QUINCE

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Ni por un segundo dude de Mica. Es más, su confesión me hiso recordar cuando, hace años, había encontrado metal y más metal en su pieza.

Le pedí a Mica que descansara, mientras yo... ¿solucionaba? ¿Descubría?

El problema es que yo no podía verla, así que tenía que arreglármelas de otra forma.

Mi idea menos descabellada fue pedirle a Mindy que cambiara de habitación temporalmente, puesto que esta no se limpiaba desde la muerte de papá.

Entonces, y con la excusa de limpiar la pieza, pude registrar todo sin mucho esfuerzo.

A demás de estar sucia, eran muy pocas las cosas que habían cambiado. Seguía habiendo metal en las cortinas, en la bajada y en el closet.

Además, había un olor a grasa tan fuerte como en una bencinera.

Por lo demás, lo único raro eran los huecos en el colchón.

La de metalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora