Mi boda con Mica estaba fijada para el 6 de junio de 1976 (si, al final logré convencerla). Estábamos muy atareados con todos los preparativos, pues no quisimos que nadie nos ayudara.
A penas unos meses antes de la ceremonia, recibí una visita de Mindy hija. Se veía como una joven mujer, a pesar de llevar el uniforme escolar.
También sus facciones habían cambiado un poco, pues su nariz ahora era más respingada y sus margaritas habían desaparecido.
Cuando le pregunte que se le ofrecía, me dijo que sabía que éramos primos, y que necesitaba hablar con migo de urgencia. Pidió ir a donde Mindy no pudiera oírnos, pero le dije que desde hace algún tiempo se estaba quedando sorda.
─Papá desapareció─ me explicó─. Esto es todo lo que dejo en casa. Yo sé que tú sabes algo.
Vació un morral sobre la alfombra, dejando caer un montón de tuercas, alambres y hebillas. Todo estaba cubierto de grasa (aunque en ese momento no podía preocuparme por las manchas en la alfombra).
─Lo siento, Mindy, pero no puedo ayudarte.
Me miró con tanta rabia que se le colorearon las mejillas.
─Yo sé que si puedes. Tu podrías descubrir todo esto si tan solo quisieras ayudarme. A mí, a la prima a la que jamás fuiste a ver en el orfanatorio.
Su voz sonaba tan vulnerable que resultaba hiriente para mí.
─No se...─ titubeé─. No sé cómo ayudarte.
Ella se sacó un papelito del bolsillo y me dijo que lo leyera cuando estuviera solo.
Nos despedimos y, antes de salir, me estrechó la mano.
─Una cosa más, no me vuelvas a llamar Mindy. Puedes decirme Araceli.
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La de metal
Mystery / ThrillerNo casarte con alguien, sino con un algo, debería de estar prohibido. Cuando no te queda más opción que someterte a lo antinatural, simplemente lo soportas. No importa que tan difícil sea: soportar es agotador y agridulce. Porque el dolor es adict...