catástrofe [2]

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Suspiró.

Preferiría mil veces pasar el tiempo que perdía en esas reuniones avanzando su trabajo pendiente para poder salir antes, pero en cambio, ahí estaba escuchando las quejas de los representantes de cada departamento del hospital.

Comenzaba a dolerle la cabeza.

—¡Shōto!

Alzó la mirada un tanto irritado, encontrándose con la mirada furiosa de su padre.

—¡Tú eres el único que falta por votar!

Todoroki frunció el ceño. No había prestado atención, así que no sabía de qué estaban hablando. La mujer sentada a su lado -que reconoció como Kayama Nemuri del departamento de oncología- debió notar su rostro confundido porque le susurró:

—Votamos para aceptar o rechazar la solicitud de ingreso para la pasantía de un chico recién graduado en pediatría.

El bicolor le agradeció con la cabeza.

Realmente no le importaba en absoluto quién entraba y quién salía.

—Claro. ¿Por qué no?

—6 votos a favor y 5 en contra. Está decidido.

Pero, si pudiese volver atrás... nunca hubiera dicho que sí.




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Trazó una línea profunda con el bisturí a lo largo del antebrazo de Izuku, quien a pesar de no sentir dolor, mantenía los ojos cerrados. Shōto suponía que esa reacción se debía a que el pecoso no quería averiguar lo que se asomaría de aquella fisura entre los pliegues de su piel.

Separó con la ayuda de ambas manos la carne blanda para abrirse paso hasta el hueso. La piel de Midoriya se manejaba con facilidad, así que no tardo mucho tiempo en encontrar lo que buscaba. Palpó con suavidad los alrededores del radio y cúbito, así como los músculos entre ambos huesos. El hueso se sentía lo suficientemente fuerte como para no ser frágil y los músculos no estaban rígidos. Era una buena señal y tal parecía que por el momento los medicamentos que Izuku había ingerido estaban surgiendo efecto.

—¿Q-qué es lo que ves? —le preguntó el menor.

—Todo parece ir bien — Shōto volteó ligeramente para alcanzar del estante a sus espaldas una aguja e hilo para suturar—. Las vitaminas están haciendo efecto. Ya voy a cerrarte el corte, ¿bien? Después de esto habremos acabado.

El menor asintió con la cabeza.

Al menos algo bueno había salido del incidente de la semana anterior: el peliverde no volvió a mencionar la idea de salir de nuevo y Shōto agradecía aquello. Sin embargo, el de orbes esmeralda se veía distraído y Todoroki sabía perfectamente que se debía a que había vuelto a ver a Uraraka. ¿Qué tanto había pasado? ¿qué tanto le dijo ella? Eran preguntas cuyas respuestas no se atrevía a escuchar. De todas formas, si hubiese pasado algo más Midoriya ya lo hubiese mencionado. Por el momento, aún estaban a salvo.

—Hoy cocinaré yo.

El pecoso abrió los ojos alzando la mirada. Cuando Shōto terminó con su labor, se quitó los guantes manchados de una sustancia grisácea y viscosa, y continuó:

—¿Qué te gustaría comer?

—P-pues... —Izuku vaciló— ¿Tal vez un Udon?

Todoroki le sonrió. Tomó unas vendas nuevas y comenzó a envolver el brazo de Izuku con estas.

—Suena bien —cuando acabó de hacer el vendaje, se puso de pie—. No quiero verte decaído, Izuku.

El peliverde desvió la mirada hacia el suelo un tanto afligido.

—Yo... lo siento si te he dado la sensación de estarlo. E-es solo que, cuando vi a Ochako caí en cuenta de que no había pensado en mi familia ni en mis amigos para nada... así que ahora no puedo evitar pensar en cómo estarán ellos; en especial mi madre, ambos nos queríamos mucho y yo la extraño bastante.

Shōto suspiró mientras se enrollaba en el dedo un rizo deshecho del peliverde.

—Todos sufrimos con tu muerte. Pero, créeme, Inko está bien ahora.

—Shōto... ¿la seguiste viendo después de que morí?

No. No la había vuelto a ver después la ceremonia de despedida de Izuku y ni siquiera pisó su velorio cuando se enteró que Inko se había suicidado por no poder sobrellevar la pérdida de su hijo.

—La visité algunas veces —mintió—. Pero después de tu muerte ella se mudó a Fukushima.

Esperaba que aquella mentira lo tranquilizara un poco.



●     ●     ●



Todoroki empezó a cocinar unos minutos después. Tenía que hacer algo antes de que las viejas memorias del menor despertaran, porque ya había perdido a Izuku dos veces y no permitiría una tercera vez.

Lo miró de reojo mientras servía los fideos en un tazón. El peliverde estaba completamente embobado viendo unas caricaturas en la televisión. Shōto sonrió ante ese gesto suyo tan despreocupado e infantil, y acto seguido deslizó su mano derecha hacia el bolsillo de su pantalón, tomando un pequeño frasco de vidrio. Abrió la tapa y lo golpeó cuidadosamente contra la palma de su mano: dos pequeñas pastillas salieron rápidamente. Las machacó con la parte trasera de una cuchara y agregó el polvo fino resultante encima de uno de los dos platos de fideos. Después, vertió el caldo de la salsa que estos llevaban y revolvió todo con sumo cuidado.

—Izu, la comida esta lista.

—A-ah, espera, ¡All Might está perdiendo contra los villan-! ¡Ah! —el de orbes esmeralda soltó un grito ahogado cuando el bicolor apagó la televisión con el control remoto—. ¡¿Por qué, Shōchan?! ¡eres cruel!

—Estoy seguro de que All Might querría verte alimentándote en vez de mirando como pelea contra villanos que obviamente derrotará.

Midoriya lo miró haciendo pucheros.

—¡Aun así no tenías por qué apagarla...!

—Anda. Se enfriará.

A regañadientes, el pecoso obedeció y se dirigió a la mesa donde su cena le aguardaba. Era la primera vez que el heterocromático le cocinaba algo y se veía delicioso, así que Izuku se limitó a devorar bocado tras bocado en cuanto tomó asiento.

—Gracias, Shōto...

El de orbes dispares alzo la mirada con las mejillas infladas y un fideo saliendo de sus labios.

—¿Por qué?

—Por todo lo que has hecho por mí... y perdóname por haberte hecho sufrir todo este tiempo. No entiendo cómo es posible que haya llegado a morir, ni tampoco por qué no lo recuerdo.

—No pienses en eso. No fue tu culpa. Perdóname tú a mí por no haber estado contigo en todo momento... si yo lo hubiese hecho tal vez sería diferente.

—No... no es tu culpa... —Izuku entrecerró los ojos mientras comenzaba a cabecear— Accidente... fue un accidente... Shōto...

Finalmente, después de un ruido sordo la mejilla del pecoso se estampó contra la mesa, a pocos centímetros de distancia de su platillo a medio comer.

—Sí, fue un accidente —el heterocromático se levantó de su lugar para ir al lado de Midoriya. Estando ahí, le plantó un beso en la coronilla de la cabeza—. Descansa, Izu.

Esta vez sí haría que todo sea diferente.













delirio ー [ tododeku AU ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora