Capitulo 13

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Estaban de nuevo en la carretera, les habían aconsejado que Elena se quedara al menos un día más para descansar debido a que estaba recién operada, pero Dean no había aceptado eso y mucho menos Elena. Odiaba los hospitales, así que apenas salió el doctor de la habitación, pidió ayuda para levantarse, se vistió y Sam la cargo hasta el auto.

Se había quedado dormida luego de unos kilómetros, al igual que Sam, por lo que Dean estaba solo con la música de fondo. La miro por el retrovisor, su ceño estaba fruncido, siempre que tenía pesadilla hacia ese gesto, el con el tiempo era algo que había aprendido.

Sabía que ella les escondía algo, no estaba bien desde que volvieron a Tulsa, pero no quería preguntarle sabía que lo negaría, ya la conocía demasiado bien.

- ¿Nena? – la llamo, pero ella seguía durmiendo. - ¿Sammy? – volteo a verlo y quiso reír cuando noto que tenía la boca abierta. – Ok – susurro cuando noto que ambos estaban profundamente dormidos. – Cas, necesito hablar, te necesitamos... creo que – el sonido de un aleteo lo interrumpió y el ángel aprecio en el asiento de atrás al lado de Elena.

- Hola Dean. – lo miro confundido y miro a Elena. - ¿quieres que la cure? – no alcanzo a contestarle cuando él ya había apoyado sus dedos sobre la frente de la chica.

- Gracias por eso. – se dio vuelta unos segundos y comprobó que los golpes en su cara habían desaparecido, por suerte ella seguía dormida. – pero no por eso te recé. Creo que Elena nos está ocultando algo, algo grande. Luego hablare con Sam, pero necesitamos averiguarlo.

- Dean, ¿Por qué no se lo preguntas a ella? – miro a su amiga a su lado descansando, sabía que los Winchester siempre eran de hacer las cosas a base de mentiras, él había aprendido lo mismo de ellos, pero no creía que Elena se lo merecía.

- ¿en serio crees que me lo diría? – Castiel apretó lo labios.

Habían llegado hace unos minutos, y estaba tardando en llegar hasta su habitación debido al dolor que le provocaba caminar, pero no por eso iba a dejar el orgullo de lado. Dean le había dicho que Cas la había curado, pero su cuerpo se seguía sintiendo débil.

- Len... - ella lo miro seria dejándolo callado, quiso sonreír, amaba cuando lo miraba de esa forma dominante, le recordaba cuando lo hacía en los momentos más íntimos. Decidió seguirla por detrás, callado, por lo menos así cuidaba que llegue bien. De reojo vio a Sam mirarlo divertido y bufo, volviéndose a ganar una mirada de la chica que caminaba encorvada delante de él.

Cuando por fin logró llegar a la habitación, con cuidado se sentó en la cama, mientras que Dean ponía unos almohadones en su espalda. Le pidió que le alcanza su cuaderno de dibujos que estaba sobre el escritorio, ya que debía descansar por lo menos iba a hacer algo que la entretuviera unas horas.

Cuando vio el cuaderno, Dean la miro de reojo y decidió abrirlo. Lo primero que vio fueron unos ojos dibujados, recordó cuando la encontró dibujándolos. Siguió con la siguiente hoja escuchando las quejas de Elena para que dejara de verlos, y noto el rostro de un muchacho, lo observó por unos segundos, no había que ser muy inteligente para saber quién era. Nunca había visto una foto de él, pero supo enseguida que era Joan. Lo observo por unos minutos, era todo en lápiz negro excepto por sus ojos, estos estaban pintados en un color celeste, poniéndolo incomodo por la mirada que el chico del dibujo le daba.

El siguiente dibujo era un paisaje, lo encontró parecido al tatuaje de Elena en sus costillas. Argentina. Elena le había contado que con sus padres solían visitar el sur de dicho país todos los veranos, al menos una semana, era una costumbre que tenían. Se hospedaban en una cabaña en la cordillera de los Andes, como un escape de la ciudad y como una tradición familiar.

La belleza del lado oscuro | SupernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora