32. Pase lo que tenga que pasar

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Pasaron dos días.
Ya habían enterrado a Saúl.
Su muerte inesperada había dejado destrozadas a varias personas. Esos hombres, queriendo lastimar a Altagracia, no solamente se encargaron de secuestrar a sus hijas sino que también le tendieron una trampa al hombre que ella más amaba, matándolo.

Altagracia estaba devastada. Sentía un dolor atroz en su alma, que se propagaba en todo su cuerpo.
Amado, Matamoros y Verónica estaban a su lado, cuidándola e intentando animarla.

"Alta, ya. Deja de comportarte como niña chiquita. Tienes que comer algo."-insistió Amado exasperado.

Altagracia bufó llena de rabia.
"¿No entiendes que no puedo y no quiero comer? Igual esto ya no tiene sentido...Váyanse los tres y déjenme en paz."

"Pero Doña..."

"Pero nada, Matamoros. Váyanse."

"¿Qué es lo que ya no tiene sentido, Altagracia? ¿Tu vida?"-preguntó Verónica.
Ella asintió.
"Pues te equivocas. Tienes tres maravillosas hijas que te necesitan. Dos de ellas están en peligro, secuestradas. Y aunque aún no sabemos nada, estoy segura que eres la única que puede hacer algo para ellas y rescatarlas. Tienes que luchar por ellas y por ese bebé que llevas en el vientre. El último regalo de Saúl..."
Verónica hablaba con énfasis tratando de convencerla, ablandando un poco el corazón de Altagracia y dándole ánimos.
"Has recorrido un camino tan largo y dificultoso; no te puedes rendir ahora."-concluyó.

Altagracia asintió, con el rostro empapado en lágrimas y con la mirada perdida en la nada.
"Tienes razón. No se van a salir con la suya. Viviré para mis hijas y para vengar la muerte de Saúl. Esos animales, sean quienes sean, me la van a pagar."

"Esta es la Altagracia que conozco."-dijo Amado con orgullo.

"No, Alta. Esto no está bien. No llenes tu corazón con más odio y rencor, ni tu vida con más sangre y muertes. ¿Es esto lo que quieres para tus hijas?"

~~~
Unas horas más tarde Altagracia recibió un mensaje de texto: "¿Te gustó la sorpresita que teníamos preparada para el licenciadito? Touché, Altagracia. Te estamos ganando. ¿Te preguntas quién está detrás de todo esto? Ya llegó la hora de vernos la cara, tú y nosotros. Ven a la dirección que te compartí y a la hora indicada, eso si quieres volver a ver a tus hijas. Tu vida, en cambio de las de ellas."

A Altagracia se le congeló la sangre en las venas en leer esto.
"¡Malnacidos!"-gritó llena de furia e impotencia.
El mensaje de texto venía acompañado con dos fotos. Una con Luna y otra con Ariana. Luna dormía tranquilamente sobre una pequeña cama, y parecía estar bien. Ariana en cambio estaba amarrada con unas esposas al regadero de la cama, estaba golpeada y llena de moretones, con una mirada aterrorizada.
Varias lágrimas rebeldes se le escaparon al verla así y la piel se le erizó.
"Les juro que ma las van a pagar, esto no se queda así."-amenazó, como si los tuviera de frente.
-Dios mío, que nadie la haya tocado por favor...-

Pensó algunos momentos en que hacer.
¿Si todo era una trampa? ¿Si pensaban matarla a ella también como hicieron con Saúl, sin ni siquiera liberar las niñas? ¿Si ellos ya no las tenían, si en realidad las habían vendido?
Todos estos terribles pensamientos se le asomaron en la cabeza.
Al final decidió seguir esos órdenes e ir sola en aquel lugar. A escondidas, sin decirlo a nadie.

"Pase lo que tenga que pasar."

 Vino Leticia (La Doña 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora