delirio ー [ tododeku AU ]

repetir [1]

Lo primero que vieron sus ojos al despertar fueron un par de orbes esmeralda que lo veían con dulzura. Shōto se reconfortó al notar que nada había sido un sueño o un producto de su mente. Aún adormilado, le mostró una sonrisa cálida.

—Buenos días, Izuku.

—Buenos días, Shōchan...

Todoroki se removió entre las sábanas y escondió su rostro entre el cuello del menor, rodeando su cintura con los brazos para atraerlo más junto a sí mismo.

—¿No dormiste?

Izuku negó con la cabeza.

—No... lo intenté, pero no fui capaz de cerrar los ojos por más de treinta minutos.

—Bueno, es que ahora ya no necesitas dormir —observó con desasosiego el semblante abatido del peliverde—. ¿Fue aburrido? Debiste haberme despertado, así podría haberte hecho un poco de compañía.

—¡E-estuve bien! Te veías cansado y preferí no molestarte... además, pude entretenerme viéndote dormir. ¿Sabías que babeas? ¡Pero es injusto, porque incluso así te ves muy lindo!

—No soy nada lindo... en cambio tú sí lo eres —Shōto se levantó para acercarse a los labios del pecoso y depositar en ellos un beso efímero—. Te amo, Izuku. Te amo demasiado.

—Y-y sabes qué yo también, Shōto...

—No es suficiente. Quiero escucharlo salir de tus labios.

Midoriya se llevó ambas manos al rostro. Aunque sus mejillas ya no podían sonrojarse, el bicolor sabía que él estaba avergonzado y le encantaba ese lado tímido suyo. Esa era una expresión que solo Todoroki sabía hacerle, nadie más.

—Y-yo también t-te amo...

Aunque en realidad nunca le sería suficiente, se encargaría de hacerle repetir esas palabras todos los días.

Shōto volteó hacia el reloj que tenía en su mesa de noche. Marcaba las 6:38 de la mañana y aunque quería pasar todo el día al lado de su novio, llevaba un tiempo sin presentarse a trabajar en el hospital y otra visita inesperada es lo último que deseaba, mucho menos ahora.

—Ah, olvidé decírtelo... —el heterocromático recargó su espalda en la cabecera de la cama, de modo que ahora había quedado sentado en el colchón— Fui nombrado director del hospital.

—¡¿Eh?! ¿E-en serio? ¡Felicidades!

—Por eso mismo, debo ir hoy a trabajar...

—¡Oh! ¡Descuida! Lo entiendo. Es trabajo, después de todo...

Observó con angustia el rostro del pecoso. Al ser un medico reconocido, Shōto siempre estaba ocupado: incluso había ocasiones en las que no podía volver al departamento que compartía con Izuku por días, resultando que Midoriya tuviese que ir a visitarlo frecuentemente, aunque no podían verse por más de 15 minutos porque, bueno... siempre había algo que hacer en un hospital.