DIECISEIS

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Mi boda con Mica estaba fijada para el 6 de junio de 1976 (si, al final logré convencerla). Estábamos muy atareados con todos los preparativos, pues no quisimos que nadie nos ayudara.

A penas unos meses antes de la ceremonia, recibí una visita de Mindy hija. Se veía como una joven mujer, a pesar de llevar el uniforme escolar.

También sus facciones habían cambiado un poco, pues su nariz ahora era más respingada y sus margaritas habían desaparecido.

Cuando le pregunte que se le ofrecía, me dijo que sabía que éramos primos, y que necesitaba hablar con migo de urgencia. Pidió ir a donde Mindy no pudiera oírnos, pero le dije que desde hace algún tiempo se estaba quedando sorda.

─Papá desapareció─ me explicó─. Esto es todo lo que dejo en casa. Yo sé que tú sabes algo.

Vació un morral sobre la alfombra, dejando caer un montón de tuercas, alambres y hebillas. Todo estaba cubierto de grasa (aunque en ese momento no podía preocuparme por las manchas en la alfombra).

─Lo siento, Mindy, pero no puedo ayudarte.

Me miró con tanta rabia que se le colorearon las mejillas.

─Yo sé que si puedes. Tu podrías descubrir todo esto si tan solo quisieras ayudarme. A mí, a la prima a la que jamás fuiste a ver en el orfanatorio.

Su voz sonaba tan vulnerable que resultaba hiriente para mí.

─No se...─ titubeé─. No sé cómo ayudarte.

Ella se sacó un papelito del bolsillo y me dijo que lo leyera cuando estuviera solo.

Nos despedimos y, antes de salir, me estrechó la mano.

─Una cosa más, no me vuelvas a llamar Mindy. Puedes decirme Araceli. 

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⏰ Última actualización: May 12, 2019 ⏰

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