delirio ー [ tododeku AU ]

repetir [2]

El trayecto a casa era sofocante y más tardado de lo normal. Le había prometido a Izuku que llegaría temprano, pero como siempre solía pasarle los segundos se transformaban en minutos y los minutos en horas, por lo que la noche se volvía día sin siquiera notarlo.

Shōto no era capaz de mantener las promesas de volver a casa pronto y era algo a lo que Midoriya estaba acostumbrado. Esa horrible costumbre suya había sido una de las razones. La principal, la que desencadenó todo. Y a pesar de haberse prometido a sí mismo que esta vez todo sería diferente, tal parecía que los viejos hábitos no se olvidaban con facilidad.

Los dedos inquietos del bicolor comenzaron a trazar una melodía sobre los bordes del volante. Eso le ayudó un poco a relajarse y el pesar de sus hombros se desvaneció lentamente al divisar una vieja cabaña entre los frondosos árboles del bosque.

Una pequeña parte de su corazón esperaba con anhelo que Izuku lo recibiese como solía hacerlo; con unos ojos desvelados que denotaban no haber descansado por esperar ese momento y una cálida sonrisa seguida de un bienvenido a casa, Shōto. En verdad lo necesitaba, Todoroki sentía esa necesidad que le atravesaba el pecho de saber que todo estaba bien y que todo iría excelente, dejando atrás el pasado y enfocándose en su nuevo futuro juntos.

Cuando menos lo esperó, sus pies ya habían cruzado más de la mitad del corredor de la entrada y aún no había rastros del pecoso, terminando de decepcionarlo y preocupándolo un poco.

—¿Izuku?

¿Dónde podría estar? La casa sólo tenía una entrada. No podía haber salido sin tener la llave... Aunque la casa era vieja y los pisos y paredes de madera comenzaban a ser inestables. Pero él no podría haber escapado, estaba seguro de ello. A menos que...

—¡Ah, Shōto! —escuchó una voz que parecía proceder desde de la cocina. Acto seguido, una sombra se deslizó por en medio de la sala— Lo siento, no te escuché llegar... ¡Bienvenido a casa!

Un relámpago de calma le recorrió la espalda al mayor.

—Izuku.... no sabes cuánto tiempo estuve esperando para oír esas palabras de nuevo.

Todoroki se inclinó hacia el menor y lo envolvió entre sus brazos con delicadeza. Sintió a Midoriya revolverse con inquietud.

—¿Sucede algo...?

—N-no, es solo que... pensé que si prácticamente estoy muerto, debería oler mal así que...

El bicolor esbozó una pequeña sonrisa.

—No hueles nada mal. Y aunque así fuera, no me abstendría de abrazarte.

—S-Shōto... —el pecoso desvío la mirada—  ¡A-ah! ¿N-no tienes hambre? Traté de hacer algo de comer para ti, pero no había nada en el refrigerador.