1. Recuerdos que duelen

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Hola!
Pasó bastante tiempo desde que subí esta historia y al principio dije que estaría formada solamente por un capítulo.
Sin embargo ahora tuve otra idea y la voy a meter en práctica.
Ya sabemos algo de lo qué pasó después de que Alta huyó de Mexico gracias a aquellos capítulos de ESDLC, y tomé eso como base para empezar.
Así que esta será una nueva historia de La Doña 2.
Espero que les guste la idea y que me acompañen, aunque es posible que ya estén hartos de mí 😅🙈
Estaré actualizando en paralelo esta historia y 'Somos Amor'.

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El reloj marcaba las 3:20 de la noche.
Altagracia esperaba con impaciencia, sentada sobre el sofá de una recámara sumergida en la semi-oscuridad.
Fumaba lentamente de su puro y bebía tequila con hielo, mientras que por su cabeza rodaban miles de pensamientos: la huida en el mar, Paris, la breve historia con Amado, Madrid, la cacería a aquel policía corrupto, luego Tijuana y la alianza con algunos narcotráficantes.

Estaba harta de tanta acción, peligro, balas, sangre, dificultades...Por una vez en su vida quería tener paz, tranquilidad y una vida normal. Pero sabía que nunca lo iba a conseguir. En fin de cuentas la vida nunca se la haría fácil a una mujer como ella, Altagracia Sandoval, la Doña.
Además seguía deseando tener el poder, y recuperarlo implicaba sus riesgos.

De repente varios recuerdos la asaltaron, sin dejarla respirar.

"Confía en mí, conmigo el viento siempre va a ser fresco."

"Tontito sería si algún día te dejo ir."

"Eres la mamá de Mónica, la mujer que amo."

"¿Cómo puedo creer en alguien que dice quererme como una madre cuando no quiere ni a su propia hija?"

"Eres mi hermana, pero eres una asesina."

"¿Cuántas personas más veré morir por tu culpa, Altagracia?"

"Altagracia Sandoval: la viuda negra."

"Quizás eran amantes y disfrutaban del sexo salvaje."

"Déjame ayudarte. ¡Eres mi madre! Has pasado la vida con tanto tú sola..."

Varias lágrimas calientes empezaron a bajar, mojándole las mejillas. No se percató de secarlas.
Siempre intentaba hacerse la dura, pero habían veces en las cuales no podía más y estallaba.

Cuatro años habían pasado desde aquel día en el cual decidió dejar todo a sus espaldas y huir para salvarse, para no quedar presa. Y todavía esas palabras resonaban fuertemente en su cabeza y la herían en lo más profundo, como si de una lluvia de balas se tratase.

Alguien encendió la luz, haciéndole pegar un pequeño brinco y sacándola de sus pensamientos.
"Amado..."

"No pensaba verte en ese estado. ¿Qué pasa, tienes miedo?"

Altagracia suspiró hondo, terminando de un solo sorbo toda la tequila que quedaba en el vaso.
Sí: tenía miedo, pero no quería admitirlo.
Estaba nerviosa, agitada, con un montón de dudas e inseguridades. Lo que sí sabía era que no quería escapar más. Necesitaba recuperar su vida, su empresa y su identidad.

Ese era el día más temido y más anhelado durante todo ese tiempo: el día en el cual regresaría a Ciudad de México, cara a cara con su pasado.

"¿Ya está todo listo?"-preguntó con dureza en la voz.

"Sí. La avioneta te está esperando. Ismael te va a acompañar. En la mañana témpano ya estarás a destinación. Aquí tienes el dinero que te prometí y los documentos falsos."

Altagracia había decidido por el momento regresar bajo otra identidad, esa que utilizó durante todo el tiempo que estuvo en París: Leticia Belmonte.
Pero solamente sería por poco tiempo, hasta que se aclare su situación legal.

"Pensé que me ibas a acompañar tú también."

"Tengo que quedarme aquí."

"Claro, si no la güerita se va a poner celosa."-ironizó, con algo de despecho.
Durante su vida había perdido todo lo que quería. Ni siquiera a Amado logró mantenerlo a su lado. No lo amaba, pero tampoco lo consideró solamente un desquite, una diversión para una noche. No; se trataba de algo más. Mientras que ella para él nunca significó nada y esto era un duro golpe para su orgullo.

"¿Me vas a extrañar un poco?"-preguntó riendo y acercándose a él.

Amado sonrió sin contestarle a la pregunta y le acarició la mejilla, para luego depositar un beso en esta.
"Creo que ahora nuestros caminos se separan definitivamente. Adiós Altagracia, te deseo mucha suerte. Que todo te salga bien, tal y como lo planeaste."

Altagracia sonrió pícaramente. No se resistió y acopló sus labios a los de él, para dejarle un último recuerdo y quizás, algo de ganas para volverla a ver. Tiró de su labio inferior hasta que de este salió un poco de sangre.

"Adiós Amado."

 Vino Leticia (La Doña 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora