despertar [2]

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No podía sentir la temperatura del agua que caía sobre sus hombros, pero puesto que Shōto estaba titiritando supuso que estaba fría, tan fría como él mismo debía estarlo.

El heterocromático pasó una barra de jabón por su espalda y la frotó con delicadeza hasta que esta hizo espuma. Del mismo modo, eventualmente fue lavando todo su cuerpo, y cuando Izuku salió de la tina el agua que se había quedado estancada estaba de un gris transparente.

—Voy a tener que ponerte vendas alrededor de tus extremidades... no estoy seguro de si...

Shōto cortó su oración ahí. Midoriya terminó de envolverse en una toalla y bajó la cabeza.

—¿...de si mi piel se va a podrir? —ante ese comentario, el bicolor desvío la mirada. Izuku se arrepintió de decir aquello al instante, pero aún no terminaba de comprender la situación del todo y Shōto no parecía querer revelar más detalles—. Necesito una explicación, p-por favor... ¿¡Por qué si estoy muerto sigo aquí!? ¡Esto es...! ¡Esto no es natural!

—Izuku, cálmate. Te prometo que después de vendarte te diré todo lo pasó.

El de orbes esmeralda asintió sin otra alternativa y Todoroki lo llevó a su dormitorio en la habitación contigua, donde Izuku se tomó asiento en el borde de la cama. El bicolor abandonó el cuarto y cuando regresó traía un botiquín en las manos. Sacó de ahí un par de vendas y posteriormente envolvió con agilidad todas las piernas del peliverde incluyendo sus pies; después brazos desde la punta de los dedos hasta parte del cuello, y mientras hacía todo esto, Midoriya divisó algunos espacios en su piel donde había hematomas gigantes de un color que oscilaba entre el morado y negro.

—No tengo otra ropa tuya más que la que traías puesta... tendrás que usar la mía. ¿Está bien?

El pecoso asintió ligeramente con la cabeza. Antes, casi siempre usaba las playeras y camisas del heterocromático pues le agradaba lo cómodas que eran.

Shōto se dirigió hacia su armario y tomó una camisa blanca y unos bóxers. Izuku se puso todo sin quejas. La camisa le cubría hasta unos cuantos dedos antes de las rodillas, haciéndolo lucir más pequeño de lo habitual aunque era algo a lo que estaba acostumbrado y no le molestaba en lo absoluto. Se la abotonó y arremangó las mangas a la altura de sus codos.

Minutos después, Todoroki se recostó a su lado y colocó su cabeza sobre su regazo. Podía ver desde abajo los rizos opacos que caían sobre el rostro del pecoso. Estando así hasta podía imaginarse que nada había cambiado, incluso podía pensar que seguían en aquellos días donde eran felices sin saberlo; donde el corazón del pecoso aún latía por y para él.

—Caíste de un edificio —empezó a contar el bicolor—. Eran diez pisos... y terminaste encima del toldo de un automóvil. Normalmente en una situación como esa el cráneo estalla y el cerebro comienza a salirse por las grietas que se producen; los huesos se rompen y el cuerpo termina completamente destrozado.

Izuku soltó un jadeo. ¿Eso le había pasado a él? Si esa era la imagen que había en sus memorias perdidas entonces prefería no recordarlo jamás, porque sin duda morir así debía ser... horrible y doloroso.

—Pero contigo no fue así. Cuando te vi... parecías dormido entre el corrugado techo de metal que envolvía tu figura a la perfección. Tus ojos estaban cerrados, tus labios ligeramente abiertos y solo había un pequeño hilo de sangre recorriendo tu barbilla y la parte trasera de tu cabeza. El forense dijo que tu cuello se dislocó y tus costillas perforaron tus pulmones, pero solo eso. Lo demás fueron heridas pequeñas. Fue... inexplicablemente impactante.

El menor quiso tocar instintivamente su nuca, pero no tuvo el valor para hacerlo. Shōto acunó sus mejillas con las palmas de sus manos. Antes, Midoriya habría sentido calidez, pero ahora le era indiferente la temperatura de su tacto.

—Conforme pasaban los días fui perdiendo la cordura. No podía aceptar que te había perdido. Yo... miraba el rostro de las demás personas y al cabo de unos segundos, sus ojos se esfumaban y muy lentamente eran reemplazados por los tuyos. Entonces lo entendí, no podía dejarte ir aún. Así que decidí traerte de vuelta por mis propios medios con lo único en lo que soy bueno: la ciencia y la medicina.

Todoroki Shōto era el hijo de Todoroki Enji; el dueño y director del hospital privado más grande en todo Japón. Aunque desde niño tuvo mucho más interés y destreza para las ciencias, su padre no le permitió ejercer una carrera ajena al campo laboral de la familia, y a pesar de que el bicolor no tenía tanta pasión por la medicina fue uno de los mejores médicos durante el tiempo en que ambos empezaron su relación.

—Compré esta casa alejada de la ciudad, robé tu cadáver y lo mantuve preservado con hielo y formol. Con esos y muchos químicos más detuve la descomposición de tu piel. Y al principio no sabía muy bien lo que tenía que hacer, así que fallé, fallé y seguí fallando... pero me había hecho la promesa de traerte de regreso —una sonrisa se dibujó en su rostro. Midoriya podía sentir el dolor en su voz—. y al fin lo logré. No sé muy bien cómo, pero lo hice. Estás aquí conmigo, una vez más.

A pesar de la grotesca naturaleza que incidía en su historia, el peliverde no pudo evitar sentirse abrumado por todo el sufrimiento que tuvo que haber pasado Shōto. No podía ni imaginarlo, y en cierta forma, lo lejos que había llegado por él demostraba lo mucho que este lo amaba y aunque su corazón había dejado de latir estaba seguro de que lo hubiese hecho por instinto.

—Perdóname por hacerte esto, Izuku. Soy tan egoísta...

—Shōto... aunque no recuerdo nada de mi muerte, estoy seguro de que yo tampoco quería que nuestra historia acabase así de fácil —el de orbes esmeralda le sonrió de manera tranquilizadora—. Y aunque mi sola existencia en estos momentos sea una abominación... estoy feliz por tener otra oportunidad y que sea contigo. S-solo... debo acostumbrarme a este cambio.

Los labios carmín del mayor temblaron hasta ceder en una ligera sonrisa.

—Lo harás bien, estoy seguro. Y me tienes a mí, yo cuidaré de ti. Siempre lo haré... pase lo que pase de aquí en adelante.

Izuku asintió, y bajo la cálida luz de la luna, sus labios volvieron a juntarse una vez más después de un largo tiempo.




delirio ー [ tododeku AU ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora