36. Dolor inexplicable

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Altagracia despertó unas horas después, sintiéndose tan rota y cansada como si hubiese dormido por años con un gran dolor en el alma.
Los ojos le ardían, la cabeza le dolía fuertemente y sentía numerosas punzadas al corazón.
Miró hacia Ariana. La chica yacía dormida sobre la cama, completamente desnuda y desamparada. Su cabello estaba alborotado y sucio, al igual que su cuerpo: sucio de sudor, saliva, esperma. Estaba llena de chupones y tenía algunos feos moretones.
De pronto se acordó de sí misma cuando tenía más o menos su edad, violentada por cinco bestias en una calle de Veracruz. Pero que su hija haya vivido lo mismo y que además ella haya presenciado la escena, la dolía el doble.

Poco a poco Ariana fue abriendo los ojos. Miró con espanto a su alrededor y luego observó por algunos minutos su cuerpo. No osó cruzar su mirada con la de Altagracia. Cuando se dió cuenta de que no tenía con que cubrirse, abrazó sus rodillas y se las llevó al pecho, buscando un poco de calor y amparo. Sentía un dolor inexplicable tanto en el cuerpo como en el alma. Sentía vergüenza, miedo, terror...Se sentía la criatura más asquerosa e insignificante sobre la faz de la tierra.

"Bonita..."-susurró Altagracia intentando captar su atención.
"Chiquita..."-continuó con la voz baja y temblorosa viendo que Ariana no volteaba para verla.
Suspiró.
"Oh bebé...¡Lo que daría para estar en tu lugar!"

Ariana siguió ignorándola.
En la habitación entró Braulio, con una cara de triunfo. Altagracia lo miró con asco y odio, pero esto a él pareció no molestarlo.
"Te gané, Altagracia; por fin te gané. No sabes el placer que me provoca verte tan destruída."

"Tenías que haberme hecho esto a mí, no a mi hija. ¡Infeliz poco hombre! Te juro que esto no se quedará así. Cortaré tu asqueroso miembro en pedazos y te obligaré a comértelo, desgraciado."

"¿Ah, sí? ¿Y como piensas hacerlo? Estás amarrada. Y somos tres personas las que te estamos vigilando."
Altagracia perdió su mirada en el vacío mientras que Braulio se le acercaba. Se sentó encima de ella y empezó a besarle los labios, después el cuello y luego el escote.
"Siempre soñé con hacerte mía. Y llegó la hora de satisfacer todas mis fantasías contigo."-le dijo jadeante.

"Ni en el mejor de tus sueños voy a ser tuya, ¿captas?"-contestó con rabia y soberbia.

"Esto está por verse. MI DOÑA."-enfatizó con sarcasmo estas dos palabras y Altagracia por la rabia le mordió el labio inferior, arrancándole un pedacito de piel.

"¡Zorra!"-le gritó él, pegándole una fuerte cachetada y alzándose.
"¿Sabes qué? Ni que fueras la última mujer sobre la tierra. Me voy a librar de ti una vez por todas, Altagracia. Y no sabes que satisfacción me provocará esto."

Estas palabras captaron toda la atención de Ariana.
Altagracia abrió los ojos como platos cuando Braulio sacó su pistola y la cargó, apuntándole. Todo en cuestión de segundos.

Apretó el gatillo y un ruido sordo y aterrador se escuchó.

"¡Nooooooo!"

 Vino Leticia (La Doña 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora