz, y al mismo tiempo, la más desdichada del universo...

¿Podrías perdonar mi debilidad? ❞

Aunque abrió los ojos con pesar, los cerró inmediatamente porque sus córneas oculares le ardieron. Parpadeó un par de veces, al mismo tiempo que sus ojos enfocaban a su alrededor, y pronto volvió a ver con normalidad. Aún debía ser de madrugada, pues todo seguía oscuro.

Sentía el cuerpo bastante liviano y por unos segundos creyó haber muerto y renacido. Sin duda, acababa de tener la mejor siesta en toda su vida.

Segundos después de salir del trance despabilante que obtenía al despertar, su cerebro emitió una alerta:

Todo era diferente. Literalmente, todo. Las paredes de la habitación parecían estar forradas de un papel tapiz bastante viejo y un poco destrozado, los suelos eran completamente de madera. Ese no era su departamento. Entonces, reparó en un hecho aún más horrible: su cuerpo entero estaba sumergido en una bañera al tope de hielos.

—S-sh... d-d... a... ¡a-ah...! —aunque trató de hablar, sentía la garganta totalmente seca, como si no hubiese tomado agua en años; por lo que no logró articular palabra alguna.

Izuku recorrió su propio cuerpo con la mirada, desde la punta de sus pies hasta los brazos. Nada le dolía, así que no estaba herido. O, tal vez había pasado tanto tiempo dentro de aquella bañera que el frio le había paralizado la capacidad de sentir algo. De todas formas, no veía sangre por ningún lado y aún conservaba sus prendas de vestir: una camiseta blanca y un pantalón negro.

¿Qué podía hacer? No tenía muchas opciones. Todo estaba sumergido en un silencio absoluto, así que primeramente decidió salir de esa tina de cerámica. Se tambaleó al ponerse de pie y le costó un poco hacerlo sin crear ruido, pero lo logró. Midoriya se deslizó con total sigilo hacia la salida, dejando a su paso un rastro de agua en el suelo. No había una puerta en aquella habitación así que se asomó lentamente por la enorme franja vacía, divisando una puerta a algunos metros de distancia; otra frente suyo y a su derecha un pasillo que llevaba hacia un espacio abierto y que tenía al lado unas escaleras que ascendían.

El último recuerdo que tenía era muy claro: se había ido a dormir alrededor de las 11 de la noche, después de disfrutar el día de descanso de su novio viendo un maratón de películas con su compañía. Ahora, según el reloj que había en los laterales de las escaleras eran las 8:46.